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España España · Moaña
Críticas de Bermu
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Críticas 107
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está basada en los hechos que rodearon el asesinato del diputado demócrata griego Grigoris Lambrakis en 1963 y sobre todo nos expone con toda crudeza la realidad del régimen militar que gobernaba Grecia en aquellos años. Una dictadura brutal contra la que el director Costa Gavras tuvo el valor de enfrentarse de forma heroica. Es evidente que cuando estos hechos nos son ajenos no apreciamos realmente el valor de estas películas como el que lo está viviendo en primera persona, sufriendo en sus carnes estos regímenes militares, siendo detenido, torturado o asesinado.

Los tentáculos de una dictadura son tan largos que son capaces de controlar los medios de comunicación, la policía, los políticos y los jueces, son capaces de destruir todas las libertades de un pueblo, manipulando y ocultando hechos gravísimos como los que son narrados en la película. Con todo ello, todavía quedan personas íntegras como Lambrakis o los compañeros de su partido, aunque muchos acabaran encarcelados o asesinados, que son capaces de luchar por la libertad de su país y de su propia gente.

La película narra con crudeza, a veces incluso con un humor negro sobrecogedor, esta lucha desigual de esas personas valerosas contra un régimen dictatorial; es un grito por la libertad, ya no solo de los griegos, sino de cualquier país que esté bajo el yugo de un dictador. A modo de resumen, me quedo con la frase que aparece en los créditos iniciales, donde dice que "cualquier parecido con hechos reales, personas vivas o muertas, no es accidental, es INTENCIONADO.
Bermu
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9
6 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida vista desde los ojos de dos niños pequeños, de dos hermanos que viven con sus padres en la pobreza en un suburbio de la ciudad de Teherán. Una historia enternecedora y maravillosa aunque con un transfondo durísimo de la realidad de un país prácticamente desconocido como es Irán. Realmente, los estereotipos que nos dan los medios de comunicación sobre ciertos lugares del mundo (en eso tiene muchísima culpa Hollywood sin dudarlo) resulta muy contraproducente a la hora de afrontar una película como ésta, aunque en realidad lo que sucede allí no es muy diferente a lo que pasa en otras partes del mundo.

El simple hecho de perder unos zapatos, los zapatos de su hermana pequeña, cambia por completo el mundo de Ali y Zhore hasta tal punto que ni ellos mismos se lo imaginan. La trascendencia que tienen esos zapatos mugrientos, desgastados y remendados, los únicos que posee Zhore, es de tal magnitud en la pobreza de la familia que Ali tiene que compartir los suyos con su hermana para poder ir al colegio. Este hecho durísimo se muestra en la película con una belleza tan poética que resulta demoledor para el espectador. Incluso cuando los encuentran, se dan cuenta que los tiene una niña igual de pobre y miserable que ellos y no dicen nada, dejan que se los quede; me parece de una belleza maravillosa.

El director hace referencia a un aspecto crucial para entender la sociedad iraní actual, como es la diferencia abismal entre los ricos y los pobres en Teherán. Cuando el padre y el hijo atraviesan la ciudad con su bicicleta destartalada para intentar conseguir trabajo ven una parte de la sociedad desconocida para ellos, esas casas de los barrios ricos que nada tienen que ver con la miseria que vive la familia todos los días. Con el sueldo de su primer trabajo, el padre sueña con comprar objetos aparentemente cotidianos como unos zapatos para sus hijos o un aparador, sencillamente sobrecoge la escena.

Otro aspecto a destacar en la película sin duda es la importancia que da el director a la escolarización de los niños en Irán para intentar salir de la pobreza. Cuando el padre intenta comunicarse con los vecinos no sabe expresarse, a diferencia de su hijo que gracias a ser un buen alumno tiene un vocabulario mucho más amplio. El director pone en entredicho las estrictas y absurdas normas que hay en el colegio, como en la escena donde el conserje prefiere dejar al niño fuera por llegar tarde aunque sea un alumno destacado, antes que dejarlo entrar e ir a clase, frente a los nuevos métodos de enseñanza de algunos profesores.

Una película con muchos temas que mostrar sin lugar a dudas, con unos actores que ni siquiera lo son, algo que me parece muy acertado por parte del director y que hacen de ella en su conjunto como una obra imprescindible a la hora de entender las sociedades actuales de países tan desconocidos como Irán.
Bermu
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8
4 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que el cine de Bergman no deja indiferente a nadie. Te puede gustar o no, o más bien lo amas o lo odias, no hay término medio con el director sueco y con esta película lo vuelve a demostrar. Tras rodar El Séptimo Sello, vuelve a la Suecia de la edad media para mostrarnos un film desgarrador y cruel, donde con muy poco deja al espectador sobrecogido. A medida que la película avanza, el clima se hace irrespirable, terrible, casi tenebroso, añadiendo esos símbolos que tanto gustan a Bergman; el sapo negro, el cuervo, incluso la rama de abedul son sencillamente inolvidables.

No me malinterpreten con lo de muy poco, pero simplemente con una fotografía en blanco y negro deslumbrante y unos enfoques de cámara majestuosos, Bergman es capaz de mostrar todas las cualidades que pretende en la película. Prácticamente sin diálogos y sin música. Hasta que terminó la película no me había dado cuenta de que casi no había música. Es increíble como se puede pasar por alto este detalle, pero es cierto, estaba tan hipnotizado con la película que no me di cuenta. Las imágenes son tan poderosas que no hace falta nada más.

El cine de Bergman siempre muestra una obsesión, a veces abusiva, de la existencia de Dios. Una obsesión en realidad con los dioses y las religiones, en busca siempre de las dudas existenciales de los personajes. Realmente por qué Dios permite que ocurran desgracias semejantes, por qué las almas bondadosas y celestiales no son diferentes de las crueles y malignas ante Dios, son preguntas que estoy seguro que el mismo Bergman se hacía constantemente.

Lo que me parece más increíble de la película es la contraposición de lo ancestral con lo nuevo. La sirvienta, que odia con todas sus fuerzas a la doncella, le reza a Odín, al viejo Dios destronado por la nueva religión y éste le hace caso, le concede su deseo. Mientras tanto, en el otro lado de la balanza, Dios no es capaz de contrarrestar este hecho y no escucha las plegarias de sus súbditos, incluso lo contrario, los condena a una vida de sufrimiento y pena por lo que han hecho. Me parece simplemente sublime.

Bergman siempre plantea preguntas al espectador, preguntas que no tienen respuesta o simplemente que conducen a otras preguntas más profundas, que generan esa angustia vital al espectador. Creo que esa es la gran virtud de un director que será irrepetible. Simplemente un genio.
Bermu
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10
28 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre que pienso en esta película me viene a la cabeza esa mítica escena del tío Teo subido al árbol gritando, Quiero una mujeeer!!; es sencillamente sublime, de una belleza digna del propio Fellini. Creo que esta película es la manera mas fácil de resumir el término que muchos cinéfilos han utilizado, sobre todo italianos, el Fellinismo, ese estilo poético de rodar, nostálgico y costumbrista a la vez, satírico y mordaz también, pero sobre todo rebosante de alegría y con ese grado de locura que le imprimía Fellini a sus películas.

En Amarcord se nos muestra realmente la infancia de Fellini en Rímini, él mismo lo ha reconocido muchas veces, esa infancia en un pequeño pueblo costero del norte en la Italia fascista de los años 30, donde se muestran las relaciones humanas que transcurren en él. Sin ir más lejos, sin pretender nada más, simplemente dejándose llevar por su imaginación y soñar, simplemente soñar.

Toda esa sugerente galería de personajes se entremezcla con el fascismo, presente a lo largo de la película, cada vez con más fuerza. Gradisca, de cuyo trasero está todo el pueblo enamorado, los enormes pechos de la estanquera (interpretada por Maria Belucci) fruto de deseo de la pandilla de Titta, el protagonista de esta historia junto con su alocada familia, o el personaje del acordeonista ciego tocando sus preciosas melodías, todos ellos hacen del pequeño pueblo de Borgo una mezcla realmente maravillosa.

Pero toda obra de Fellini estaría incompleta sin la música del gran Nino Rota. Pedazo de obra maestra compuso, consigue que todo encaje a la perfección, une las escenas de la película de una manera asombrosa, realmente hace que todo cobre sentido. Creo sinceramente que el deseo de Fellini de hacer un retrato de su vida quedó completo al rodar Amarcord. Pasen y disfruten.
Bermu
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7
28 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vale, de acuerdo, la historia no tiene mucho sentido, hasta ahí todos de acuerdo. Una chica preciosa, guapa, vital y con una sonrisa que ilumina cualquier estancia donde se encuentre le ofrece pasar un mes entero (en este caso le toca Noviembre, porque otros ya han sido los anteriores claro) a un aburrido y antipático publicista que solo vive por y para el trabajo, simplemente por el hecho de alegrarle la vida durante ese mes.

Es evidente que la película quiere darnos a entender que la vida hay que disfrutarla, vivirla día a día sin pensar en el mañana, hacer lo que nos de la gana en cada momento sin pensar en los demás. En cambio, hoy en día estamos demasiado obsesionados con las redes sociales, con los móviles, con nuestra estética, siempre pensando en lo que opinen los demás, es decir, como la vive el soso de Keanu Reeves en la película. Me parece que es el actor oportuno para el papel porque para las películas de acción es tremendo, un fenómeno, pero para los dramas románticos no lo veo yo sinceramente.

Pero lo realmente bueno es que disfrutamos de Charlize Theron, esa vitalidad que demuestra durante la película, con una sonrisa preciosa siempre en su rostro, vistiendo cuatro trapos mal puestos que le quedan increíblemente geniales, desprendiendo una alegría que da felicidad a todo el barrio entero y ayudando a sus vecinos, pues que quieren que les diga, simplemente por eso vale la pena ver la película.
Bermu
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