Haz click aquí para copiar la URL
España España · Oviedo
Críticas de Gould
<< 1 90 99 100 101 133 >>
Críticas 664
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
26 de enero de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada en su estreno como una película escandalosa, por el osado tratamiento que daba a algunos de sus temas -hoy todas esas discusiones son vanas- aparece ahora ante nuestros descreídos ojos más bien como un melodrama un poco epidérmico –basado en la obra teatral de William Inge por la que obtuvo el premio Pulitzer-, que comparte muchos de los temas y obsesiones del teatro de Tennessee Williams. Romántica historia de encendida y desesperada pasión pero también retrato de la callada pero vociferante agonía de las vidas y deseos insatisfechos, amargo análisis de un mundo femenino de frustraciones, planes de futuro pospuestos y abrumador terror a la soledad.
Entre las mayores cualidades del film destacaría la historia de los dos desgraciados personajes protagonistas, con su canto a la fugacidad y a la fragilidad de la belleza -“…y de qué sirve ser sólo bonita”-, el gran uso que Logan hace del formato panorámico, con una esplendorosa fotografía de James Wong Howe, el indudable atractivo varonil de William Holden, con su impresionante torso desnudo, el enorme trabajo de los secundarios –Arthur O’Connell y la veterana Rosalind Russell- y en especial la sensible interpretación de esa fenomenal actriz que fue Susan Strasberg en el papel de Millie Owens.
Hay también, sin embargo, unos cuantos elementos nada fútiles para la decepción y la crítica, que contribuyen a dejarnos ese regusto agridulce de las obras imperfectas: un William Holden demasiado mayor para un papel tan juvenil como el que representa lo que suple dando unos cuantos saltos o piruetas y sobreactuando un poco, la hierática y bóvina inexpresividad de Kim Novak que resta fuerza a su personaje –vamos, los dos protagonistas- y, sobre todo, la escasa química que desprenden ambos actores en la pantalla. Merece, a pesar de todo y con todas estas salvedades, un vistazo para que la indulgencia de un público seguramente más comprensivo le otorgue un mayor valor que algunos no sabemos ver.
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
26 de enero de 2016
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas sobre grandes robos ocupan un imponente lugar en la historia del cine con algunas cumbres como “La jungla de asfalto” (1950) de John Huston, “Du rififi chez les hommes” (Rififí, 1955) de Jules Dassin, “The killing” (Atraco Perfecto, 1956) de Stanley Kubrick o ya en el lado más jocoso con “The Lavender Hill Mob (Oro en barras, 1951) de Charles Crichton. Esta que nos ocupa no se acerca ni de lejos a las anteriores aunque esté realizada con una digna y muy entretenida corrección, sobre todo por su atractivo elenco de actores –destacando Rod Steiger y el gran maestro Edward G. Robinson-, y cuente con sus buenos momentos de tensión y dificultades finales inherentes al género – no en vano, detrás de la cámara estaba el gran Henry Hathaway- aunque nada nuevo aporte a la historia del cine negro ni a la magnífica carrera del director americano. Una sensual Joan Collins y un nervioso Elli Wallach completan el reparto de esta disfrutable aunque nada memorable película.
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
20 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western de aires épicos sobre la historia de la compañía Well’s & Fargo y, de paso, los progresos de las comunicaciones en EEUU a lo largo de más de 30 años desde 1840. Para ello seguiremos los esfuerzos del agente de la compañía Ramsay Mackay - Joel McCrea –por establecer líneas de comunicación rápidas en caravana desde Nueva York a Buffalo, San Luis y luego California. La película es un retrato de raigambre pionera y un repaso a la historia de los transportes en EEUU - veremos sucesivamente en la película diligencias, ferrocarriles, barcos de vela y vapor, el telégrafo y hasta el pony express- y al modo en el que esos avances fueron articulando la nación -por una sola vez el título en español no andaba desencaminado-. Pese a su entretenido recorrido no es ninguna maravilla ni se cuenta entre los mejores trabajos de Frank Lloyd. Desde el lado interpretativo la incolora actuación de Joel McCrea y la pastosa labor de la sosita Frances Dee en su azucarada y empalagosa historia de amor no contribuyen demasiado a mejorar la valoración de una película que sólo aspira a enseñarnos los pasos en la formación de la mítica compañía de transportes y donde los personajes quedan desdibujados en aras de tal fin. Simplemente correcta.
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
19 de enero de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra cumbre del cine francés e impresionante comedia humana –en su sentido más precisamente balzaquiano- que atesora tantas cualidades y delicias que uno no sabe cómo enumerarlas. Partamos de un maravilloso guion de Jacques Prevert, muy literario, con unos diálogos de una inteligencia y belleza cegadora y desasosegante, estimulante y desoladora a un tiempo, plagado de frases lapidarias. Sigamos con una cuidada producción con aires de superproducción y escenarios extraordinarios y en el que parece que todos los que en ella trabajaron lo hicieron en estado de gracia. Ya desde el “tour de force” de la deslumbrante escena inicial, llena de vida e ingenio, intuimos que estamos ante algo grande, diferente, plagado de sugerencias, sabores y olores como si degustáramos el plato más selecto del mejor chef asistiendo, como en un espectáculo inolvidable, entre la ficción y la realidad, a la historia del trágico amor de Baptiste y, al mismo tiempo, a la explosión incontenible, brillante y agotadora de ingenio, alegría, teatro, celos, pantomima, tristeza, comedia del arte, amor, mimo, pasión, funambulismo, arte y vida. Hipnotizador retrato de los ambientes y escenarios teatrales, retrato de las clases populares en su ocio y diversión –“los chicos del gallinero”-, es entre otras cosas pero fundamentalmente una película sobre el teatro hecha desde el teatro y un canto de amor eterno al teatro y a la farándula como trasunto de la propia vida.
Dividida en dos partes: “El bulevar del crimen” y “El hombre blanco”, la película fue rodada durante dieciocho meses en los estudios Pathé Cinema de Paris bajo ocupación alemana – lo que hace aún más chocante diálogos de este tipo: ”Gracias porque a mí me encanta la libertad”- y gira en torno a Garance, incapaz de amar y cuya gelidez derrite y consume a los hombres. A su alrededor pivotan los muy distintos afectos u odios de cuatro hombres: un actor de ego interminable y chispeante lengua viperina –estratosférico Pierre Brasseur-, el escritor, ladrón y cínico asesino encarnado por Marcel Herrand, el rico conde y el inocente y enamorado mimo Baptiste en la inigualable interpretación de Jean Louis Barrault-. El resto de actores, incluida la bella María Casares, colabora con un trabajo verdaderamente excepcional en esta irrepetible obra maestra total del cine francés.

“Los actores no son personas, son todo y nada a la vez”
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
17 de enero de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack Lee fue un arriesgado cámara y documentalista británico que durante la segunda guerra mundial expuso en más de una ocasión su vida por filmar los bombardeos nazis sobre Londres. Rodó además unos cuantos y hoy completamente ignotos filmes, entre los que sobresale este áspera película sobre las desventuras y penalidades de un grupo de mujeres británicas de Kuala Lumpur, en la colonia británica de Malasia, cuando los japoneses ocupan la zona. Con una poderosa fotografía de Geoffrey Unsworth –ganador con posterioridad de dos Oscar, uno de ellos, por “Tess” (1979) de Roman Polanski- y basada en una conocida novela de Nevil Shute, Lee refleja muy bien el miedo y las penalidades de la parte de la guerra menos vistosa. Interesante, sin épicas ni heroicidades, a ratos dura y amarga, la película consiguió un comprensible éxito en Inglaterra al exponer con gran rigor pero notable sesibilidad las idas y venidas de estas valerosas mujeres que solo se arredran ante la muerte. La bella Virginia McKenna interpreta con noble dignidad a Jean Paget y el siempre atractivo Peter Finch da vida al soldado australiano Joe Harman. A descubrir.
Gould
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 90 99 100 101 133 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow