Soy un fanático de las películas de found footage, así que me apresuro a ver todas las que salen, sin consultar antes su puntuación, las tomo tal cual vienen porque pienso que siempre pueden saciar de algún modo el apetito continuo que siento hacia este género.

Eso no significa, sin embargo, que me valga cualquier cosa. Y esto es "cualquier cosa", en la plena acepción de la palabra. Un tipo se cambia de ciudad y va a vivir a una casa en la que empiezan a suceder cosas raras (del tipo Paranormal Activity). Bien, el argumento no es muy original, pero puede valer. De vez en cuando se encuentra con su vecina, una tía rara que se llama Emma.

Todos los clichés del género están aquí: el protagonista llena la casa de cámaras de diverso tipo y así podemos ver las evoluciones del poltergeist que se le ha metido ahí dentro.

La película es lenta de cojones, bastante aburrida, la verdad. Sin embargo, lo que más me molesta es lo inverosímil de la mayoría de las reacciones del protagonista. No cuesta tanto, a la hora de escribir el guion, ponerse a pensar: "un momento, ¿esto es lo que haría una persona normal en un momento así?". Pues no. Por ejemplo, resulta que el tipo ve una grabación en la que está durmiendo y una figura bastante amenazante se le acerca. Esto bastaría para que el común de los mortales nos marchásemos de la casa en ese mismo momento. Pero no, él se queda, eso sí, repitiendo todo el rato: "Aquí están pasando cosas muy raras". No me digas, campeón.

Otra cosa que me toca los huevos, porque es una situación que se repite: ve una silueta / oye unos pasos / escucha un ruido, en sitios muy concretos; va hacia allí y cuando mira, ya no hay nada. Esto pasa mil veces.

Y una situación que para mí es la culminación de todas las gilipolleces, y que muestra muy bien lo mal planteada que esta esta película. Resulta que se encuentra con su vecina Emma y la invita a tomar algo a su casa, esa misma tarde, y cuando ya está en pleno follón paranormal. Su vecina, a la que apenas conoce, le dice: "Oh, genial, me llevaré mis cartas de tarot para tirártelas. Será divertido, bebidas y tarot". Claro coño, lo típico que dices en cualquier cita.

Esa misma noche, ella va a su casa y en el momento en que cruza la puerta, insiste: "Tengo aquí las cartas, ¿te las tiro?". El prota, que supongo que antes de que todo vaya a peor tiene ganas de al menos pegar un polvo, acepta, le sirve una copa de vino y se deja tirar las cartas. En tres minutos contados, ella le hace el tarot, le dice cuatro chuminadas y, ojo, acaba así: "Bueno, se me está haciendo muy tarde, he de irme, gracias por la bebida". ¡Has estado en la casa tres putos minutos! ¡Has ido a tirar el tarot y te largas sin más! Y al protagonista, por supuesto, le parece de lo más normal. Pero qué coño...

En fin. Muy mala.

El título de esta crítica es una advertencia ante la lectura de la sinopsis de la ficha de la peli, que te destripa la película por completo ya que te ofrece un dato que no aparece hasta que ya está casi acabando. ¿Quién demonios se encargó de escribirla y, lo que es peor aún, de aprobarla? Está claro que aquel día se les fue la mano con la petaca de orujo.

Al margen de esto, Mal Nosso está muy bien. Para empezar, ofrece lo que toda película de miedo debería ofrecer: una cuidadosa y envolvente atmósfera, obsesiva y peculiar. Y después, una historia que, sin ser la reostia de la originalidad, pues está resultona y te empuja a acabar de verla. Me gusta mucho el gordito protagonista. Y también la mezcla de géneros que hay: que si el Sexto Sentido, que si el Exorcista... Vaya, funciona.

Película muy sencilla pero apañadísima, que tiene sus momentos de franco mal rollo y que sabe atraer la atención desde el principio.

Nada mal, ciertamente.

Flaco favor le hace esta película al original de 1978.

Es una película horrible, mal hecha, vacía de ideas y de contenido. Puedes intentar hacer una película comercial, palomitera, sin más pretensiones, pero esto es un engendro, un insulto para los espectadores.

¿Un "regreso al espíritu de los slashers de los 70"? ¿Pero cómo se puede decir eso? Los clásicos del género de aquella época tenían buenos personajes, una buena historia, una logradísima sensación de peligro y amenaza, y sobre todo, una ambientación y una atmósfera increíbles. Aquí no hay nada de eso.

Ni siquiera hay guion. Michel Myers es trasladado en un autobús repleto de chalaos, el autobús tiene un accidente y él escapa... por supuesto, no se explica cómo ni por qué. Tampoco se explican las reacciones absurdas de todos y cada uno de los personajes.

Por otro lado, es aburridísima. No pasa nada ni un poquito interesante. Se hace más larga que un dolor de muelas. El caso es que el asesino vuelve a las andadas, y con unos 70 años de edad, pues resulta que es fuerte, invencible y difícil de localizar a pesar de que anda todo el rato lento, más tieso que un palo, y que no toma ningún tipo de precaución ni estrategia.

Tramas y subtramas que aparecen y desaparecen sin venir a cuento (la del médico es especialmente ridícula). Todos los giros son forzados, metidos con calzador, no han gastado ni media hora en planear las situaciones, todo rezuma cutrez y ganas de saquear una franquicia sin invertir en ello demasiado esfuerzo.

Una mierda de dimensiones monumentales. Una catástrofe. Basura, sin más.

Nunca está de más que el cine se atreva a dar la cara contra los males inherentes a cualquier sociedad, a denunciarlos, a ponerlos en evidencia y a advertir de su peligro, aunque sea con humor. Es algo que se echa mucho de menos, por ejemplo, en España, donde la cobardía de los directores es proporcional a los premios que reciben por sus soporíferas obras que no hablan de nada (póngase el caso de Isabel Coixet).

En fin, es de agradecer que Spike Lee trace un relato con pulso firme sobre la infiltración de unos policías en el KKK, con los momentos pertinentes de tensión, ese constante "a ver cuándo descubren que el poli es un infiltrado", todo rodeado de una estética muy negra, muy de los 70. Y por cierto, los racistas, retratados como lo que en realidad son, una pandilla de idiotas, porque siempre es así, ya sea en EE. UU., en España (donde el fascismo forma parte intrínseca del Estado) o en cualquier otro país.

Es cierto que se le pueden achacar muchas cosas a esta película: que los personajes son planos, y que tanto ellos como la historia son meros resortes para construir el mensaje que el director quiere lanzar. No hay ambigüedades, no hay claroscuros ni zonas de gris, son personajes de cartón piedra al servicio de un mensaje. Pero creo que tampoco pretende ser otra cosa, cada espectador debe decidir si esto le gusta o no.

Por supuesto, una película de este tipo, con este contenido de denuncia, sería ilegalizada en España, o prohibida, o nadie la apoyaría económicamente para distribuirla, porque aquí lo que se lleva es más bien pensar como los del capirote.

La inclusión de la "parte documental", al final de la película, me parece gloriosa y acaba dándole mucho impacto, pese a todos sus defectos.

Una película mala, pero mala de cojones.

Si hacéis como yo, y os emocionáis cuando veis una peli de terror puntuada con más de un 5 y pensáis que vais a pasar un buen rato, con "El Apóstol" abandonad toda esperanza.

No sé ni por dónde empezar a hablar de este despropósito.

Personajes planos y sin interés. Historia trivial, previsible y aburrida. Multitud de tramas que no llevan a ninguna parte. Todo está tratado de manera muy superficial. Situaciones no bien explicadas o directamente sin sentido. Película extremadamente larga. Abuso de un filtro oscuro y frío. Presupuesto más bien cortito para lo que se pretende mostrar (supuestamente se trata de una comunidad con un cierto número de habitantes, pero al final parece que solo haya tres o cuatro).

Da la impresión de estar viendo un telefilme en lugar de una película. O el episodio piloto de una serie. Quizá por el tipo de encuadres, lo mal trabajado que está todo, las interpretaciones, o la ya comentada disparidad de tramas absurdas, recurso utilizado para alargar una serie hasta el infinito.

No se salva nada. Horrorosa. Le pongo un treh.