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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Críticas de Neathara
Críticas 1.158
Críticas ordenadas por utilidad
9
31 de mayo de 2007
112 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi película de terror favorita junto "Al final de la escalera" de Peter Medak.
Desde el principio, con el inquietante prólogo en Irak hasta el violento final, "El exorcista" reúne casi todas las virtudes de las que la mayoría de filmes de miedo carecen; un acertadísimo crescendo que empieza bajo en intensidad- una madre divorciada y actriz que vive con su hija preadolescente, la cual empieza a mostrar un comportamiento extraño- para ir aumentando progresivamente, de modo que el espectador pueda vivir la agonía de la niña, que no entiende lo que le ocurre, el dolor y la impotencia de su madre (magnífica Ellen Burstyn), la ineficacia de los médicos y finalmente la rendición ante unas fuerzas inexplicables y terroríficas. Decía una persona en una crítica anterior, decepcionado ante lo "Quizás se deba sólo a interpretaciones religiosas, pero siempre me había imaginado a Satanás como un ente tan malévolo como inteligente, tan perverso como ingenioso, pero a la vez dotado de cierta dosis de sutileza". Me temo que esta visión de Satanás es bastante idealista y se corresponde más bien con las películas del tipo "Un pacto con el diablo" que a lo reflejado en la Biblia, en la que figura como un ser astuto, pero obsceno, lujurioso, mentiroso y pervertido (todo lo contrario a Dios).
Consideraciones religiosas aparte, el filme muy logrado, no se limita a dar sustos sin ton ni son como suelen hacer la mayoría de películas de terror y una de sus mejores bazas es esa primera parte que algunos encuentran aburridísima y otros tenemos por imprescindible. En lugar de ir a lo fácil y empezar con la posesión en sí, el pulso casi clínico de Friedkin nos acerca al entorno de la familia poco a poco, a los primeros indicios de perturbación y más tarde, a la posesión propiamente dicha, todo con la música, mil veces imitada, del "Tubular Bells" de Mike Oldfield.
Ningún personaje es simple ni prototípico y se agradece.
Poco más se puede decir, que no se haya dicho ya. Que la atmósfera de corrupción, enfermedad y muerte que emana cada vez que la cámara entra en la habitación de Regan no la he vuelto a ver en ninguna película. O que el doblaje en inglés del demonio, por la mítica actriz Mercedes MacCambridge acojona el triple que el doblaje en español. En conclusión, que hay películas que son imprescindibles; y "El exorcista" es una de ellas.
Neathara
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7
5 de enero de 2011
110 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película hubiese sido ejecutada por cualquier otra nacionalidad, podría acusársele de pretenciosa y de buscapremios, pero como es inglesa y se da el caso que estas películas los ingleses las hacen como el que se pone una camisa Harvie & Hudson hecha a medida en la mejor tienda de Oxford Street, nos hallamos ante un claro ejemplo de drama de época británico serie media.

Por supuesto los dramas británicos de época ya cuentan con seis estrellas de base en la puntuación, porque siempre reúnen tres requisitos indispensables para una buena película: actorazos de caerse de espaldas, ambientación de caerse de espaldas y una historia que en manos americanas hubiera provocado una debacle del kleenex en todas las multisalas, pero que siendo inglesa, invita más bien a enjugarse discretamente una furtiva lágrima con un pañuelo de encaje.

"El discurso del rey", tan afín a la apreciable "La locura del rey Jorge" narra los acontecimientos que provoca la abdicación de Eduardo VIII en favor de su tartamudo hermano Jorge VI. En realidad lo narrado no va más allá de una anécdota histórica: el rey tartamudo contrata a un especialista del habla con cuya ayuda consigue salir más o menos del paso el día de su coronación y gracias al cual consigue ejecutar uno de los mayores retos de su vida: dar un discurso completo el día que Inglaterra le declara la guerra a Alemania. Una se pregunta si teniendo el rey este problema y no existiendo televisión por aquellos momentos, no hubiese sido más sencillo que un "negro" de voz le hiciese el papel a través de la radio; pero según la película, Jorge VI fue un tío legal y se las vio y se las deseó para poder dar él mismo sus propios discursos.

Resulta admirable que en una película cuyo tema central es el habla, se preste tanta atención al lenguaje visual como al lenguaje oral, evitando la tentación de lo teatral, tan cara a la cinematografía inglesa. Además los rostros de Colin Firth (qué mirada más angustiada y angustiosa) y de Geoffrey Rush convierten en innecesarias las explicaciones. Dos grandes actores que se bastan por sí solos para dar vida a la función y bien arropados por un excelente reparto en el que destaca una enamorable Helena Bonham Carter y el majestuoso Michael Gambon como el padre del rey fallido y del rey tartaja.

Mucha calidad y poca sorpresa para un discurso del rey que veremos si en los próximos meses se transmuta en un discurso de Oscar.
Neathara
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6
4 de junio de 2009
187 de 275 usuarios han encontrado esta crítica útil
A considerar antes, durante y después:

1- El factor "háztelo tú mismo". Al parecer hay quienes dicen no haber entendido esta película. Sin embargo esta película es terriblemente sencilla, pero todo el mundo parece empeñado en convertirla en algo terriblemente complicado. Me explico: Bergman proporciona unos cuantos tablones de madera y algunos tornillos y un manual de instrucciones que indica con toda claridad cómo montar una simple mesa. Por razones que cualquier comprador de muebles IKEA podrá comprender, la mayoría de la gente coge el material y de alguna manera se las arregla para construir cualquier cosa que no tenga el remoto parecido con una mesa. De nada sirve que las actrices, el director, el guión y hasta la fotografía y los planos griten: "¡SOY UNA MESA!". Que la gente hace lo que le da la gana.

2- El factor felpudo: en los años sesenta y en concreto en la deprimente España, existían dos tipos de espectadores que acudían a ver a esta "Persona". La primera clase eran gafapastas, gentes de bien que se reunían en los sagrados antros del metal, digo de las filmotecas y similares para celebrar los íntimos misterios del existencialismo nórdico. La segunda clase, aún más meritorios, eran los conocidos como "Pajapastas". Gente que acudía en tropel porque había cundido el rumor de que en las películas de Bergman salían felpudos. Ambos grupos gozaban de una momentánea comunión espiritual en la oscuridad de las salas, para luego dividirse a la salida en dos actitudes bien diferenciadas: los gafapastas lloraban de éxtasis ante la sensación de haber visto cinema de qualité transcendental y los pajapastas también lloraban, sí, pero por haber sido tan cruelmente privados de su ración felpudística. Ellos hubieran preferido que aquella "Persona" hubiese sido un poco más "Pendona", pero ese amargado de Bergman, no contento con no mostrar ni un solo atisbo de felpudo, les había endosado un rollo de órdago. Esto significaría el principio de la decadencia del cine sueco; la mitad de su público potencial dejó a las suecas, tan sosas y lúgubres por las francesas, que también leían a Sartre y se deprimían pero no lo encontraban incompatible con mostrar felpudo, pechugamen y hasta hucha si la película lo requería, que era casi siempre.

(seguimos abajo)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Neathara
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8
8 de octubre de 2009
102 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo, más concretamente en el año 1992, Clint Eastwood hizo la que probablemente será considerada con el tiempo no sé si su mayor obra, pero sí su obra más sincera y más autobiográfica.

William Munny ya no es un fuera de la ley, no es un cobarde infernal, no es el sargento de hierro, ni un jinete pálido ni un aventurero de medianoche. William Munny es, exactamente, lo que era Clint Eastwood a principios de los noventa: una vieja gloria del western que todavía buscaba un lugar propio en unos tiempos en los que el western se consideraba muerto. Más adelante, se demostraría que todavía le quedaba al antiguo pistolero muchos cadáveres que colgar de las puertas de la Academia.

Pero este fue el pistoletazo de salida.

El súbito levantamiento de una tapa de ataúd.

Clint Eastwood venía a decir que el western podía estar muerto, pero él no. Y lo hacía desde su terreno, con todas las mañas, más un plus de sensibilidad y una misteriosa rabia de supervivencia. Como diciendo "todos han desaparecido, pero aquí estoy yo. No permitiré que se me olvide."

Con el crepúsculo cinematográfico de "Sin Perdón" Clint Eastwood cortaba directamente con las últimas garras que lo atraían hacia el pasado. Su cine inició una vuelta sin retorno.

A la vez que el mundo proclamaba a los cuatro vientos que el western había regresado, Eastwood se estaba despidiendo del género sin que nadie se diese cuenta.

"Ahora, sí".
Neathara
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10
27 de agosto de 2006
197 de 297 usuarios han encontrado esta crítica útil
1ª estrella: por la bella fotografía.
2ª estrella: por los impagables secundarios cómicos, desde la madre y la hija coreanas hasta el crítico de cine escéptico, pasando por los porretas o el personaje obsesionado con la televisión.
3ª estrella: por la sabia elección de Bryce Dallas, que ya aparecía como una especie de hada de otro mundo en "El bosque".
4ª estrella: por Paul Giamatti, un actorazo que se funde en sus personajes de modo que consigue no caer nunca en la tentación de hacer de sí mismo.
5ª estrella: por contarnos un cuento totalmente original en tiempos de remakes, secuelas, precuelas y revisitaciones.
6ª estrella: por no hacer lo que cualquier otro director de medio pelo haría: ponerse a fabricar trilogías de "El sexto sentido"para alimentar al público de escasa categoría intelectual.
7ª estrella: por replantearnos temas tan dejados de lado en el cine como son la procedencia de los mitos (en "El Protegido"), la aldea perdida y el poder del miedo ("El Bosque"), la soledad desde el punto de vista de los vivos y de los no tan vivos ("El sexto sentido") y el Objetivo último de la existencia humana ("La joven del agua").
8 ªestrella: por ponerse delante y detrás de las cámaras y además hacerlo bien.
9ª estrella: por una exquisita banda sonora de James Newton Howard.
10 ª estrella: por fusionar con elegancia y habilidad tanto comedia como tragedia, fantasía y suspense.
Neathara
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