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Críticas de sotapacadelupiak
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Críticas 54
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
12 de abril de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Slade debutó en el largometraje con Hard Candy, un brillante thriller sobre la pederastia que dio a conocer a Ellen Page. El segundo trabajo del cineasta es mucho más convencional, pues se trata de una rutinaria cinta de vampiros, basada en un cómic de Steve Niles y Ben Templesmith, conocido en España como "30 días de noche". Ejercen como productores Sam Raimi y Robert Tapert, dos leyendas del género fantaterrorífico por la saga de Posesión infernal.

La idea, podría haber dado juego, pues presenta a un grupo de vampiros tan astutos que deciden que como la luz del sol les destruye, lo mejor es poner rumbo a Barrow (Alaska), el pueblecito más al norte de los Estados Unidos, que cada verano queda sumido en la oscuridad durante 30 días. En ese tiempo, podrán hacer de las suyas a sus anchas. Allí, el sheriff Eben, que intenta superar que el abandono de su mujer, se convertirá en líder de un grupito que intenta sobrevivir escondiéndose hasta que salga el sol.

La aislada localidad en donde transcurre la acción, con su noche interminable, podría haber propiciado una inquietante ambientación, al estilo de La cosa, de John Carpenter. El principio resulta más o menos prometedor, en este sentido. Además, el maquillaje de los vampiros y la fotografía son aspectos bastante cuidados. Pero los personajes no están desarrollados, Josh Harnett y Melissa George son una pareja de lo más insulso, y Danny Huston, un gran intérprete, no puede hacer olvidar el hecho de que el vampiro malvado que interpreta es de lo más maniqueo. Los diálogos son absurdos, y algunas secuencias parecen haber sido recortadas. El film sufre graves caídas de ritmo, y todo es tan simplón que no está a la altura de lo que se espera del director, pero la presencia de Josh Hartnett da vida a una atrevida película.
sotapacadelupiak
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7
12 de abril de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es ésta una de esas películas que obliga a suspender la incredulidad, tan disparatado es su punto de partida. Sin saber por qué, Jessica es secuestrada en su casa, y encerrada en un sótano. Los captores destrozan el teléfono que hay ahí pero ella, mañosa profesora de física, logra una conexión con el exterior, de un modo rudimentario, con el teléfono móvil de Ryan, un joven desconocido. Tras un intento fallido de avisar a la policía, Ryan toma las riendas de la situación, cual moderno caballero andante. Eso sí, debe hacer lo imposible para que no se interrumpa la llamada.

Acción trepidante, la necesaria tensión, y un buen reparto, sobre todo Kim Basinger,William H. Macy y Jason Statham. Son las bazas para evitar que el espectador se detenga un momento a pensar lo absurda que es la historia que discurre ante sus ojos. El argumento está pergeñado por Larry Cohen, quien también sacó punta a otra trama telefónica, ésta con hilos, en Última llamada
sotapacadelupiak
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6
11 de abril de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carter y Edward tienen una sola cosa en común: a ambos les han diagnosticado un cáncer con muy mala pinta, que les lleva a compartir habitación en un hospital. Por lo demás, no pueden ser más diferentes. Carter es negro; su gran ilusión era ser profesor, pero circunstancias de la vida le llevaron a convertirse en modesto mecánico de un taller de automoción; tiene una familia estupenda, una mujer, tres hijos y un buen puñado de nietos, que le quieren de verdad. Mientras, el blanco y rico Edward tiene todo lo que el dinero puede comprar, y es un empresario de raza, además de propietario del hospital del que se ha convertido en involuntario paciente; en cambio en su vida personal arrastra tres divorcios y en la actualidad está solo; sólo se entiende con su eficaz secretario, lo más parecido que tiene a un amigo. Aunque al principio no congenian demasiado, la obligada convivencia y la enfermedad conduce a que Carter y Edward estrechen lazos. Y cuando el segundo descubre en un papel arrugado una lista de cosas que el otro querría hacer antes de morir, decide compartir esa lista y añadir otras metas propias. Lo que les lleva a iniciar juntos un viaje alrededor del mundo, y sobre todo al interior de sí mismos.


Es ésta una de esas películas que se interrogan acerca de cuáles son las cosas importantes de la vida, capaces de dar la felicidad; y que invita a dar los pasos necesarios para conseguirlas. En efecto, se distinguen los caprichos e ilusiones que están bien, pero no son para tanto (la caída libre, conducir un par de cochazos...), con la contemplación de la belleza del mundo, y así, de modo ascendente, llegar al amor de las personas, o a la consideración de lo que nos aguarda después de la muerte. En ese sentido es muy emotiva la conversación ante las grandes pirámides de Egipto, en que se habla de las ideas egipcias sobre el más allá y una suerte de juicio para acceder a la vida eterna; también destaca el panegírico final.


Aunque la trama ideada por Justin Zackham sea previsible, se agradece la humanidad con que encara un tema tan serio como la muerte, conjugando sonrisas y lágrimas, incluido cierto toque de ingenio y pillería: ¿cómo definir, si no, el momento en que una atractiva mujer intenta seducir a Carter invitándolo a su habitación mientras dice "ya sé que esto está muy manido, pero...", un modo de decir, 'vale, esto es un tópico, y para que no quede ninguna duda lo digo'? Eso sí, agotan un poco las continuas demostraciones de conocimientos de cultura general del aficionado a los concursos televisivos Carter, demasiado recurrentes.
sotapacadelupiak
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7
11 de abril de 2009
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una mujer a una tárjeta de crédito pegada, érase una compradora compulsiva... Esto podríamos decir, parafraseando a Quevedo, de Rebecca Bloomwood, una joven periodista, despierta y agradable, pero que no puede resistir la tentación de comprar todo tipo de trapitos y calzado 'ad hoc'. Hasta tal punto que sus múltiples tarjetas empiezan a estar agotadas, y un especialista en impagados la acecha con tesón. En tal tesitura, mientras intenta ver cumplido su sueño de ser fichada por una revista de moda, se produce la ironía de que donde acaba yendo a parar es a una revista de finanzas, donde sus columnas firmadas por "La dama del pañuelo verde" se convierten en un inesperado éxito; en efecto, con un lenguaje popular, Rebecca da consejos sobre cómo gastar responsablemente, algo que ella no huele ni de lejos. Tampoco su jefe, el apuesto Luke, se baja del guindo, y cree que Rebecca es toda una experta en economía doméstica.
Simpática comedia que se basa en las populares novelas de Sophie Kinsella, que en su retrato de los apuros de una mujer de nuestros días conecta con otros éxitos recientes filmados a partir de libros, como El diablo viste de Prada y El diario de Bridget Jones El australiano P.J. Hogan, que despertó muchas esperanzas con sus comedias iniciales La boda de Muriel y La boda de mi mejor amigo, pero cuya carrera luego se ha ido desinflando, retoma el tono del segundo film citado, con un ritmo ágil, repleto de gags ocurrentes, y traslada a Nueva York la acción londinense del original.

La película se ve con una sonrisa todo el tiempo, pues se juegan con inteligencia las cartas de la historia amorosa, la relación de las dos amigas, el suspense del cobrador, la adicción a las compras y las reuniones de personas que quieren dejar tal vicio... Isla Fisher y Hugh Dancy son dos actores jóvenes en alza, que aguantan bien la película, y cuentan con el respaldo de secundarios solventes, algunos -Krysten Ritter, Kristin Scott-Thomas, Robert Stanton- mejor aprovechados que otros -John Goodman, Joan Cusack, John Lightow-. Si se quiere, el film intenta ser una crítica al consumismo exacerbado, pero tampoco debería ser tomado demasiado en serio en tal aspecto, pues pesa mucho más su condición de divertimento, y lo cierto es que al verlo dan unas ganas locas de irse a comprar algo. En la puesta en escena hay alguna idea ingeniosa, como la de la animación de los maniquíes que invitan a comprar las prendas que lucen.
sotapacadelupiak
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7
11 de abril de 2009
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Hoover son cualquier cosa menos una familia normal. A no ser que 'normal' en los tiempos que corren signifique gente con serios problemas personales. Richard, el cabeza de familia, se cree un lince de los negocios, pero una de sus iniciativas puede que sea mera quimera y termine frustrándole; su esposa Sheryl es bastante equilibrada, pero las taras de los que tiene alrededor le afectan; Frank, hermano de Sheryl, homosexual estudioso de Proust con ínfulas de intelectual, está roto por dentro y ha intentado suicidarse; el abuelo, padre de Richard, tiene una mentalidad infantil y gamberra algo pasada de rosca; Dwayne, el hijo adolescente, ha hecho la promesa de no hablar hasta que ingrese en una academia de pilotos. Todos compartirán un fin de semana viajando en furgoneta con motivo de que Abigail, la hija pequeña, es finalista de un concurso de misses.

Esta tragicomedia es un pequeño milagro, porque maneja material explosivo: un estupendo guión de Michael Arndt, que el matrimonio novato en la dirección de ficción, Jonathan Dayton y Valerie Faris, sabe llevar a buen puerto, sin que les estalle en las narices. Hay un delicado equilibrio a la hora de tratar temas serios -la muerte, el fracaso, la explotación infantil, la familia.- con una óptica humorística y tierna. El film retrata las miserias de los componentes del clan -atinadísimo reparto- sin aprobarlas; simplemente dice que están ahí, que todos tenemos defectos, y que al igual que esa vieja furgoneta con problemas para arrancar, debemos aprender a convivir con ellos y luchar por superarlos. Hay momentos hermosos en su emotividad, y puestos a destacar uno, el modo en que se resuelve la cabezonería de Dwayne en un momento dado, que no quiere subir a la furgoneta, resulta sobresaliente en su concepción.
sotapacadelupiak
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