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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Críticas de Maldito Bastardo
Críticas 2.181
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de octubre de 2006
139 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ritmo, esa es la respuesta.

Algún espectador puede preguntarse a qué es debido ese ritmo lento de las primeras secuencias. Porque vemos a la protagonista enmascarada deambular tanto tiempo por las escaleras y las habitaciones de la casa. Porque el montador del filme decidió no cortar antes de tiempo cuando todos pensábamos que la secuencia no tenía nada más que contar…
Y la respuesta es el ritmo.

Sin esas secuencias previas la alargada e interminable secuencia de la operación carece de significado y esencia.
Georges Franju lo tenía muy claro: engañar al espectador seduciéndolo con un aparente thriller que en principio parecía que iba a sugerir, que no iba a mostrarnos el horror (la secuencia del deposito de cadáveres, la máscara, la ausencia de espejos, el uso del fuera de campo). Para después amplificar la violencia y dar el golpe de efecto al espectador.

Al igual que la victima en un plano subjetivo el espectador presencia el horror. Aquello que nos habían ocultado y ahora nos van a mostrar detenidamente, paso por paso, momento por momento, pinza por pinza, bisturí por corte, thriller por horror con grima incluida.

Se nota también que hay clase: guión escrito por el mismo autor de la novela (Jean Redon), Pierre Boileau y Thomas Narcejac (“Las diabólicas” y “Vértigo”) y Claude Sauset, Y que si este filme estuviese dirigido por el mismo Hitchcock figuraría en todas las listas de mejores películas por encima de la sobrevalorada “Psicosis”.

“Ojos sin rostro” da como resultado una extraña y fascinante cinta que es fundamental para entender el cine de terror posterior. Una fábula oscura sobre el amor y sus consecuencias. Con un raro canto a la libertad y la liberación donde la belleza convive con lo truculento.
Bella metáfora fundida en el horror.
Maldito Bastardo
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8
2 de enero de 2014
203 de 303 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gusta recurrir a clichés, generalizar y frases hechas pero, después las furibundas reacciones sobre “La vida de Adèle”, nadie entiende a las mujeres… y mucho menos si son lesbianas cabreadas. Es una indudable verdad que a las mujeres no se las entiende, se las quiere… y punto. Y por ese motivo (después del último punto) llega el arranque de esta carta de HAMOR a todas las lesbianas iracundas, esas mujeres que han defecado excrementos por su boca sobre esas alargadas y polémicas escenas sexo entre dos actrices heterosexuales, la deshonestidad de la propuesta y el oportunismo (conformista) de la cinta de Abdellatif Kechiche. Aquellas señoras que han clamado desde el bostezo contra la película que se ha ganado el corazón de la crítica (hiperbólica), alzado con la Palma de Oro en Cannes y que, en definitiva, ha sido nominada a los Globos de Oro, Satellite Awards, Premios del Cine Europeo o Independent Spirit Awards. Que si es una aburridísima fantasía pornográfica disfrazada de transcendencia y calado dramático, que si es morbo despreciable, que si no tiene argumento ni guión y muestra a gente durmiendo todo el rato (¡Warhol sólo hay uno, hijos de fruta gabachos!), que si las películas con grandes historias de amor tienen que ser tan castas como “Casablanca”, que si para ESO se inventó la elipsis y que si todo es un monotema sexual para crear polémica gratuita en un país hipócrita y falso. ¡Qué vuelan los Tomates Asesinos (castos y heterosexuales) a Francia YA! En definitiva y resumen, esta carta va dirigida a esas hembras que han criticado hasta la bilis el morbo gratuito de una propuesta reputada como pornográfica e irritante, enfocada únicamente al público heterosexual (corto de miras y voyeur nato, según ellas) para su material masturbatorio y segregación bucal. Porque al cine uno va a hacerse un dedo o una paja, ¿no?

Queridas lesbianas cabreadas, el (gran) cine vive muchas veces de la polémica y las largas secuencias de sexo que protagonizan Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux no surgen ahí por casualidad (ni furor escrotal o uterino), ni Abdellatif Kechiche estaba ocupado bajándose la cremallera durante el rodaje y extasiado dándole a la zambomba eludiendo decir CORTEN. No, se trata de una prueba de fuego para que el propio espectador se enfrente a sí mismo y a sus prejuicios sobre la aceptación de ver a dos mujeres que se aman practicar sexo (a tiempo real). Así de simple, así de natural. No hay nada más dentro de ese hiperrealismo en que queda enmarcada la propuesta… y vosotras, lesbianas cabreadas, no habéis superado la prueba porque habéis demostrado que realmente no os aceptáis a vosotras mismas ni a cómo os ven otros. Otra cuestión es que podemos aceptar la crítica desde el conocimiento y que deberían haber contratado a actrices lesbianas (o consultoras o asesoras homosexuales) que hubieran enseñado a las actrices a usar las manos (que luego van a la comida) y perfeccionar la ‘tijereta’ como plausible ejercicio de realidad. “La vida de Adèle” quiere, pretende y se desvive por ser un docudrama de amor en toda su extensión trascendental y, por si lo desconocíais amadas lesbianas cabreadas, la gente que se quiere también folla en cuadrupedia o en misionero, pero folla al fin y al rabo. ¡No tenéis la exclusividad de ciertas posturas ni inventásteis el kamasutra, hijas mías!

El azul es un color cálido y aquí representa el amor. La puesta en escena de Kechiche circula sobre un ciclo vital de la propia Adèle: la vemos soñar, comer, caminar, bailar sobre una cambiante banda sonora, conversar desde la vacuidad al arte al relacionarse con otras personas, volver a su hogar, crecer y, por supuesto, fornicar. La propia película parece repetir esa aparente monótona estructura como si estableciera una vinculación orgánica pero también habita una transformación azulada de la protagonista, vampirizada por ese amor que emerge en su adolescencia y con el que se sumerge en la madurez, en ese mar de deseo que al final sabe a amor y en el que ahoga sus penas. Evita la devastación y exuberante tristeza del material original para sentenciar el sufrimiento significativo de ese camino de Adèle perfilado sobre el destino y ese contraplano final que invita a la despedida del espectador. No elegimos de quién nos enamoramos. Nadie lo hace. Y aquel torbellino de sentimientos a flor de piel, de realismo construido a base de diálogos en apariencia improvisados, gemidos, lameteos y miradas luminosas se convierte en un huracán de universalidad. En matices de un teatro que representa al amor condenado a fracasar y ser arrastrado dentro del recuerdo. Tan banal y física como profunda y emotiva, “La vida de Adèle”, queridas lesbianas cabreadas, sencillamente no os ha gustado porque sabéis que en realidad no habla sólo de vosotras sino de todos nosotros, de ese amor puro y la pérdida del mismo, del reencuentro y la separación sobre un telón en el que no importa el sexo o la orientación sexual. Porque, al final del cuento, todos somos una lesbiana cabreada vestida de azul que debe volver sola recordando el camino por el que anduvo previamente. Así es la vida, te llames Adèle o Ambrosio.
Maldito Bastardo
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1
23 de diciembre de 2011
113 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si durante la proyección me hubieran sodomizado 78 piratas somalíes, dos elefantes, cuatro caballos y Paquirrín (dos veces) seguiría recordando como experiencia más traumática haber visto “Noche de fin de año”.
Horrible de principio a fin. La película trata de muchos personajes e historias que se cruzan en durante la noche de fin de año en Times Square pero todo está tan visto y copiado… todo es tan horrible, tan ridículo y está hecha con tan pocas ganas que en vez de hacer que tengas buenos y dulces sentimientos para finalizar el año… provoca que vayas a una tienda de armas e inicies un movimiento de nueva colonización americana. ¡Si mis antepasados tuvieron parte de culpa en todo esto quiero arreglarlo ya!

Solo puede entenderse como la apología más descarnada y descarada del product placement porque se anuncia de todo: Nivea, móviles, coches, ordenadores e incluso se permite colocar un enorme póster de “Sherlock Holmes 2” en la Séptima Avenida (recordemos que New Line Cinema fue succionada, que no absorbida, por Warner Bros). Ni el traje rojo-que-te-las-cojo de Halle Berry salva la función y me da pena pensar que si ganas un Oscar al parecer acabas… ¡haciendo esto!

Lo-peor-de-lo-peor:

— Abigail Breslin lleva más maquillaje puesto que su madre en la ficción: Sarah Jessica Parker. Bueno, hace de niña de quince años y es cierto que ahora con el chonismo por bandera el maquillaje es vida. Pero… que estamos hablando de Sarah Jessica Parker… ¡De Sarah Jessica Parker!

— Michelle Pfeiffer le dice a Zac Efron que le duplica su edad… Bueno, casi se la triplica por no querer utilizar maquillaje… Seguramente se lo robaron del camerino Abigail Breslin y Sarah Jessica Parker.

— Jon Bon Jovi actúa mejor que Hilary Swank que a su vez actúa mejor que Robert De Niro… ¡Que les quiten los Oscars y se los den a Jon Bon Jovi!

— Lea Michele no sabe hacer playback. ¡No sabe!

— Katherine Heigl interpreta a una reputadísima chef de cocina a la que vemos únicamente y al parecer durante todo el duro día de trabajo… ¡cortar una piña! ¡Y encima no sabe ni hacerlo!

— Pero el súmmum del ridículo es el ‘momento-zapatos-divinos-de-la-muerte de Sarah Jessica Parker’ aunque parezca más que un anuncio de Chanel uno de compresas de Concha Velasco. ¡Pa’ mearse entera y ‘toa’! ¡Y encima hacen spoiler en el póster!


Todos los personajes esperan que caiga un bola pero a mí se me cayeron las mías al suelo, de la vergüenza ajena, durante las casi dos horas que dura el bodrio.
Maldito Bastardo
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6
25 de febrero de 2006
108 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es totalmente un biopic al uso. “Capote” narra el proceso de creación de una de las novelas más significativas del siglo XX. Combinó el estilo periodístico con el literario y marcó un antes y un después como sucede con las grandes obras. Una obra de la que Truman Capote no se recuperaría y marcaría su vida hasta su muerte.
Tampoco es un mero docudrama de como se escribió “A sangre fría”. Creo que profundiza mucho más en las consecuencias para la autor como para los asesinos. Como el propio Capote dijo “No murieron cuatro personas en aquel crimen; fueron seis”, aunque yo diría que con el paso de los años fueron siete.

“Capote” se centra en la relación que mantiene el autor con los asesinos para retratarlos en su novela, en especial con Perry Smith (Clifton Collins Jr.). Truman cruza la línea que separa al espectador del intruso y se involucra profundamente tanto en las vidas de las victimas como de sus verdugos.

Lo que destaca de “Capote” de manera unánime se podría decir es la interpretación Philip Seymour Hoffman. La mejor del 2005. Un gran actor secundario que pedía a gritos un papel principal como este y no falla. Philip Seymour Hoffman no sólo borda su interpretación, se convierte en el mismísimo Truman Capote. No sólo es fachada, también desarrolla el trauma interior del autor.

“Capote” refleja la excentricidad, egolatría, manipulación, pluma, falsedad, alcoholismo, locura y genialidad de uno de los escritores americanos más significativos. De reinona de las fiestas de sociedad a perra mentirosa en la penitenciaria. De interesado cronista de un crimen a post-participe del mismo y verdugo/salvador de los propios asesinos.

Bennett Miller dirige de manera correctísima y académica. Aunque a “Capote” le falta ese punto para perdurar y rematar la faena. Resulta fría y distante en los momentos en los que tendría que ser cercana y estremecedora. Hubiese quedado mejor combinando más el proceso del autor con el que lo propicia. El de ficción y realidad.

Encuentro ligeros defectos en detallar más a los verdugos que a las victimas. También en autocensurar la homosexualidad de Capote. Se insinúa pero no se muestra un simple beso, un te quiero o algo más que un trato afectivo con su compañero sentimental Jack Dunphy (Bruce Greenwood).

Recomendable (que no imprescindible) para los amantes del universo de Truman Capote. Para el resto, de obligada visión (mejor en TV o en DVD) para ver la mejor interpretación del 2005 y una interesante película respaldada en un sólido guión.
Maldito Bastardo
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1
30 de abril de 2007
160 de 221 usuarios han encontrado esta crítica útil
§ Métodos de tortura:

× Top 5 de la Edad Media (Espacio Patrocinado por La Inquisición):

• 1) La rueda: El condenado, desnudo, era estirado boca arriba en el suelo, o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo asestaba golpes violentos a la rueda, machacaba todos los huesos y articulaciones, intentando no dar golpes fatales. Después era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban las cuencas de los ojos de la víctima, hasta que a ésta le llegaba la muerte.

• 2) El aplastacabezas: La barbilla de la víctima se colocaba en la barra inferior, y el casquete era empujado hacia abajo por el tornillo. Los efectos de este proceso son evidentes. Primero, se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, y luego el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.

• 3) El tormento de la rata: Consistía en colocar una rata sobre el abdomen del torturado, encerrada en un jaula abierta por abajo, mientras los verdugos la hacían rabiar con palos ardiendo, de forma que el animal tenía que buscar una salida y a mordiscos abría un túnel en las tripas del condenado, llegando, a veces, a salir por otro lado del cuerpo.

• 4) La doncella de hierro: Por fuera, la doncella parecía inofensiva y nada peligrosa, pero en su interior había unos clavos ocultos de hierro cuyo fin no era matar rápido, sino torturar despacio. El objetivo último de este artilugio en general era empalar a la víctima e infligirle un gran dolor y castigo.

• 5) La cabra: Una vez que al torturado se le habían fijado los pies a un cepo, se procedía a untar las plantas con sal o sebo. La cabra atraída por el condimento, comenzaba a lamerlas, y la aspereza de su lengua hacía que atravesara la piel y dejara los pies en carne viva, llegando en ocasiones hasta el hueso.

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× Top 5 de la Edad Contemporánea - Made in Spain (Espacio Patrocinado por los Mass Media):

• 1) El gran marciano

• 2) OT la película

• 3) F.B.I.: Frikis Buscan Incordiar

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¿Qué faltan dos? ¿O sobran tres?

Para aquellos que no hemos probado los depravados métodos de tortura de tiempos pasados ni contratado con Air Bush Lines un viaje con todos los gastos pagados a Guantánamo, asomarse a la caja tonta y sus descendientes catódicos cinematográficos, en forma de aberración e insulto sólo superable con una ejecución en directo televisada, puede suponer y debería figurar en todos los libros y enciclopedias como un método de tortura de daños psíquicos irreparables.

P.D. (a la última moda): Y encima de putas ponemos la cama en forma de subvenciones.
Maldito Bastardo
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