Al ver éstas películas clásicas y de un país que no es la gran factoría norteamericana, siempre es aconsejable ver qué películas se hacían ese mismo año.
Para los que les fascina la Grecia clásica es un placer ciertos detalles que salen en la película. La plaza principal donde tiene lugar muchas escenas, tiene unos leones que recuerda a los de la isla de Delos, así mismo la entrada del rey Creonte por los propileos rememora muchos edificios de la época clásica. Nombra la isla de Argos y de Sardes, y la aparición de Tiresias, uno de los dos adivinos más famosos de la mitología griega, con una de sus profecías.
Los decorados bien ambientados. Y luego está el diálogo de Hemón con su padre, Creonte, llena de la filosofía y sabiduría griega.

El tipo de películas épicas basadas en hechos reales tiene un gran poder de atracción, tienen una base histórica que supone un trabajo previo de recogida de documentación, que resulta muy interesante. Pero desgraciadamente este no es el caso. Un malo muy malo, y unos guerreros míticos, invencibles y buenos muy buenos, gran parte del tiempo se ocupa de mostrar que a pesar de su apariencia (discutible este aspecto también, podrían ser bárbaros, mongoles, otanos...) son unas buenas personas. Una batalla final y pare usted de contar. Historia muy corta de argumento, con buenos exteriores. Yo recuerdo, y de hecho acabo de volver a ver la película Mongol, vale la pena ver 5 veces esta última, que ver esta por primera vez.

Dejate el móvil al lado o el mando para ir avanzando, porque a pesar de que dura 83 minutos, son 83 minutos aburridos. Si lees la crítica antes de verla, prueba cualquier otra al azar; si ya la has visto, pues a aguantarse como yo.
La cosa ya pinta mal cuando a alguien se le ocurre que una autocaravana grande, se meta por un caminucho. A un continuo de sinsentidos, se le une la tontería tantas veces utilizada, de que la familia no se lleva muy bien.
No sé si trataba de ser de terror, de suspense, o una más de sobremesa; sea cual fuere, disparo fallado y de mucho.

Tres miembros, de tres generaciones distintas ,de una familia paran la autocaravana en un bosque para pasar unos días. Un desafortunado accidente hace que uno de ellos sufra una herida importante y una de las otras dos personas tiene que ir a buscar ayuda. Llega a una casa aislada, en la que parecería querer ser una casa de los horrores, en la que los habitantes de esa casa tienen algún secreto que esconder. La interacción entre las familias provoca una serie de desafortunados encuentros con consecuencias para ambas familias.

En la primera escena se observa un paisaje, que te lleva a ser optimista. Pero cuando sucede el primer tiroteo, empiezas a sospechar que algo va mal, y verás que ya no se endereza.
Por otro lado los personajes no dan la sensación de estar desarrollando la acción en el entorno que se nos presenta. No hay sintonía entre personajes y medio. Es como si los protagonistas fueran por un lado y los exteriores fueran por otro.

Luego tiene otras cosas que no cuadran con el escenario que se nos tendría que hacer sentir. En el porche de la casa del Marshall tiene una mesa impoluta, recién sacada de la carpintería. El segundo tiroteo en el porche es igual de malo que el primero. La casa del Marshall está empapelada y hasta parece que se ve un radiador. La casa está en medio de la nada.
Luego aparece un viejo con ligera dificultad para caminar, pero con una dentadura perfecta.
El hijo del Marshall después de caminar por una árida estepa, dice no poder caminar, le sacan un primer plano y está fresco como una rosa, sin una gota de sudor.

Y ya cuando aparecen los indios...ay Dios!!! su indumentaria parece recién sacada de un salón de exposición, previo paso por la tintorería. Y en la primera batalla entre el grupito del Marshall y una partida de Sioux, estos quedan como hermanitas de la caridad, Sor Citröen tenía más peligro que ellos.

Quizás lo mejor sea el continuo que tiene el guion ( y con esto casi me estoy justificando por una puntuación que también podría ser de 1 o de 2). Un agente de la ley tiene que cumplir su trabajo, en ocasiones tiene que matar cuando se encuentra en dificultades, esto acarrea deseos de venganza por parte de terceros, y lo más fácil, es a través de la familia del agente. Esto desencadena el resto de la trama, que es que el Marshall vuelva a hacer justicia, esta vez en su beneficio propio.

La temática suele ser la propia de las películas del Oeste, la venganza.
El Marshall McMasters está realizando su trabajo lejos de su casa. En ella le aguardan su padre y su hijo. A ella acuden unos forajidos en busca de venganza, como no está en Marshall secuestran a su hijo para que éste vaya en su búsqueda y así ellos poder saciar su sed de venganza. Pero ahora es el Marshall el que busca venganza por haber irrumpido en su casa y secuestrar a su hijo, y ambos se adentran en el temible territorio Sioux.

Tiene muchos muchos tópicos, no sorprende nada, pero con pinceladas de buen humor.
No es una película mala, y puede haber un amplio número de espectadores a los que entretenga. Pero todo es muy plano y según lo cuenta la sinopsis, no hay nada para sorpresa o imaginación.
Sin grandes elementos técnicos, su misión es hacer reír y en algunos momentos lo consigue. No es un peliculón, pero tampoco te vas con la sensación de haber perdido hora y media.

Es bastante visual, con colores intensos y vistas de Mónaco y Marsella.
Los personajes están bien seleccionados. Dos apuestos galanes, una bella niña pija, un descerebrado, la presencia de Jugnot es un buen reclamo, y la afable sirvienta Marguerite (Colette Kraffe) que bien daría para una precuela.

Un padre rico quiere dar una lección a unos hijos idiotas, que lo tienen todo servido en esta vida. Trata de que se valgan por sí mismos volviendo a sus orígenes. Aquí hay algunas buenas y divertidas discusiones entre hermanos con algunas frases ingeniosas.
En el tercio final de la película momentos soporíferos y sensibleros.