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Críticas de Manospondylus
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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
6
1 de mayo de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá sea porque ya han adaptado casi todas las novelas de Monogatari, pero parece que Shaft pretende convertir la franquicia de Puella Magi Madoka Magica en su nuevo buque insignia y gallina de los huevos de oro. Raro es que hayan tardado tanto, pues aunque la serie original de Madoka no fue el primer anime mahō shōjo adulto y con un giro oscuro, la combinación de chicas mágicas con una historia que mezcla Fausto y 2001: Una odisea del espacio le valió un éxito mucho mayor que el que el estudio había imaginado y se convirtió de inmediato en una serie de culto, un punto de inflexión en su género y una de las obras de referencia del anime de todos los tiempos.

Por supuesto, no tardaron en aparecer producciones que imitaban su temática y tono, tanto mahō shōjo como de otros géneros (WIXOSS), pero, sorprendentemente, el estudio responsable, Shaft, no se lanzó a sacar secuelas, pese a que muchas de las series surgidas a raíz de su fama no tardaron en contar con varias temporadas e incluso películas, aunque tuvieron un éxito más moderado. Y es que mucha gente se llevó cierta decepción porque esperaban que todo estos anime estuvieran a la altura de Madoka Magica, si no por encima. Irónicamente lo mismo le ha ocurrido a esta serie.

La continuación de Madoka llegó, no obstante, 2 años después y en forma de película, Rebellion, una secuela estrafalaria y genial que presumiblemente tendrá continuación (dado su desenlace), aunque no sea nada fácil de continuar. Quizá por eso, para aprovechar el rendimiento comercial de Madoka, han optado por los spin-offs, ya que, debido a las características de la obra, se presta mucho a ello. Durante años se han publicado algunos en forma de manga que, en los mejores casos, no pasan de ser entretenidos thrillers con chicas mágicas (los más destacables serían The Different Story, que profundiza en los personajes con menos tiempo en pantalla en la serie original, y la intercuela Wraith Arc).

Pero no es hasta 2020 cuando, tras una exitosa incursión en el mundo de los videojuegos, la franquicia estrena su primer spin-off animado, Magia Record: Puella Magi Madoka Magica Gaiden/Side Story, basado en el videojuego del mismo nombre y desarrollado por un equipo secundario: Akiyuki Shinbō cede la dirección a su codirector en las películas de Madoka, Yukihiro Miyamoto, y a Gekidan Inu Curry (o lo que es lo mismo, Ayumi Shiraishi y Yōsuke Anai), responsables de los laberintos y las Brujas en Madoka Magica y Rebellion, y aquí también se encargan del guion; es decir, el escritor de Madoka Magica, Gen Urobuchi, ni está ni se le espera, y eso no es una buena noticia.

Como el factor sorpresa ya se perdió en Madoka Magica, esta serie se muestra como un thriller de fantasía oscura desde el principio: Iroha es una Chica Mágica que sospecha que alguna vez tuvo una hermana pequeña a la que nadie recuerda. Un día, en la pelea contra una Bruja encuentra lo que parece un pequeño Incubator (como una versión de Kyubey chibi ridículamente más kawaii) que le devuelve algunos recuerdos sobre su hermana Ui. Por si fuera poco, otras Chicas Mágicas han tenido un mismo sueño en el que una niña les dice que si van a la ciudad de Kamihama, pueden ser salvadas (es decir, dejar de ser Chica Mágica); pero en seguida aparece Yachiyo asegurando que todo eso es falso y que allí hay más Brujas que en las ciudades vecinas y son más poderosas.

Aquí empieza un tramo sobre leyendas urbanas (algunas bastante absurdas) en Kamihama que prueban ser ciertas. Por supuesto, todo esto parece estar relacionado con la proliferación de esas Brujas (que no son tal) en esa ciudad y, seguramente, con la desaparición de Ui. Sin embargo, durante bastantes episodios, Iroha no hace ningún progreso (ni parece intentarlo) y Magia Record sólo nos ofrece capítulos en los que las Chicas Mágicas investigan esos rumores que terminan revelándose como algún enemigo random (los Uwasa), mientras de fondo se conforma el hilo argumental de las Alas de Magius y los Doppels, dejando de lado el conflicto inicial y dedicando poco tiempo a los personajes, que son demasiados (muchos irrelevantes) y son introducidos de golpe e incluso en grupos. Por lo menos no son tan estereotipos flanderizados como parecen en un principio, pero, en general, prueban ser más simples y menos interesantes que los de la serie original de Madoka Magica. Por ejemplo, desde un principio, la dinámica entre Iroha y Yachiyo recuerda demasiado a la existente entre Madoka y Homura, en parte por sus personalidades y en gran parte por los diseños (todos obra de la mangaka Ume Aoki), pero está mucho peor desarrollada.

Sin embargo, si hay un error realmente grave, no es otro que las niñas que dicen haber creado una máquina de movimiento perpetuo (además animada en un CGI espantoso). Es un detalle pequeño y no tiene ninguna repercusión en la trama, pero de ser cierto se cargaría la lógica interna de todo su mundo, porque si unas niñas pueden saltarse así las leyes de la termodinámica, ¿por qué demonios una especie de aliens avanzadísima tiene que montar todo el sistema de las Chicas Mágicas para frenar el aumento de la entropía del universo?

En parte debido a su extensión (sólo la primera temporada de Magia Record ya tiene una mayor duración que la serie original completa), es también un anime más lento. Si Madoka tenía su primer punto de inflexión en el tercer episodio, aquí todo es más gradual. En su día me quejé de que a Madoka le habría venido bien un par más de episodios para desarrollarlo todo con más calma, pero esto es pasarse, sobre todo porque no hay tanto que contar. Magia Record sencillamente relata una historia sobre una serie de intrigas interrelacionadas, más centrada en el misterio que en la psicología de los personajes, irregular, estirada y que resulta más liosa de lo que debería. Y no es un problema tanto del argumento como de la forma en la que está contado, porque... bueno, con Shaft hemos topado.

(Sigue sin spoilers)
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Manospondylus
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1
26 de diciembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante la secuela de un anuncio de loterías, lo que es más que suficiente como para no querer saber nada más del asunto. Aun así, por algún motivo absurdo, acabé viéndola.

Quien conozca el dichoso anuncio ya sabe de qué va todo esto: un perro, Pancho, al que le ha tocado la lotería y ahora le sobra el dinero. Nada más. El resto es una sucesión de sketches horrendos y sin gracia (la conversación respecto a la expresión "blanco y en botella..." conforma un diálogo tan malo que ya está en el bochornoso podio de la comedia fallida); y un buen número de escenas poco inspiradas o directamente copiadas, también sin gracia. Se supone que sigue el "argumento" del citado spot, con el perro ya millonario (Cook, el mismo del anuncio y que también apareció en la comedia televisiva Aquí no hay quien viva, donde encarnaba al perro de Vicenta). Hay un malo malísimo sin más propósito en la vida que el de hacerse con el perro para no sé qué jugada comercial; y, cómo no, cuenta con un par de esbirros patéticos que llevarán a cabo la misión, por supuesto, sin demasiada destreza. Pero Pancho acaba en una especie de campo de adiestramiento de perros (no falta el estricto instructor) en el que tratarán de encontrarle una familia, mientras su abogado/mayordomo lo anda buscando. Y también hay mucha (pero mucha) publicidad de una conocida marca de piensos, lo que no debería sorprender en la continuación de un anuncio.

A Iván Massagué lo considero un buen actor, con talento para la comedia. Lo mismo puedo decir de Secun de la Rosa. No entiendo qué demonios hacen en este despropósito. Patricia Conde también anda por ahí haciendo de florero (ni siquiera falta la escena en la que se va probando vestidos, estilo Pretty Woman), pero, aquí al menos, parece que actuar no es lo suyo.

Sintetizando, no recomiendo esta cosa absolutamente a nadie. Es una hora y media, que se hace eterna, completamente perdida; colmada de humor rancio y desfasado. Habrá quien diga que lo que ocurre es que la "película" va dirigida a un público infantil. Si eso es cierto es que los responsables creen que los niños y niñas no merecen algo con un mínimo de calidad (lo que no es la primera vez que ocurre, ni será la última). De todas formas, infantil o no, nada excusa que Pancho, el perro millonario sea tan increíblemente estúpida.


Aspectos positivos: El perro es mono.
Aspectos negativos: La publicidad no muy encubierta, la pésima interpretación (por llamarlo de alguna manera) de Patricia Conde, los gags copiados y sin gracia, los chistes con aún menos gracia y, en fin, todo lo demás.
Puntuación: 1
Manospondylus
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Koi Kaze (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2004
7,0
65
Animación
5
7 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando descubrí esta serie me resultó curioso que hubiera un anime que abordara de forma seria el incesto, un asunto tan tabú en Japón como en Occidente (una aversión que, más allá de ser una simple cuestión cultural, tiene una explicación biológica), aunque se exhibe con cierta frecuencia en el anime (creadores como Kunihiko Ikuhara parecen tener cierta fijación con el tema). Lo cierto es que parecía que al menos habían intentado, pero desafortunadamente se queda en eso simplemente: un intento.

Todo comienza con Koshiro, un tipo apático de 27 años que acaba de ser dejado por su novia. Ese mismo día se encuentra con Nanoka, una adolescente de 15 años que le resulta atractiva. Pronto descubre que es su hermana, a la que no ve desde que era un bebé y que va a mudarse con él y su padre porque la casa en la que viven le pilla más cerca del instituto. Aquí ya empiezan las cosas raras: los padres están divorciados y Nanoka se quedó con su madre, mientras que Koshiro con el padre, pero ¿de verdad quieren hacernos creer que no se han visto en tantos años pese a no vivir muy lejos (literalmente a unas paradas de metro)? ¿Ninguno de los padres tenía el más mínimo interés en ver a su otro hijo? Y de ser así, ¿cómo es que Nanoka se va de repente a vivir con su padre? La única respuesta posible es "por conveniencia del guion", porque si no, no tendríamos historia.

La trama, en general bastante sencilla, es estirada durante 13 episodios, por lo que, sin duda, habría dado un resultado mucho mejor como una película de un par de horas, pues abundan los tiempos muertos que frenan la progresión de la historia. No es, sin embargo, algo necesariamente negativo puesto que ha sido realizado de forma deliberada y un ritmo narrativo pausado, junto a la estética y la música, sirve para dotar de cierta sensibilidad a esta historia (intentarlo al menos, porque rara vez se consigue), pero muchas veces resulta excesivamente lento.

Como he dicho, Koi Kaze pretende tocar el tema del incesto de una forma seria y realista, lo que queda desvirtuado por la presencia de situaciones estúpidas que caen en la parodia involuntaria por lo usadas y repetidas que están en el anime (especialmente en series muy diferentes a esta, tipo comedias románticas y momentos de fanservice), como cuando un personaje cae sobre otro para forzar un momento de contacto físico, o clichés sensibleros como cuando la chica (casi siempre) le regala a quien le gusta una prenda tejida por ella o le prepara un bento. Es difícil pasar por alto estos detalles en una obra de estas características, pues le restan toda verosimilitud (en serio, ¿alguien alguna vez se ha caído "casualmente" sobre la persona que le gusta al abrir una puerta?) y al final la convierten en otro anime que parece una fantasía lolicon (adulto perdedor enamora sin pretenderlo a adolescente aniñada y complaciente).

Los personajes son otro punto débil de Koi Kaze, y eso es especialmente preocupante en una serie en la que los personajes y las relaciones entre ellos son todo. Koshiro se distancia bastante de, bueno, la inmensa mayoría de protagonistas de anime de prácticamente cualquier género. Está bien que se muestren distintos tipos de personajes y que se pretenda (aunque sea sin lograrlo del todo) huir de los estereotipos más vistos. Sin embargo, eso no hace que Koshiro sea un personaje menos siniestro (más aún por el tema edad que por el parentesco, si bien esto apenas se tiene en cuenta y no parece suponer mucho impedimento, porque... Japón.) y, aunque esta serie pugne por ello, resulta muy difícil comprenderlo y empatizar con él.

Nanoka, por otra parte, presenta muy poco desarrollo, lo que no sería un problema si fuera un personaje, por así decirlo, pasivo desde el punto de vista narrativo, que está ahí sólo para convertirse en el interés de su hermano sin ser consciente de ello; pero es en cambio un personaje que toma parte activa en la trama, porque por algún motivo a ella también le atrae su hermano. Nos la presentan como una "esposa perfecta" que friega los platos mientras su amado holgazanea delante de la tele (efectivamente, escena que aparece tal cual), lo que unido a su ingenuidad (a veces directamente parece tonta), lo infantil que es (con osito de peluche y todo) y lo incomprensible de su obsesión con su hermano, la hacen un personaje sumamente aburrido; y dejar sin definir su personalidad, por mucho que la historia esté desde la perspectiva de Koshiro, es un tremendo error.

Por lo demás, no hay muchos personajes destacables: las amigas de Nanoka y otros compañeros de instituto aparecen poco, Chidori, compañera de trabajo de Koshiro, tiene alguna escena memorable hacia el final de la serie, porque parece el único personaje algo sensato (quizá el mejor de la serie, porque es el único con cierta importancia que no da vergüenza ajena) y, aunque todo lo que dice es bastante obvio, alguien tenía que decirlo. Por otra parte, la presencia de los padres es poco menos que anecdótica (prácticamente no intervienen significativamente en la trama y no se llegan a enterar de lo que pasa ente sus hijos).

Sólo hay una excepción, no porque sea un personaje importante en sí (que no lo es en absoluto), sino porque destaca demasiado y no para bien: Odagiri. Dicho energúmeno es otro de los compañeros de trabajo de Koshiro, un sujeto completamente odioso que se jacta de ser un pedófilo que fantasea con tener una hermana pequeña, lo que incomprensiblemente se emplea de forma humorística. Un ejemplo de sus intervenciones es cuando obsserva la foto de una chica, pero pierde el interés al descubrir que tiene 20 años (sí, ese es el nivel de "comedia"). Poner semejante alivio cómico en una historia que toca estos temas es una de las peores ocurrencias que pudo tener Motoi Yoshida (autor del manga), especialmente cuando Koi Kaze parece tener un objetivo tan claro y un tono tan definido. Es como hacer chistes sobre el holocausto en La Lista de Schindler.

(Continúa sin spoilers)
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Manospondylus
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Olaf: Otra aventura congelada de Frozen (C)
CortometrajeAnimación
Estados Unidos2017
3,8
2.162
Animación
6
24 de diciembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba a titular la crítica con un palabro tipo "sobrecomercialización" o algo así, pero no quería perder la tradición (ya que este corto va de eso) de poner un pomposo título en inglés que no es sino una cita extraída de la entrega de Frozen en cuestión, dejando así constancia de mi descontento con las más que mejorables adaptaciones al castellano que se han hecho con esta saga.

Por otra parte y como rara avis que soy, no he venido aquí a desahogarme porque me obligaran a ver algo en lo que no tuviera el más mínimo interés, como le ocurrió a mucha gente que acudió al cine para ver Coco (gran película, por cierto), sino que voy a intentar escribir una reseña intemporal que pueda ser de alguna utilidad a quien la lea ahora, pues como "the past is in the past" y el de aquel incidente han pasado años, este corto no tan corto es lo que queda y supondré que quien busque una crítica del mismo quiere leer algo más que una simple queja desfasada.

Pues eso, como era de esperar, estamos ante otro obvio ejemplo de explotación de una franquicia bastante popular, y particularmente de Olaf, un alivio cómico (también elemento simbólico) ascendido aquí a protagonista cuyos gags y chistecillos ya sobraban en algunos momentos de Frozen, y volverán a estar de más en un par de escenas de Frozen II (aunque en general su papel cómico está más pulido en esta secuela). Y el hecho de que ni los directores ni los compositores de Frozen formaran parte de este proyecto tampoco presagiaba nada bueno.

Olaf's Frozen Adventure fue concebido y producido como un corto para TV siguiendo la un tanto hortera tradición de los especiales de Navidad para televisión derivados de películas y series exitosas, porque en Disney pensaron que si Star Wars lo tuvo, ¿por qué no Frozen? Además, alguien en Disney pensaría que la temática encaja perfectamente (Navidad, invierno, nieve, Olaf, familia... así a priori ciertamente lo parece), aunque esa sea sólo una apreciación muy superficial y Frozen en realidad no tenga nada que ver con esa fiesta, por mucha nieve que salga.

La historia transcurre durante la primera Navidad/Yule en Arendelle después de los eventos de la primera película y de la reconciliación de Elsa y Anna, por lo que cronológicamente este corto se sitúa entre Frozen y el corto Frozen Fever (sí, es una cronología innecesariamente retorcida), cuando Olaf se propone encontrar una tradición navideña adecuada para las dos hermanas. Contrariamente a lo que se intuye, la trama no se centra exclusivamente en la Navidad ni profundiza en ella como tal (ni moderna ni mucho menos tradicional), sino que pasea superficialmente por una amplia variedad de fiestas que ocurren en torno al solsticio de invierno, lo que incluye la Navidad, Hanuká y celebraciones paganas como el Yule (o Júl), con todas las aleatorias tradiciones asociadas a cada una de ellas que pudieron meter, creando una extraña mezcla que pretende mostrar la variedad de fiestas que coinciden por esas fechas siempre con la familia como elemento común a todas ellas.

Sin embargo, la forma de exponerlas es un tour de Olaf y Sven casa por casa que se hace algo pesado, lo que puede sonar exagerado siendo esto un cortometraje, pero ese tramo sería largo incluso para una película (unos 6 minutos), incluyendo un número musical algo bobo (salvo un curioso segmento) y una escena de acción copiada de la película original, y en el que lo único rescatable es la aparición de Oaken. Tras una secuencia en el castillo, tenemos una breve escena de acción con lobos, de nuevo, algo visto en la primera película.

Irónicamente, durante todo el corto, Olaf busca solucionar algo para Elsa y Anna aunque ellas encuentran una respuesta por sí mismas, así que todo lo que hace Olaf queda en prácticamente nada (es decir, comedia floja y minutos de relleno). Sin embargo, dicho muñeco de nieve sigue teniendo cierto valor simbólico en lo que a la relación entre las dos hermanas se refiere, pero lo que en las películas (ambas) es sutil, aquí te lo tiran a la cara (Anna prácticamente lo verbaliza).

Aún con todo, Olaf's Frozen Adventure es una aventurilla simpática que resultará cuanto menos curiosa para cualquier fan de Frozen (en especial los de menos edad, al ser más sencilla y carecer de la fuerza y las lecturas adicionales de los largometrajes) cuyo principal defecto es un metraje que excede los 20 minutos (comparable a un capítulo de cualquier serie anime o al de una sitcom promedio), lo que resulta algo excesivo para lo que cuenta (aún no puedo creer que alguien pensara que iba a funcionar en una sala de cine acompañando a una película sin relación alguna). En comparación, Frozen Fever, dura unos 7 minutos y por ello cumple bien como un añadido, casi un apéndice, de la película original, cuyo final dejaba con ganas de unos minutillos más (y, quizá, otro número musical de Elsa y Anna).

Por lo demás, reaparecen el resto de personajes principales de Frozen, Elsa y Anna con menos protagonismo y Kristoff que queda reducido a personaje cómico (otro más), lo que no es una gran noticia cuando el humor es, en general, bastante infantil. Como he adelantado, también vemos a Oaken, el secundario más carismático de Frozen y el único personaje fuera del grupo principal que ha aparecido en todos los cortos y películas, que deja uno de los gags que mejor funciona.

Obviamente, como cualquier producción audiovisual de la franquicia, Olaf's Frozen Adventure es un musical. Sin Robert Lopez y Kristen Anderson-Lopez (compositores habituales que, afortunadamente, andaban creando joyas como "Show Yourself" para la secuela), en esta ocasión Elyssa Samsel y Kate Anderson fueron las encargadas de componer las canciones, cuatro en total y dos reprises, que a decir verdad son tan poco memorables como el resto del corto. La más destacable es " When We're Together", con su aire de villancico, aunque está bastante lejos del nivel de los grandes temas de las películas.

(Sigue sin spoilers)
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Manospondylus
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6
12 de julio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento es sobradamente conocido: la historia de un niño que vive con sus tíos desde la prematura muerte de sus padres que descubre tras su onceavo cumpleaños que es un mago y comienza a asistir a la escuela Hogwarts de magia y hechicería, donde hace unos cuantos amigos (Ron, Hermione, Hagrid...) y encuentra un hogar, aunque pronto todo se ve ensombrecido por alguna fuerza oscura que amenaza dicha escuela, a él mismo e incluso a todo el Mundo Mágico. No es lo más original del mundo, pero indudablemente consiguió conectar con el público gracias a unos personajes muy reales y a un buen manejo de la intriga y del foreshadowing por parte de Rowling.

Lo cierto es que las películas de Harry Potter (como tantas adaptaciones) juegan con cierta desventaja, pues muchas personas fuimos al cine habiendo leído el libro (en mi caso, 5 veces) y no recibíamos muy bien ninguno de los cambios (también es verdad que Rowling siempre estuvo involucrada en el proyecto y evitó más de un desacierto). Además, llevar un texto relativamente largo al cine sin dejar mucho fuera acarrea en la película resultante una duración considerable y cierta falta de ritmo que, en esta ocasión, generó no pocas críticas. Lo cierto es que el guion de Kloves es bastante fiel a la novela de Rowling (salvo por un par de detalles), lo que es de agradecer. Más que el ritmo lento, el problema es que resulta algo irregular y la progresión de la trama se estanca en algunos momentos. En particular cuando aparece algo tan secundario como el Quidditch.

Debo decir que ese deporte mágico es algo que siempre me pareció un tanto innecesario. Es decir, está bien que Rowling aporte detalles como ese para enriquecer su Mundo Mágico, y tanto ella como Columbus intentan aprovecharlo para el desarrollo de personajes (como mostrar que Harry empieza a integrarse en Gryffindor), aunque es algo que apenas se percibe. Pero el problema es el excesivo tiempo que se le dedica, pues aunque este se reduce en las adaptaciones cinematográficas (en esta entrega se elimina un partido completo y no afecta en nada a la trama), sigue ocupando 8 minutos de metraje completamente superfluos justo a mitad de la película, más otros 2 de explicación del reglamento. Puede no parecer demasiado, pero es más de lo que se dedica al encuentro climácico con el villano al final (unos 7 minutos).

Aunque le reconozco el mérito a Kloves y a Columbus de estructurar la información, y en una película que da comienzo a una saga y sirve de presentación de buena parte de su universo, hay mucho que contar. En los primeros 50 minutos quedan perfectamente establecidos los principales personajes y varios de los escenarios más importantes de la saga, lo que es fundamental en una película enfocada al público infantil.

Pero es en el momento más importante en el que el guion falla. No me refiero a detalles cuestionables como las medidas tomadas para proteger la Piedra (una yincana de pruebas mágicas aleatorias), que son en su mayoría una chorrada porque resulta obvio que no hace falta ser un gran mago experimentado para superarlas (y la partida de ajedrez que vemos me chirría bastante). De hecho, la única que tiene sentido es la última y no necesita en absoluto a las anteriores. Pero todo eso es cosa Rowling y cumplen la función de permitir que Ron y Hermione se luzcan algo y no de la sensación de que Harry lo hace todo solo, aunque al final todo recaiga sobre él.

Esa única pega importante que le pongo al guion de esta película es un cambio en el final, seguramente para que quede más espectacular en pantalla o porque Kloves pensó que no se entendería bien lo que ocurre en la novela, que desvirtúa significativamente el tono y el mensaje, porque los actos de Harry son moralmente cuestionables (y de paso cuela una incoherencia en la saga relacionada con los Thestrals). Menos mal que en seguida aparece el Dumbledore de Richard Harris con unas acertadas frases mucho más fieles al trabajo de Rowling para dejarnos con buen sabor de boca (mucho mejor que el que le debe quedar a él con las grageas Bertie Bott).

Y es que quizá sea en las escenas más sencillas en las que Columbus salga mejor parado. Por ejemplo, Harry hablando con Dumbledore frente al Espejo de Oesed o Harry simplemente paseando con Hedwig por un patio de Hogwarts durante las vacaciones de Navidad son de los momentos más conseguidos y que mejor transmiten esa mezcla de magia y encanto, por un lado, y soledad y melancolía, por otro, propio de la saga literaria.

Respecto al elenco y las interpretaciones, los actores y actrices más veteranos hacen un buen papel en general (a destacar Harris, Smith, Coltrane y Rickman, quien da el pego pese a tener unos 23 años más que su personaje), como era de esperar, pero también encontramos alguna actuación algo exagerada más propia de unos personajes caricaturizados de película infantil de los 80-90 (al estilo de otras películas de Columbus como Solo en Casa), especialmente los Dursley y Quirrell. Además, aunque no lo parece a simple vista, también interviene Warwick Davis interpretando a distintos personajes de escasa altura. Que esté irreconocible con tanta prótesis cuando hace de duende de Gringotts es comprensible, pero no tiene mucho sentido las pintas que lleva como el profesor Flitwick. No sólo lleva más prótesis en la cara que de duende (además de una barba postiza), sino que su aspecto es más extraño y falso. Lo mala idea que resultaba queda patente desde la 3ª película, cuando Flitwick cambia a un diseño más natural y en el que Davis es perfectamente reconocible.

Por otro lado, los debutantes Rupert Grint y Emma Watson apuntan maneras ya desde esta entrega. No sólo están mejor que Daniel Radcliffe en sus respectivos papeles sino que resultan casi siempre creíbles (más o menos). Radcliffe por su parte está entre lo pasable y lo terrible. Su falta de experiencia es obvia, aunque era el único de los tres que ya había actuado anteriormente.

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