… sólo porque no llegué a tiempo para enterarme de la existencia de la famosa escena del chiringuito. Si no, como otros tantos, habría cambiado de canal ipso facto.

Ésta es la primera que veo de la saga fuera de las más importantes (es decir, la 1 y la 2). por lo que, evidentemente, ésas son mis puntos de referencia con los cuales valorar "Terminator: Dark Fate". Quizás viendo las demás mi opinión cambie, pero por el momento es la que es.

Llegué tarde al visionado, por lo que sólo pude empezar a verla desde la escena en la que hacen la presentación de la nueva John Connor (Dani, creo recordar que se llamaba), y, aunque me pareció entretenida en general, sobre todo con la divertida caracterización de Carl, el nuevo T-800 (la verdad es que Schwarzenegger tiene gracia cuando se lo propone), me pareció bastante lenta a ratos, más enfocada a diálogos sentimentales que a la acción y supervivencia extremas.

También me dio la sensación de que las escenas de acción eran demasiado artificiales. Por otro lado, esa manía de seguir con la cámara la trayectoria de los objetos o sujetos en movimiento me marea mucho y me parece absurdamente innecesaria, irónicamente le quita mucho impacto a la escena. Es una moda nueva que no existía en la 1 ni en la 2. En éstas se cortaba el plano desde el arranque hasta el aterrizaje o impacto, y punto. Para qué más.

Al malo (el nuevo robot) le falta ese toque espeluznante, casi de valle inquietante, que tenía el T-1000 de Terminator 2. Un mal casting.

Lo que más me gustó de la película fue Carl, el nuevo T-800. Como ya he mencionado antes, el famoso actor sabe ser gracioso cuando se lo propone. Es divertidísimo ver a Sarah Connor mirar con perplejidad al que fue una vez un robot asesino que mató a su hijo, convertirse en un padre o abuelo de familia vendedor de cortinas que insiste en que le llamen Carl. Ahí los guionistas han estado sembrados y les pondría una alfombra roja.

Desgraciadamente, al ver tantas menciones a una supuesta escena de chiringuito en las críticas, me picó la curiosidad y fui a buscarla en YouTube. Una vez vista, tengo que sentenciar que la película NO VALE NADA. Una pérdida absoluta de tiempo. Bueno... no. Ver a Terminator convertido en Carl, un vendedor de cortinas, bien vale un punto. Pues ea, un 1.

La serie no me marcó mucho, la verdad. Es más, sus úlitmas temporadas (más o menos a partir del momento en que...*) me parecieron aburridas e incluso odiosas debido al exceso de pasteleo. AL ver "Friends: The Reunion" me enteré de que cada capítulo se grababa con un gran público que hacía la función de orientar a los guionistas acerca de qué momentos eran buenos o malos en base a sus reacciones, y deduje entonces que quizás en las últimas temporadas la serie contaba con tantos fans incondicionales que ya no servían como filtro, pues aceptaban cualquier secuencia, y de ahí la degeneración de la serie.

Pero bueno, el caso es que me sentí rara viendo "Friends: The Reunion". Sinceramente, sentía como si estuviera visitando a antiguos amigos que hacía tiempo que no veía y ni echaba de menos. Sentí ternura, familiaridad, unión... Tuve que reconocer que había buena conexión entre ellos, y que se merecen con creces el éxito que tuvieron y la gran fama que alcanzaron (cuesta creer que actores noveles que no habían hecho nada importante hasta entonces llegaran a tener tanta repercusión mundial; debió ser algo tremendo para ellos). Realmente fueron el ícono de una época única que jamás volverá... No me sentía especialmente identificada con ellos ni conectaba del todo con sus historias, pero reconozco que me divertían mucho y me hacían compañía durante muchos años. De hecho... ¿no es esa precisamente la función que deben cumplir los amigos?

"Friends".

La encontré en una entrada en la güiquipedia sobre la despersonalización, en el apartado 'Menciones del término por diversos autores', mientras buscaba información para ayudar a un amigo que sufre dicho trastorno:

«En la película Numb, el realizador Harris Goldberg hace referencia al trastorno a través del protagonista Hudson Milbank (Matthew Perry), quien comienza a sufrir repentinamente de despersonalización como consecuencia de una noche de marihuana con sus amigos. La película se desarrolla en torno a todos los sucesos que se desencadenan como consecuencia de su búsqueda de la cura para su condición.»

Película de corte convencional, incluso con escenas trilladas* (cada vez que salga un asterisco, al spoiler). Muy sobria, noventera. La película se hace larga y lenta, y el argumento no atrapa lo suficiente (a menos que el tema de la despersonalización te interese mucho). Lo bueno es que se esfuerza en detallar lo que se siente cuando sufres despersonalización, y cómo afecta a la vida cotidiana. Muy destacables son las escenas donde se critican a los psicólogos/psiquiatras y/o sus escuelas, tanto por divertidas como por su realismo.**

En cuanto al título: al principio la película podría molestar porque parece un panfleto antidrogas o lo que sea, pero a medida que la vas viendo, te das cuenta de que todas esas supuestas moralizaciones no son otra cosa más que una desesperada búsqueda de causas/soluciones al problema. En definitiva, la película es mucho más realista de lo que parece.

En cuanto a las interpretaciones... bueno... no destacan. Ningún personaje me llamó la atención ni me pareció suficientemente creíble. Parecía todo más bien una obra de teatro en formato película noventera. Lo único interesante de la película es el tema y su forma de abordarlo. Sin más.

Muy bien escogida la película, ahora que el tema de las estafas amorosas está tan de boga con el caso de los hermanos de Morata de Tajuña. La verdad es que no me esperaba para nada ese giro brutal del argumento.

Me puse a verla por mero aburrimiento porque las historias de suspense, desapariciones, asesinatos, etc... me parecen aburridísimas, pero es que no había nada mejor que ver en la TV (cómo echo de menos Password, con Cristina Pedroche). Y la verdad es que la malísima interpretación de los personajes -sobre todo el de la mujer del protagonista- me hicieron pensar, por enésima vez: "Otra vez una película francesa de mèrde". No sabía si tomármela como una película de suspense o un intento de comedia costumbrista. Un horror. Encima contaban cosas que a mí me la sudaban por completo (*) El personaje de Joseph es por igual y por completo irrelevante y absurdo. Entiendo que haya que desviar la atención del hilo principal para despistarnos, pero es que lo único que se consigue es hacer perder el tiempo al espectador. Muy mal llevado por parte de los guionistas.

Pero cuando llegamos a "Amandine"...

De repente, todo un nuevo mundo se abre ante mis ojos. Un país, una sociedad, unas costumbres, unos valores totalmente distintos a los de la Francia rural que se nos habían estado enseñando hasta ahora. Curiosamente, siendo tan distintos a nosotros los veo como más cercanos, empatizo brutalmente con ellos, incluso cuando comenten un acto delictivo que para nosotros los blancos europeos supone un gran estrago, pero para ellos es una forma de obtener su sustento para poder vivir y cumplir sus sueños... (**)

Hay un gran contraste entre la Francia rural, siempre neblinosa, oscura y fría, y la África moderna, muy soleada, colorida y llena de vitalidad, que me fascina y se queda en mi memoria.

Sólo por eso es que le doy una puntuación bastante alta, porque el giro de guión es muy bueno y la puesta en escena todavía mejor. Lo demás no es tan bueno, los detalles de la historia son bastante naif (***), da la sensación de que los guionistas no querían trabajar demasiado, que bastante habían hecho ya con montarse ese giro de guión y adiós muy buenas, a dormirse en los laureles.

Pero bueno, a lo que iba... Es que a veces, cuando recibo uno de esos correos de estafas nigerianas, pienso en la persona que hay detrás. ¿Qué pasaría si le escribiera a esa persona en vez de al personaje? "Hola, sé que este es un correo de estafa nigeriana, ¿por qué no me cuentas sobre ti y qué es lo que te lleva a hacer esto? Me gustaría conocerte, y si llegamos a ser amigos, podría ayudarte en algo".

Y el final de esa película me hace pensar que algo parecido es lo que ha ocurrido. A su manera, claro está.

Con mayúsculas y punto final. Sí, señor.

Me la suda que la Juani sea una choni, me la suda que escuchen música de mierda, me la suda que sean todos vulgares, que su amor sea vulgar, que el barrio sea vulgar, etc. Me la suda todo.

Es una preciosa historia de una muchacha que descubre que hay algo más allá de su pequeño mundo, crece y, al volver a sus orígenes, se da cuenta de que ya no encaja y debe seguir adelante.

La Juani no lloraba porque le quisiera. Ni siquiera lloraba por el dolor que él sufría. La Juani lloraba por ella misma, o, mejor dicho, por la Juani que era y que ya nunca más volverá a ser. En el tren no se despedía de ese imbécil bakala, se despedía de ella misma. YO ERA LA JUANI.

Hermoso el proceso de metamorfosis traumática que exponen durante el viaje a Madrid. No se me olvidarán jamás esas escenas delirantes, estroboscópicas, con una Juani desesperada, luchando por escapar de situaciones que se ve incapaz de afrontar debido a sus todavía escasas tablas.

Una cinta cuya estética puede sorprender (para bien o para mal, depende del criterio empleado) pero que, si se sigue viéndola con la mente abierta, no sólo no defrauda sino que sorprende (x2) por su historia tan humana que llena de esperanza a todo aquel que desea cambiar algo, pero no sabe qué y además le da miedo.

YO

SOY


LA


JUANI


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