Sorprende que la gente siga queriendo más cine bélico palomitero y si es al estilo Rambo, es decir con un personaje pasándolo mal, mejor que mejor. Los problemas no siempre tienen una respuesta sencilla, principalmente porque cada cual los vive y experimenta en función a su propia experiencia. A una particular y muchas veces intransferible.
Los directores lo han jugado bien, porque existían tres factores en la historia que no han perdido de vista en ningún momento;
-La guerra y el peligro que conlleva por las minas y el enemigo que puede estar buscándolos.
-La deshidratación y lo que esta conlleva de pérdida de lucidez, alucinaciones y debilitamiento.
- La búsqueda de respuestas que a veces no siempre supone un viaje fácil ni corto al pasado, donde estereotipar como suele hacer Hollywood, "lo pasé mal de crio" y ya está, no es suficiente.

La gente olvida o simplemente no sabe qué "exige" a ciertas historias. Puedes aguantarlos en un bar tomando copas, y dándole vueltas toda la bendita noche al mismo tema, sin ser capaces de ver o ser conscientes de porqué han llegado a ese punto. Ya sea que le ha dejado su pareja, o que metió la pata con alguien, o por la razón que sea. Y si encima están algo nerviosos, o no han dormido bien la noche anterior, se escudan en ese estado de ánimo y te dicen al día siguiente, que les perdones, que estaban tensos o afectados por tal o cual cosa. Que si tienen que esperar algo, lo que sea, de pié más de dos horas los tendrás que escuchar durante días quejándose, que si les duele un poco la cabeza no están para nada.

Pero les cuentas una historia en la que un tipo está en pleno escenario de guerra, con gente que tira a matar, con un "amigo" (que no conocido) que sale volando por los aires delante de él y se termina volando la tapa de los sesos. Que pisa inmediatamente una mina y ve sentenciada su vida. Se las apaña como puede para pedir ayuda por radio y le dan una fecha de rescate que le quitaría las ganas a cualquiera, bajo un sol de justicia, sin agua, llegándose a beber su propia orina, sin poder casi moverte, entre el delirio, el agotamiento y el peligro. Alucinando. Intentando mantener la cordura. Con la visita de un beduino / conciencia. Y saltan los listillos de sofá y se preguntan que porqué no resuelve esos problemas existenciales, en unos minutos. Y claro, ya me los imagino comentando la película en plan: "pues yo habría hecho esto y aquello" (tomándose la cervecita un un bar y lo mismo quejándose a los amigos en plan "oye, no está el aire acondicionado muy fuerte" ).

Es lo que tiene el cine, que para disfrutarlo, al menos este tipo de cine, hay que poseer o ejercitar el músculo de la empatía. (RAE "Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos".)

Me ha parecido un buen trabajo por parte de estos directores, que no han cogido el atajo fácil, el palomitero, y le han dado a la historia el peso y ambiente que precisaba.

Recomiendo a los que os ha parecido poco sufrida la historia, que la próxima vez que os cortéis cortando el pan, cuando vayáis al médico le exigíais que no os ponga anestesia para los puntos, que os cosan tal cual. Que no os vais a morir por ello, os lo aseguro, y quizás la próxima vez que veáis una película de "acción" y el protagonista se haga un corte, al menos aunque sea por experiencia, empatizareis algo más con la historia.

Le doy un 8.