Nueva adaptación televisiva de la novela de Stephen King, que adolece de un ritmo lento y de escasez de giros argumentales interesantes o sorprendentes. Para ser una producción aparentemente de terror, sólo llega a inquietar en dos esecenas: la del flashback del protagonista acerca de su experiencia juvenil en la casa, y la del acoso al que es sometido en la celda de la comisaría a través del conducto del aire. Reclamo inocuo de reparto con un Rob Lowe tristón, un Donald Sutherland desaprovechado y un Rutger Hauer con ganas de jubilarse ya.

Un joven timador de poca monta se la juega al primo equivocado y escamotea dinero al mayor gangster del momento. Como represalia, éste asesina a su socio. Pues bien, toda la película se estructura para mostrarnos el enrevesado plan de dicho estafador para hundir al hampón en cuestión. Lo que más destaca del film es el lujo de ver juntos a dos grandes como Robert Redford y Paul Newman (aunque éste último es prácticamente un secundario estelar, pues sus minutos en pantalla son casi la mitad de los de Redford, que lleva todo el peso del film), sin olvidar al magníficamente hierático Robert Shaw como gran mafioso. El delicioso guión nos lleva en volandas a un inesperado y tramposo final gracias también a la buena labor de los secundarios. Inolvidable música.

Una historia extraña, con un desarrollo extraño y un deselance poco clarificador. Si bien el planteamiento y la idea de fondo del argumento merece respeto, la puesta en escena deja demasiados datos confusos y muchos cabos sueltos para poder hacer de esta peli que mezcla terror y ciencia-ficción un producto más digerible.
Da la sensación de que al verla la segunda vez puede que se entienda mejor, pero no merece tal oportunidad.
Lo mejor: esa idea de trasfondo de la incorregibilidad del destino.
Lo peor: el pésimo y casi inexistente tratamiento de los personajes.

Resulta curioso que esta peli me decepcionara tanto. Porque, al fin y al cabo, me esperaba el resultado, pero no tan malo. Había leido críticas donde se evocaba el espíritu de las pelis de acción de antaño, que si era Stallone en plena forma, que si la unión de figuras de acción planetaria era digna de recuerdo, que si el monólogo de Mickey Rourke, que si la seriedad interpretativa de Jason Statham, y bla bla bla.
Pues nada, oye, yo no vi nada de eso. Sólo una cutre peli de tres al cuarto con muchos tiros, explosiones, extras chicanos dando botes, argumento trilladísimo y risible e interpretaciones que no merecen ni este calificativo. Sí, recuerda al cine de acción de los 80, pero al malo malísimo (véanse "joyas" como COMANDO).
¿Por qué no le pongo la nota más baja? Pues por el apego que siento ante el pobre Sly desde que le pegó el último puñetazo a Ivan Drago, y porque la escena en la que coinciden por unos momentos el propio Sly, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger es, cuando menos, curiosa.

Puede parecer una película sobre bichejos o monstruos tipo "Depredador" o "The Relic", pero la visión coreana de este tema se aleja bastante de lo convencional. Aquí se nos muestra esta historia de un animal mutado que campa a sus anchas por un río de la ciudad, desde el punto de vista de una (muy) peculiar familia que hará todo lo posible por recuperar al más pequeño de sus miembros, que sobrevive como puede en la guarida de las alcantarillas del pez-lagarto.
El central tratamiento de la familia y las situaciones peculiares, a veces esperpénticas, que viven para deshacerse de controles policiales, cuarentenas y demás, hacen que no sea una película de ciencia-ficción al uso.
Lo más destacable del film es la gran secuencia en la que aparece el monstruo por primera vez, y sus últimos minutos, donde se lleva a cabo el último enfrentamiento con él, pero es demasiado poco para una película que se hace larga.