La vida de un simple camarero italiano en un hotel de lujo de París, cambia drásticamente en un instante, al conocer de casualidad a una bella joven que venía por un casting para modelos que se hacía en dicho lugar.
Aquí el director con suma habilidad nos sumerge en una trama inesperada al principio, pero que te va atrapando a medida que pasa el tiempo, logrando que esta particular historia de amor, con sus muchas idas y vueltas, llegue a enganchar por completo al espectador.
Excelentes interpretaciones tanto de Elio Germano como de Astrid bergès-Frisbey, que logran transmitir en todo momento la ajetreada vida que llevan la joven modelo y el camarero.
Como punto flojo podría decirse el exceso de metraje, habiendo escenas que no tienen necesidad de estar y que aportan poco a la película.
Muy recomendable porque nos muestra en este caso a través de Nadine y Fausto, que las historias de amor no siempre son color de rosa y que el conocer a una persona determinada, puede hacerte la vida muy complicada.

Es una película que te engancha desde el comienzo y te deja tremendamente conmovida hasta el final.
La historia comienza con la llegada de un matrimonio y un niño a un nuevo vecindario, donde la vecina de enfrente, otra niña de la misma edad, queda deslumbrada por ese nuevo vecino, dando lo que sea para ser su nueva amiga y por que no su nuevo amor.
A partir de aquí, la trama transcurre contándonos la relación de amor-odio entre estos dos jóvenes, ya en edad de instituto, donde el amor de ella no era correspondido en absoluto por él.
No solo es una historia de amor y desamor entre dos preadolescentes, sino una mirada sobre los valores, el amor entre hermanos, sobre los dichosos prejuicios, y más que nada, el ser valiente y el luchar por lo que una quiere, sobre todo si representa tu lugar en el mundo, aunque sea un "sicomoro", un árbol enorme donde la joven protagonista se sentía la persona más felíz de la tierra.
El reparto es excelente, los pequeños protagonistas deslumbran con una actuación totalmente natural y creíble, acompañados por un reparto coral donde Aidan Quinn, Penelope Ann Miller, Anthony Edwards y sobre todo John Mahoney, como el sabio abuelo, hacen un papel muy destacable.
Entrañable, conmovedora y absolutamente recomendable para aquellos que nos gusta el cine que busca dejarte mucho más que un rato de entretenimiento.

Al principio la película te presenta a una familia típica italiana, en vísperas de la navidad, que se reúnen en un caserío enorme de un pueblo de Italia.
El matrimonio, tres hijos (después se agrega otro), la abuela, el hermano del dueño de casa, su mujer y una "extraña" inesperada, que se agrega después de iniciada la nochebuena.
A medida que avanza la trama, esa familia tan "particular", comienza a desnudar la verdadera historia de cada uno, sorprendiendo al espectador, llegándonos a hacer la típica pregunta de "ésto de qué va?", o el "es de verdad lo que me cuentan?".
El tema apunta interesante (original no es porque es una remake de una película española que no he visto), pero además de no sacarle mucho jugo a los personajes, se queda a mitad de camino, con momentos realmente poco trabajados, mareando de a ratos al espectador hasta que nos damos cuenta de qué va la cosa. Es cierto que logra sacarnos alguna sonrisa perdida, pero nunca logra remontar el vuelo.
Se deja ver, entretiene un poquillo, quiere dejar un mensaje de lo que son las supuestas "familias perfectas", las hipocresías, las mentiras, la soledad..en fín, todo muy bien intencionado pero lamentablemente para mi gusto, no lo logra casi nunca en toda la película. Esperaba mucho más...

En la época de los 80, plena crisis de las granjas de EE.UU, un padre de familia dueño de una de ellas, ante los problemas económicos y con el miedo de perderlo todo, decide secuestrar al supuesto futuro comprador de esas tierras desvalorizadas en ese momento, acosenjado por una misteriosa mujer.
La hija menor de la familia, una niña de 11 años, descubre sin querer ese secreto bien guardado por su padre, lo que desencadena en una serie de hechos inquietantes.
La peli se sostiene gracias a la labor sin fisuras, de la pequeña actríz Peyton Kennedy, que con su ternura, sus gestos y recursos a pesar de su corta edad, le da algo de credibilidad a un guión flojo, con lagunas y personajes medio forzados que entran a escena, mezclandolo con un aire de fantasía en pequeñas dosis, que no aportan nada a la trama central.
Te entretiene de a ratos, es una historia que puede resultar original, pero falla porque no consigue darle más emoción al argumento o un toque de más suspense con algo de credibilidad, y no dejar todo el peso de la peli, en la tarea entrañable de la pequeña Peyton.
Se deja ver, pero le falta bastante para ser un thriller que te atrape en serio.

Un pastor que vive con su mujer es una isla escocesa, se derrumba cuando se entera que la mina que le daba vida a esa isla, se cierra. Los habitantes de la misma ante esto, deciden mudarse por la falta de trabajo y provoca la desesperación del pastor, por la perdida de fieles y el inevitable cierre de su parroquia. También hay que sumarle la llegada de un visitante inesperado a su casa, que saca a la luz la verdadera personalidad tanto de él como la de su mujer.
Aquí comienza una historia atrapante e inquietante, protagoniza por un soberbio Damian Lewis como el pastor y una gran Andrea Riseborough, como la desdichada y abnegada mujer de él.
Ese paisaje de absoluta soledad, con ese viento implacable, el ver solo campo y mar, le da una atmósfera especial que colabora con un guión que no afloja en casi ningún momento, aunque a veces algunas escenas se tornan aburridas o lentas y pueden bajar el interés, no empañan el resto de la peli.
Es recomendable por la labor actoral, por la historia, por la fotografía y sobre todo por el mensaje que deja sobre lo que provoca la práctica de algunas religiones en las personas.
Sin ser perfecta, es agradable de ver y te atrapa sin que te des cuenta.