Mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala, mala hasta decir basta.

Excesivamente ochentera, cutre, infantil y ridícula.
Aún así no la odio. De la pena que me da.

Del salón en el ángulo oscuro,
y tan larga vida espero,
que de dentro de Zamora
un velero Bergantín.

Este es el resultado de intentar hacer en una misma cinta Vikingos, Reservoir Dogs, Recluta Con Niño y Lo Que El Viento Se Llevó.

Tanto giro, tanto giro, que en el último la película se ha salido de la curva y se ha llevado un espectador por delante. Qué pena.
Grande Benicio. Aguanta.

Buena, muy buena peli, del género "recogiendo algodón pasan los años de la clase noble con fuertes altibajos económicos + guerra y una imposible historia de amor".
Gracias, principalmente, al trío Wyler-Davis-Fonda.

Actualmente en España sólo contamos con una actriz buena de verdad: Nathalie Seseña.
Sé que alguno ahora mismo se estará partiendo la polla y otros se preguntarán ¿Y Pe, qué? ¡Si hasta está nominada al Oscar! Y entonces el que se parte la polla soy yo. Hay gente que nace con una flor en el trasero. Pé nación con un ramo entero de violetas, la violetera, el puesto y Charlot incluídos. Aunque también ha hecho lo suyo por atraer a la suerte, hay que reconocerlo, se codea con actores de renombre en Hollywood, pues a casi todos les ha chup(censurado) el (censurado). Se ha leído el libro "Las triquiñuelas para alcanzar el éxito" de Pe a pa.

Y entre los pocos actores buenos de verdad, se podría encontrar Alex Angulo, sino fuese porque últimamente le ha cogido gusto a caer bajo. Aunque tal vez sea porque es prácticamente imposible trabajar en algo de altura en nuestro triste panorama cinematográfico.

El día de la Bestia fue la segunda película del género "en España también podemos hacer películas que molan", que comenzó con "Acción Mutante", y consiste en salir del clásico enredo de faldas cutre, para tocar otros campos como la ciencia ficción, el policíaco o el terror, incluyendo dos escenas con efectos especiales y gags relacionados con algún estupefaciente. Osea, super moderno molón.

Este género, que los vascos adoran tanto o más que al "y creo que he bebido más de 40 cervezas hoy" de los Toreros Muertos, a mí me suele producir arcadas, pero ésta en concreto, no está del todo mal, a pesar de contar con escenas sonrojantes y hacerse bastante pesada en su último tramo.