Bergman relata con precisión, y siempre siguiendo su prisma (esa especial manera de ver las cosas), el primer amor; ese amor adolescente que acompaña a uno toda la vida, impregnado de un sentimiento especial, y que, en muchos casos, condiciona el sentimiento afectivo de una persona. Este es el caso de una joven traumatizada por la experiencia de perder susodicho amor, que lucha constantemente por olvidar los días felices de sol y besos en la hermosa costa sueca (retratada perfectamente por el director, como bien nos tiene acostumbrados en su filmografía).

Gibson repite dirección (tras la más discreta "El hombre sin rostro") con este inmenso film épico que optó a diez nominaciones a los Oscar, llevándose la mitad de ellas (incluyendo mejor película y mejor director).
El propio director interpreta al héroe escocés William Wallace, un bárbaro guerrero, de noble corazón, que consiguió poner en serios apuros al poderoso ejercito británico a medidados del pasado milenio.
Rodada en la verde y hermosa Escocia, el film cuenta con una revolucionaria escenificación de las batallas, que permite al espectador adentrarse dentro de el propio campo de batalla, como si fuese un combatiente más y que ha dejado su legado en el cine épico hollywodiense como se observa en films como "Gladiator", "Troya" o "Alejandro Magno".
Una parte muy importante dentro del film, es su excelente banda sonora con reminiscencias celtas compuesta por el veterano James Horner.

Kitano produce e interpreta un papel en este original film de Fukasaku, que consigue mantener la adrenalina a topo durante gran parte del metraje, si bien adolece de un final un poco decepcionante.
Desde un prisma social, más allá de la pura acción, se puede calificar como un film de denuncia social, que critica un tema tan actual hoy en día en nuestro país, como es la creciente violencia en las aulas, aunque en este caso llevado a un extremo, mediante un macabro juego de resistencia, en donde el ganador, será el único superviviente de un serie de estudiantes abandonados a su suerte en una isla desierta durante tres días con la estimable ayuda de un arma (distinta en cada caso).

Quién le diría a Sturges, que una película, que prácticamente discurre en un pequeño campo de concentración nazi, alcanzaría tanto éxito, convirtiéndose incluso en un icono para toda una generación, que creció con las aventuras de estes perseverantes prisioneros.
Actores con fama de duros (Garner, Bronson, Coburn o a la postre de este film McQueen) confluyen en un reparto, destinado únicamente a salir del infierno de la guerra, utilizando para ello todo su ingenio, para salir impune del inexpugnable campo nazi.
El film deja miles de recuerdos imborrables en la mente del espectador, destacando la persecución en moto (donde McQueen, un consumado motorista, no precisó de doble) o la inolvidable melodía, que seguramente todos hemos silbado o tarareado alguna vez, compuesta por Berstein.

La película responde a la simple premisa universal de sexo drogas y rock & roll. Premisa tratada en multitud de películas, que no obstante, en la cinta de Boyle cobra un caríz especial, debido al excelente trabajo del director y un grandísimo reparto, en donde sobresalen un joven Ewan McGregor y Robert Carlyle (antes de que ambos saltasen al estrellato por la trilogía de "Star Wars" y "Full Monty" respectivamente).
Perfecta también la banda sonora con grupos de gran relevancia en los noventa como Primal scream, Elástiva , Iggy pop o Blur (cuyo lider Damon Albarn también hace un cameo como actor).