Carece casi completamente de rigor histórico, o de interpretaciones brillantes, o de un trasfondo o historia propiamente dicha más allá de la lucha entre espartanos y persas, pero es que eso es 300. No es más. Es espectáculo audiovisual, estética de Frank Miller, músculos a tutiplen para goce las féminas y envidia de los machitos, batallas impresionantes, ralentizaciones y planos memorables en las batallas, y mucha, mucha acción. 300 es un cómic llevado a la gran pantalla, que no da una lección ni de cine, ni de historia, pero da una lección de cómo convertir un producto en un éxito. Si quieres pensar, te miras una de Kubrik o te lees a Kafka; si quieres pasar dos horas de entretenimiento al máximo, 300 es una película que podrás ver una y otra vez.

Me encantan los musicales, desde La tienda de los horrores, a Grease o Jesucristo Superstar. Pero éste... tiene algo, un nosequéquequéseyo... Que lo hace increíble.
La atmósfera de Tim Burton ya es un clásico en sus películas, eso no dice nada nuevo. Pero lo que sí que dice es ver a Johnny Deep cantando así, ¿de dónde ha sacado la voz? Le va perfecta al papel. Y Helena Bonham Carter lo mismo, incluso mejor. Es impresionante.
Aparte de la sorpresa interpretativa, el argumento, la estética, y algunos números musicales simplemente memorables, navaja en mano, hacen de esta cinta una de las mejores del año. No tiene desperdicio. Para verla una y otra vez.

No me gusta el cine español, lo digo con la cabeza bien alta. Creo que tenemos muy buenos actores y repugnantes directores que solo saben rodar sobre 4 cosas: sexo, drogas, la España profunda, o la guerra civil. Y las cuatro ya cansan.
Esta peli le da un nuevo enfoque al cine español, un enfoque que a muchos no les gustará. Aunque en cierto modo, engaña. Porque no deja de ser una peli sobre la España profunda, enmarcada en el contexto de la extinción de la humanidad. Joder, pero ese contexto de por sí, ya mola mazo, ¿no?
Las interpretaciones están bien, Clavijo te cae gordo, y creo que es lo que pretende. Pero al malo, a Eduard Fernández, no le llegas a entender. Macho, si te quedan 3 días de vida, ¿los malgastas así, en una estúpida venganza de hace 20 años? Es bastante incomprensible. No hay forma de empatizar de ninguna manera con ese personaje.
De todos modos, la película es entretenida, la atmósfera de soledad y angustia ante el fin del mundo está muy lograda, y la escena final no tiene nada que envidiar a las superproducciones hollywodienses. Llega a emocionar ese último plano en el que comprendes que no solo se acaba la historia de los protagonistas... Sino la historia. Pero esto no sería spoiler, que estábamos avisados desde el principio.

Al que le guste ver en una película de superhéroes al bueno zurrarle la badana a un montón de malos, destrozar cosas y vivir ridículas situaciones, lógicamente no entenderá la magnitud de una cinta como Superman Returns. Esta película está realizada con esmero y cuidado, por un fan de Superman y, por qué no decirlo, para fans de Superman. Solo quienes entiendan al personaje pueden disfrutar plenamente con esta nueva visión. Y eso no es bueno, porque la mayoría del público no tiene por qué ser un experto para pasar un rato entretenido en un cine.
Pero cinematográficamente, la película es perfecta. Su ritmo tranquilo, con solo un par de escenas de acción, hacen que la historia real sea la del regreso del personaje, su desplazamiento en este mundo del que ha estado alejado 5 años, y no la de su enfrentamiento a Lex Luthor. La fotografía es increíble, y la banda sonora, portentosa. John Ottman no copia a John Williams, sino que reinventa temas que encajan a la perfección en cada momento de la cinta.
Y si la principal rémora con la que contaba el regreso del hombre de acero al celuloide era sustituir a Chris Reeve, Brandon Routh lo hace sobradamente bien, siempre con todo el respeto.
En definitiva, esto no es una película de superhéroes, que de esas hay muchas. Esto es una película que trata sobre un superhéroe, en lo cual, de momento, es única e insuperable de principio a fin.