Está claro que el director se lo ha pasado genial escribiendo y dirigiendo esta película. Se ha reído tanto con sus propias gracias, que las carcajadas le han impedido pensar en qué historia trataba de contar.

Tensión constante, desde los primeros minutos del film, y una divertida interpretación de Johnny Depp. Aunque te hueles el final, la resolución está contada de una manera original, y no te esperas ciertas cosas, en estos tiempos de "to er mundo es güeno" que imperan en Hollywood.

Actualización de las tramas y el estilo de las novelas de Raymond Chandler, protagonizada por un chorizo metido accidentalmente a actor y un enorme detective gay.

Una personalísima voz en off, un buen puñado de pintorescos personajes y el consabido lío argumental, además de la división del film en capítulos titulados como novelas de Chandler, son los elementos más clásicos de esta película con una primera media hora magníficamente demencial y divertida.

Ópera prima como director del guionista de acción de moda en los 90: Shane Black, autor de Arma letal, El último boy scout y Memoria letal, entre otras.

Eso sí, la mejor relectura del universo Chandler sigue siendo El gran Lebowski.

Excelente factura (a nivel americano en un 95%) para un guión de tercera o cuarta división. El guionista Manu Díez parece haberse empapado de lo peor de las películas de terror adolescente de la pasada década. Pero el labor del realizador Luis de la Madrid y el director de fotografía David Carretero merece ser valorado muy positivamente.

Sinceramente, aparte de las actrices pechugonas que pueblan cada capítulo, ¿qué interés ofrece esta serie? He dicho sinceramente. Pues la verdad es que poco, porque las tramas son la cosa más insulsa y repetitiva del mundo. Pero probablemente las tallas generosas de sujetador sean un motivo más que suficiente para seguir la serie. Si no de qué iba a durar lo que duró "Los vigilantes de la playa".