Ha sido toda una sorpresa para mí descubrir (tardíamente) esta entretenidísima película de aventuras. Dotada de un guión ágil que cuenta una historia sencilla pero interesante para todos los públicos, "SIMBAD: LA LEYENDA..." es todo un ejemplo de sabia combinación de técnicas de animación tradicional y digital que da como resultado una película visualmente redonda y que en ningún momento resulta pesada.

El único punto donde flojea esta película es -como ya han señalado otros "filmaffiniteros"- el diseño de los protagonistas principales, el indómito Simbad, la resuelta y aventurera Marina y el principesco Proteo. No tuvieron su mejor día los dibujantes de DreamWorks ya que parieron unos rostros en exceso angulosos e inexpresivos, además de estéticamente poco interesantes, sobre todo en el caso de Marina. Es difícil empatizar con ellos, cosa que no ocurre con otros personajes secundarios.

Donde sí acertaron de pleno fue con el personaje de "la mala", la sensual, inquietante y revoltosa Eris, la diosa del Caos, que literalmente se come la pantalla cada vez que hace una de sus espectaculares apariciones. Se trata de un personaje fascinante que en la versíón española resulta aun más cautivador gracias al magnífico trabajo de doblaje de María Moscardó (en la versión original en inglés este papel recayó en la actriz Michelle Pfeiffer). También hay que quitarse el sombrero ante la recreación de los escenarios, ya sean los puramente marinos, los palacios de Siracusa o los oníricos escenarios ambientados en el Tártaro.

La fortuna no acompañó en taquilla a esta revisión del cuento de Simbad el Marino, pues sólo recaudó 80.767.884 $ a nivel mundial (de los que sólo 26,5 millones correspondieron a EEUU) y sin duda su relativo fracaso comercial hizo que DreamWorks apostase definitivamente por la animación 100% por ordenador. Pero, como los buenos vinos, "SIMBAD: LA LEYENDA..." mejora con los años y deja un más que agradable recuerdo en el paladar de la memoria.

Si por algo se caracteriza la productora española Bambú es por producir como churros series de una calidad pésima, históricamente descontextualizadas, llenas de anacronismos y de presupuestos muy ajustados (lo que la lleva, por ejemplo, a rodar muchas secuencias de exteriores de noche, para que no se note la cutrez generalizada). Sus “productos” van dirigidos a un espectro del público muy concreto: audiencia joven –adolescente o postadolescente-, fundamentalmente femenina, con un bajo nivel de formación, escasa capacidad crítica y una absoluta incapacidad para buscar información fuera del universo “tik-tok”. Vamos, ese tipo de jóvenes y jóvenas para los que abrir un libro de Historia o leer un artículo de la Wikipedia les supone un riesgo cierto de sufrir un ictus o una hemorragia cerebral.

Claro, para las empresas de “streaming”, la basura que produce Bambú es un chollo, como lo son todos esos subproductos audiovisuales llegados de Turquía o de la India que dan vergüenza ajena pero que permiten llenar el “fondo de armario” audiovisual por cuatro perras, porque si todas las series con ambientación histórica tuvieran la calidad de producción de la británica “Endeavour” o de la austríaco-británica “Vienna Blood”, ese “fondo de armario” se quedaría un poco escaso.

Así pues, al igual que la absurda “Jaguar” (de la misma productora) no había por donde cogerla, la “comedia policiaca” “UN ASUNTO PRIVADO” no tiene gracia alguna, fuera de pasarte un rato divertido tomando nota de los desatinos, disparates y anacronismos que se suceden sin solución de continuidad en cada uno de sus episodios (yo solo he soportado los dos primeros y he echado un ojo al resto, pero con eso llega). Vamos a dejar de lado la desastrosa y acelerada dicción de Aura Garrido o a ese Jean Reno haciendo el ridículo como un más que improbable mayordomo francés al servicio de una familia de clase alta gallega con un castellano también poco comprensible, y vamos a centrarnos en los detalles “históricos”.

1) La serie está ambientada en plena posguerra española, en la Galicia de los años 40, en una ciudad no identificada (aunque se haya rodado en Vigo). Bien, no hay NI UNA SOLA REFERENCIA no ya a la dictadura franquista, sino a la situación de estrechez (por no decir de hambre) en la que vivía la mayor parte de la población en esos años. Todos se muestran guapos, alegres, bien alimentados, despreocupados...

2) Estamos en los años 40, pero en las escenas exteriores se mezclan sin reparo alguno vehículos de los años 30 y 40 con otros de los años 50 americanos, cosa que también ocurría en "Jaguar", en a que en una serie ambientada en los 60 aparecían coches de los 70. Incluso los cubos de basura son los típicamente americanos.

3) Estamos en los años 40, pero en una escena en un depósito de cadáveres aparecen unos hermosos tubos fluorescentes. ¿Cuál es el problema? Pues que esta novedad luminaria no apareció por primera vez hasta 1939 en una feria en Nueva York, y en España no se popularizaron hasta los años 60. Ah, del fantabuloso microscopio con doble ocular que aparece en el laboratorio de la policía, mejor ni hablamos. Si es que la España de los 40 era la puta hostia de la modernidad, oiga.

4) Estamos en los años 40, en lo más duro de la dictadura, con todos los medios de comunicación sometidos al control del régimen, pero ello no impide a nuestra indómita detective amenazar a un policía con llevar no sé qué cosa "a la prensa”. Es una pena que no nos indique si lo iba a hacer al diario ARRIBA o a EL ALCÁZAR.

5) Igual de absurda es una referencia a que si no habían estudiado tal o cual cosa en la "academia" de policía, cuando basta con mirar la Wikipedia para averiguar que, si bien en 1946 se creó en Madrid la "Escuela de la Policía Española", las tareas de investigación criminal y represión política estaban en manos del Cuerpo General de Policía, formado principalmente por veteranos de guerra, militantes del Movimiento o antiguos guardias de asalto adictos al régimen. El orden público era cosa del Cuerpo de la Policía Armada que, desde luego, no usaba los uniformes que se ven en la serie. Las modernas técnicas de investigación policial y de protección de la escena del crimen estaban a décadas de distancia.

6) Lo de la lámpara de luz ultravioleta para ver los rastros de sangre… En fin…

7) Ah, sí, se me olvidaba: los pasos de cebra. Estamos en los años 40 pero los cruces de las calles de esa ciudad española aparecen llenos de pasos de cebra. El detalle de que estas franjas se usaron por primera vez en 1949 en la ciudad británica de Slough y que hasta 1951 no adoptaron la forma que hoy todos conocemos es algo que a los asesores de la serie (si es que los han tenido) les ha traído al pairo.

8) Nuestra aguerrida detective habla de que hay suelto un "asesino en serie", concepto que no se hizo popular hasta los años 70 en EEUU fuera de algún caso muy concreto en años anteriores.

Podría seguir y seguir pero no merece la pena. No voy a decir nada sobre el absurdo “empoderamiento” de una chica bien de los años cuarenta en una ciudad de provincias de una región atrasada de la España franquista porque ¿para qué?

Seguro que los y las fans de Bambú o los comentaristas a sueldo de la productora en esta y otras webs lo justificarán todo diciendo que no es un documental o una serie histórica sino una “comedia policial”. Pues no, señores, una “comedia policial” es “Los misterios de Laura”, pero “UN ASUNTO PRIVADO” es, simple y llanamente, una basura.

Tuve la oportunidad de "disfrutar" de esta película un rato anoche, durante su emisión en TVE2 (no podría ser en otro canal) y, la verdad, fuera del valor documental de las imágenes rodadas en la ciudad de Hiroshima a finales de los 50, que nos muestran no sólo la reconstrucción física y moral de una ciudad, sino de todo un país, el film es un pretencioso tostón de tomo y lomo en la peor tradición del cine gabacho. Estamos ante la típica "francesada" para gafapastas, ese cine basado en largos y profundos diálogos y monólogos cuyo único fin es demostrar al mundo mundial la belleza y perfección de la lengua francesa.

En fin, una película soporífera y una gran oportunidad perdida para hacer un buen documental.

Si eres de los que, como yo, consideran la serie de Tele5 "El Barco" como una de las mayores sandeces rodadas en la última década y una ofensa a la buena ciencia-ficción, THE LAST SHIP vendrá a pacificar tu espíritu y te hará disfrutar de una buena historia, bien rodada, correctamente interpretada y con un guión que te mantiene en vilo en todos y cada uno de sus 10 episodios, haciéndote contar los meses que faltan para el estreno de su segunda temporada.

Una epidemia vírica aniquila a buena parte de la humanidad, hunde gobiernos y lleva el caos a todo el planeta. La única esperanza parece residir en un destructor de la marina de EEUU (por supuesto, que para eso la serie es americana, el que quiera héroes británicos, franceses o ecuatorianos, que haga la serie y ponga los medios) en el que un par de científicos y los 200 tripulantes del navío se verán metidos en una carrera contra-reloj para encontrar una cura mientras son perseguidos por un crucero ruso rebelde y han de vérselas con todo tipo de problemas tanto internos como externos.

Un capitán valeroso y carismático, unos oficiales majetes, unos rusos malotes, una científica entregada a su trabajo, un mercenario letal que le tira los tejos y (ojo al último episodio) unos EEUU muy distintos a los que les vieron partir configuran una serie "mid-season" llena de todos los tópicos al uso y con una estructura mas que vista (la influencia de "Star Trek" está ahí para el que quiera buscarla) pero muy bien hecha, con unas estupendas escenas de acción y bien documentada. Recomiendo verla, si es posible, de un tirón.

¡Con las ganas que tenía yo de ver esta película! Menos mal que uno tiene responsabilidades paternales que le llevaron a disfrutar de producciones como "Brave", "Piratas" y "Las aventuras de Tadeo Jones" en este reciente mes de agosto. Me entran sudores de sólo pensar en que debe de haber por ahí, en un universo paralelo, un "yo" mío alternativo que no tenga críos pequeños y que haya aprovechado las vacaciones estivales para ir al cine y pagar 9 euracos por ver esta basura... Por fortuna, vivo en este universo y me las he podido apañar para ver la peli en casa, en la tele, con una calidad de imagen más que aceptable y sin gastar un euro. ¡¡Y menos mal!! Ya había oído que la pelicula era malilla y decepcionante, pero no me esperaba que lo fuera tanto. Los efectos especiales muy buenos, pero el guión... una puta mierda. Así, como suena.

En fin, no voy a repetir lo que otros han contado sobre los muchos dislates del guión perpetrado por el infame Damon Lindelof. A mí "Lost" ("Perdidos") se me indigestó en la segunda temporada y nunca entendí qué carajo le veían a esa serie las legiones de frikis que estaban pendientes de ella. Así pues, sólo voy a comentar algunas cosillas que no han sido objeto (o lo han sido poco) de la afilada crítica del resto de los filmafiniteros que han descuartizado esta cosa. Sólo meto en el "spoiler" lo que no me cabe en el texto principal, porque la película no se merece ni siquiera este respeto.

Vamos con ello.

La primera, en la frente. La tan alabada por algunos secuencia inicial, el prólogo en el que un "ingeniero" recauchutado en una Tierra todavía desierta se pimpla un chupito del famoso chapapote biológico que literalmente le desintegra y hace caer sus restos a un río para dar inicio a la vida en nuestro mundo (o al menos esto es lo que parece dar a entender), a mí me parece una absoluta gilipollez. Cualquier becario con varias asignaturas suspendidas del más remoto y atrasado de los laboratorios biológicos del planeta sabría "insuflar vida" en un mundo apto para ello con más facilidad y menos dramatismo simplemente vertiendo el contenido de una probeta (una "sopa prebiótica") en un mar cualquiera.

Además, ¿no hemos quedado -tras décadas de investigación seria- en que la vida en nuestro mundo surgió en el mar? ¿A cuento de qué tirar un cadáver a un río?

Y por cierto, parece ser que los "ingenieros" estos (tan irascibles ellos) respiran nitrógeno y oxígeno, ¿no? Al menos esa es la atmósfera que hay dentro de la "nave-croissant". Bien, entonces... ¿Cómo es posible que el "ingeniero-suicida" del prólogo esté paseándose tan campante en gayumbos por una joven Tierra cuya atmósfera era por entonces irrespirable? Porque hay que recordar que el oxígeno que respiramos fue generado como desecho por organismos fotosintéticos anaerobios. Más tarde aparecería un organismo clave en la evolución de la vida: la "bacteria mitocondrial", un organismo que, dado que ahora había más concentración de oxigeno, fue capaz de utilizarlo para degradar los productos de alta energía que antes quedaban solo a medio consumir por la vía anaerobia. Si se supone que estos "michelines espaciales" fueron los que originaron la vida en el planeta, de ninguna forma podría haber oxígeno.

Pero aún hay más. El "ingeniero-suicida" no sólo está cachas y le importa un huevo su propia supervivencia, sino que además elementos letales como la radiación solar se la sudan. ¿Qué no hay capa de ozono todavía porque este se formó a consecuencia de la aparición del oxígeno en la atmósfera? ¡¡Bah, mariconadas!! Total, para lo que me queda en este convento...

Sigue en el SPOILER