Un toque de violencia de Jia Zhangke es una demoledora crítica a la evolución China, a su crecimiento económico, tal descomunal en los últimos años, donde el progreso convive con las tradiciones, pero la transformación de sus habitantes no va a la par, y menos aún el entorno político y moral, y para ello utiliza cuatro historias inconexas, violentas, en su justa medida, sin llegar a los excesos, bien trazadas y desarrolladas, donde el propio espectador puede cavilar y ser el propio juez del entorno general, siendo consciente de los más íntimos pensamientos de sus protagonistas.

China ha pasado en unos pocos años de la opresión socialista roja (rojo de política) a una abertura económica roja (rojo por el color del dinero), pero sus tradiciones, su moralidad, han sido arrolladas por las grandes industrias y la corrupción política, algo común en todos los países desarrollados, pero lo qué en estos países se ha tardado incluso más de un siglo en alcanzar su desarrollo actual, a la par de la evolución de las leyes, en China ha sido solo en una docena de años, lo cual ha hecho que se estanque en aspectos básicos, dejando huérfanos a los más indefensos, al pueblo, el que verdaderamente al final carga con toda la miseria y el trabajo, y por supuesto las penas.

La película, de una calidad notable, es un claro ejemplo de creación y destrucción, la eterna lucha del bien contra el mal, del individuo, joven o viejo, sin importar la edad, incapaz de adaptarse, perdido en la maraña socio-económica de un país en progreso.

Otro punto a destacar, y es interesante, es la fotografía, gris, tremenda e impactante, fijaros en los planos, los exteriores, todos feísimos, horrorosos, humanos inertes, puentes a medio construir, ciudades sin vida, carreteras destartaladas, edificios monótonos, calles muertas, viento, polvo, suciedad, podredumbre y fábricas qué destruyen el entorno, todo ello, en una China acostumbrados a tener los paisajes más bonitos del mundo entero, qué siempre han cautivado, aquí vemos la China capitalista, la futura China, carente de color y esperanzas.

Hay que verla, hay que saborearla, el cine chino evoluciona y esta película es un punto de inflexión para muchas otras que vendrán, donde el individuo, su drama personal en una sociedad moderna, será el personaje principal, alejándose de los tópicos (Kung-fu, Wuxia y Triadas).

Penoso que haga una película infantil que no enseñe ningún valor.
Penoso que el dinero que se han gastado en hacer esta película, cuando hubieran regalado un juguete a un niño pobre hubieran hecho más.
Penoso que con la base de un argumento aceptable, hagan bodrios carentes de originalidad y alejados de lo que es una película infantil, con un guión faltos de linealidad.
Penoso que los niños tengan que ver esto, porque esta mezcla de géneros dentro de una película, hacen que los niños se sientan más despistados.


Penoso, Penoso y Penoso, porque esta película ha convertido a nuestro ratoncito Pérez, en un ser alejado de la leyenda y de la tradición oral de toda la vida.

Christopher Nolan acaba de presentarnos su mejor proyecto y una película que a todo espectador que le guste el cine, agradecerá, de ahí los aplausos que se escuchan una vez acabada cada función.

Nos adentramos dentro de una película, donde lo que busca su director, es despistar al propio espectador, que sepa lo que pasa en cada momento, pero al mismo tiempo, por mucho que piense e intente imaginar, no sepa cual será el siguiente paso y menos aún, saber cual será el truco final y su significado. Engaña al espectador, con esos giros tremendos en la historia, que no solo se realiza una sola vez, sino varias veces durante ella y por ello conlleva que todos los espectadores se sientan engañados, pero a la vez agradecen ese engaño, porque los mantienen en sus asientos, alejándoles del aburrimiento y la desidia.

La película en sí, está muy bien llevada, con un argumento fantástico y real, a la vez, donde la linealidad existe y donde no se deja ningún cabo suelto, y todo tiene su explicación y su lógica. Donde la trama a desarrollar mantiene el tempo perfectamente, y así no llegando a aburrir al espectador en ningún momento, manteniéndolo en su asiento y reteniéndolo pegado a la pantalla durante todo el tiempo que dura.

Respecto a los actores y a sus actuaciones, cabe reseñar uno en especial, Christian Bale, acostumbrado a verle últimamente en películas de segunda fila, con papeles mediocres, ha aprovechado esta oportunidad que le ha dado Nolan y se ha superado a sí mismo, demostrando que puede hacer papeles de mayor envergadura y con mayor trasfondo emocional.

En fin, y en resumen, aquel que no la haya visto, que no lo dude y la vea, ya que no le defraudara.

El manga de Isayama llevado a la gran pantalla, para aprovechar el buen tirón del anime y así hacer caja.


Attack of Titan nos lleva a un mundo apocalíptico donde unas enormes figuras con forma de humanos, llamados Titanes, han devastado a la humanidad en casi su totalidad, a excepción de un nutrido grupo de supervivientes, que se refugian bajo tres enormes murallas, y así ha sido durante 100 años, pero un día esos titanes atravesarán la primera muralla y el caos reinará. ¿Conseguirá la especie humana sobrevivir?

Si uno ha leído el manga, o ha visto el anime, comprenderá que la complejidad de la historia no se puede resumir en los diez primeros minutos del film, que además obvia muchos aspectos claves y fundamentales de la historia, para entrar casi de comienzo en materia, pero creando dudas, dudas y más dudas, confundiendo al espectador ante del desconocimiento de la subtrama, que seguramente pensará que esta visionando un film de ciencia ficción sin pretensiones.

Los actores son los típicos de este tipo de adaptaciones, donde lo que importa es reducir gastos, mucha juventud y sabia casi nueva procedentes de los doramas, que sobreactúan demasiado junto a un par de consagrados secundarios que sirven como carnada para llamar la atención.

Los efectos están logrados a medias, sobre todo el Titán del cartel, que sólo aparece en el minuto quince y ya está, junto al del final, el resto de los Titanes simples no pasan de la típica maya color carne con una buena capa de maquillaje.

Los escenarios no me han gustado mucho, cartón-piedra por doquier, sin consistencia y escenarios muy lejos de los originales del manga, donde existen edificios, pero no del siglo XX.

En fin, hay segunda parte y seguramente la acabe viendo para ver como acaba este desastre, pero si debo recomendarla o no, diría que no, preferible ver el anime, engancha más, en cambio el film decepciona, a no ser que seas un fan de los "live action", entonces no hay dudas, visiónala.

Si por mi fuera, esta película la definiría como: "enternecedor melodrama, salpicado con dosis de sensibilidad, ternura, emociones e inocencia."


Película protagonizada por unos jovencísimos Culkin y Chlumsky, que a través de sus cándidos rostros, la ingenuidad de sus actos y la inocencia de sus palabras crean una esfera de sensibilidad y alegría en la pantalla, que hace que el espectador se sienta cómodo y agradable por un lado, y añore sus años de joven por otro.

Tambien destacar las actuaciones del resto, que consiguen hacer que la esfera que envuelve este film, no decaiga, además de poner de poner la responsabilidad y la madurez "adulta".

Creo que todo el mundo debería verla, no porque sea una obra de arte, sino, porque son de esas que no se olvidan nunca.