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Críticas de El Rinoceronte 123
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
4
19 de febrero de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ópera prima. Filmada en blanco y negro. Seguimos a un chico homosexual que trabaja en
una pequeña tienda. Se enamorada de un inmigrante ilegal mexicano que no habla inglés. Ahi
comienza una relación - obsesión y se presenta algunas personas que están en su circulo social. El blanco y negro da unos contraste de una ciudad oscura, abandona, sucia, lo que se puede interpretar en la vida de este joven que intenta ligarse al inmigrante. La banda sonora es muy buena, acompaña en momentos determinados, ahora, las partes filmadas casi en documental, como si estuvieras a su alrededor, hace de la película un estilo particular que será parte del cineasta en sus obras posteriores, sin embargo, la historia no logra convencer, la sentí vacío. Para lo que fuese, a pesar de algunos aciertos como el chico que esta obsesionado y termina arrodillado a sus pies suplicando por amor o sexo. La parte final de la pelicula en los créditos y en el inicio, dio mucho por prometer, pero cada vez se hacia tedioso. Cabe resaltar ciertos puntos en la fotografía, que fue trabajada de una gran manera para la primera obra de Gus Van Sant. Una temática de la cual volverá, en los siguientes filmes. Además, el bajo presupuesto no es la excusa para una película de este tipo, que intento serlo de una buena manera, pero no lo suficiente.
El Rinoceronte 123
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9
17 de julio de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente hay tres películas que marcan un sisma durante la década de los noventa en cuanto a la elaboración cinematografíca del thriller, policial y acción: Silence of the lambs, Seven de David Fincher y Heat de Michael Mann respectivamente. Potenciaron dichos géneros y muy probablemente vendrían posteriormente las series de televisión como CSI y sucesión de películas que conocemos. Imprescindibles para un futuro realizar del género.

En ese sentido, Se7en, de la mano del inspiradisimo David Fincher crea una obra referente que eleva el policial, juega con los tópicos, más en la forma, en el cómo, y en consecuencia se da licencias para hacer de su historia una insana representación de la maldad humana. Para ser precisos, bajo los siete pecados capitales.

Comenzando por la puesta en escena, una fotografía que crea un clima depresivo de una ciudad sin nombre, casi sacada de una ficción. Se7en arranca velozmente, no hay presentación de personajes, de frente a un caso de investigación. Los créditos son completamente novedosos para la época. Sabemos que estamos en una ciudad americana, en una época poca definida, probablemente los años 80. Lo curioso es que parece un universo sacado de una novela policial grisácea, pesimista. La atmósfera marca completamente el tono del guión: casi siempre los personajes se mueven de noche, entre lluvias, calles sórdidas y violentas. Una fotografía excelsa, que juega con las sombras y la oscuridad., tanto en los interiores como exteriores, tiene una colorización amarillesca nauseabunda desaturada.

El mal está impreso en cada espacio, y hasta las conversaciones fuera del caso en que nuestros detectives investigan, tienen incluso que ver con la maldad, casi parece que no hay tiempo para un rayo de luz o esperanza en esa ciudad. Pareciera que es la ciudad del pecado. Morgan Freeman y Brad Pitt llevan el ´buddie cops´ a un nivel excitante, no hay nada mejor que ir observando las personalidades de cada uno que, por supuesto, son opuestas. Además, parte de la esencia del policial es convertir al espectador en un investigador más, pues cada pista que van averiguando, es también una revelación para nuestros protagonistas. Cada pista, cada asesinato, resulta dar con giros probablemente efectistas, hechos para provocar al espectador y mantenerlo en suspenso. En una ciudad en la que se presenta como caótica, es inevitable saber que dementes y locos acecharán las calles y cometarán barbaridades. He ahí parte de la premisa de la historia. Es en ese sentido que el guionista se puede dar el lujo de asumir ese villano tan cerebral y desquiciado. Puede resultar una caricatura enfermiza, sí, quizás lo sea, pero parte de un género tan antiguo como el policial/ detectivesco nos invita a eso, a recrear su forma para estimular al espectador, en esta ocasión, para dejar una sensación amarga y de impotencia.
El Rinoceronte 123
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3
14 de julio de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es 1958, una veinteañera entra a trabajar a un orfanato / internado a las afueras de una ciudad francesa. Pero resulta que Anna (Virginie Ledoyen) entra en el momento equivocado: van a clausurar el local. La película entra en acción cuando una pequeña niña se acerca a nuestra personaje principal para despedirse, y le revela un hecho enigmático. A partir de allí, ella buscará descifrar el secreto que esconde el internado. Resulta que tanto Saint Ange como Anna esconden un pasado y está más relacionado de lo que todos pensamos. Es por ello que la búsqueda de Anna resulta personal y debe desenterrar el misterio.

Si bien Saint Ange se vende como una propuesta de terror, resulta ser un drama psicológico, que bordea lo fantástico fantasmal. En ese sentido, la fotografía no asume el rol de terror del contraste de sombras, oscuridad y negros recónditos. Es un término medio en el cual se centra en la espacialidad. Mostrar la decadencia y sordidez, generar aislamiento en esas infinitas habitaciones. La atmósfera se va creando, pero los problemas recaen en cuanto a contenido. El guión es un tópico, pero no sigue necesariamente las reglas estrictas del terror, mas bien resulta de intriga y misterio. La fórmula la conocemos, a pesar de tener una que otra escena que da chispasos. Durante los primeros treinta minutos presenta la cotidianidad del trabajo domestico, y los escasos personajes que interactuan. La mansión no resulta ser tan espeluznante después de todo. En el medio, la presencia siniestra inicia y mientras la protagonista ahonda en el misterio, sentimos el pasar de la hora. Tarda en despegar. Es recién que el tercer acto da la revelación final, que si bien no es sorprendente (a comparación de "Los Otros", por poner un ejemplo) resulta algo inquietante.

Una de las pocas virtudes de la película están en la puesta en escena. Pascal Laugier sabe dónde poner la cámara y cómo contarlo visualmente. Pero la historia no sostiene tensión más que en el tercio final, dándole un giro perverso entre escenas surrealistas dotadas de atmósfera.

Es inevitable comparar "El Orfanato" (2007) de J.A Bayona con esta propuesta. O, para ser precisos, la película española tiene demasiadas similitudes con esta. Me atrevería a señalarla como una copia o en todo caso un remake. Irónicamente la española tuvo mayor aceptación por parte de la crítica, el público y la taquilla. Para mi ambas fallan de manera notoria.

Resulta poco creíble que Pascual Laugier, director de "Martyrs" (considerada como la mejor película de terror de la década pasada), haya creado un guión tan débil y poco creíble. Sin embargo, podemos observar virtudes que vendrían para su siguiente obra: giros de tuerca en cuanto a guión que resultan perversos y escenas surrealistas inquietantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Rinoceronte 123
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5
11 de julio de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el futuro no tan lejano en una sociedad que obliga a los civiles mantener una relación de pareja, de lo contrario, serán enviados a una residencia de lo más sofisticada para poder encontrar a la media naranja en 45 días. Pasado el lapso, te convertirán en un animal de tu preferencia. Era difícil pensar que la cuarta entrega de Yorgos Lanthimos cambiase mínimamente. Solo con la particularidad de agregar un humor negro que, en sus anteriores películas, no había.

En esta ocasión, David (Collin Farrell) es el personaje que seguimos en esta perversa y a la vez divertida historia que se centra en las relaciones intrapersonales, la soledad y el amor en pareja. Desde el primer minuto, Lanthimos nos plantea rápidamente el tono, las situaciones, ese universo absurdo y complejo. Desde una narradora que vuelve todo como si fuese un cuento quijotesco, observar las vestimentas casi de época, oír el lenguaje inglés (sofisticado y frío). Una vez el planteamiento hecho, la dinámica empieza y mantiene atento al espectador respecto a las reglas y actividades del hotel y los personajes que habitan. Resulta que cada miembro que busca pareja tiene una particularidad, unos más raros que otros. Por lo tanto el comportamiento de cada uno es errático y Lanthimos lo aprovecha para crear situaciones feroces y otras muy graciosas. Siempre se mantiene en esa doble acción. Nunca dejando de lado una atmósfera melancólica y gris. Incluso la música que se presenta muy de vez en cuando resulta chistosa, caricaturesca.

Sin embargo, la segunda mitad de la película, en el momento en que se sale del contexto del hotel y se expande ese universo para poder comprender qué hay del otro lado, crea un sisma en la película. Si hay gente que está sola y debe buscar pareja, pues resulta que hay otros que disfrutan de su soledad y viven como errantes en medio del bosque. El análisis sociológico exclusivo de los marginados se amplia para no solo andar con ellos sino observar el comportamiento global de la ciudad: cómo se vive en pareja. Se observan las reglas de los rebeldes, que evidentemente son opuestos, e intentan una pequeña revolución y nuestro personaje principal tiene un romance. El guión trata de ingeniarse formas de mantener al espectador, pero lo va perdiendo de a pocos. El humor negro desaparece. Tomar con seriedad ese mismo absurdismo se vuelve lento, cae en círculos y la genialidad del universo se va apagando para llegar a una conclusión observacional sobre las reglas y las imposiciones, que resultan antinaturales para su personaje. Muy parecido en ese sentido a "Dogtooth". Resulta que la libertad no existe ni en ese microcosmos anárquico. Todo se define en estar solo o acompañado de por vida. No hay términos medios, y eso es lo que capaz busca el buen David: elegir.
El Rinoceronte 123
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5
27 de junio de 2017
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Son mediados de 1970. Una tormenta de hielo va a azotar la ciudad y da pie al símbolo del contexto social y por ende familiar de la clase media acomodada que habitan en los suburbios. A través de un tono dramático y satírico, seguimos la historia de dos familias vecinas. Son retratadas como distantes e independientes entre padres e hijos. Frías y gélidas como el clima. Cada integrante tiene su propio universo, y por ende sus secretos y aspiraciones .En el caso de los adultos, hay una preocupación generalizada por la lucha del matrimonio y el éxito personal; los jóvenes con el despertar sexual. El contexto social indica la revolución sexual y convulsión política. Ambas generaciones tienen mucho común: las crisis personales, esconden sus sentimientos y son las pulsiones que reprimen. Punto en común después de todo.

Son las primer frases de la introducción y el cierre de la historia que mencionan la premisa de la historia:
el retorno a la familia, cuanto más te aproximas o te adentres en ella, mas te acercas al vació. Los silencios son incómodos. Nadie entiende a nadie.

Las transiciones como el uso del hielo o el propio clima grisáceo sumergen a los personajes a la distancia.
Es curioso que a mediados de los años 90 han habido varios autores con una tématica parecida: Happiness de Todd Solondz (y la mayoria de sus películas) con un tono politicamente incorrecto; Fight Club de David Fincher o American Beauty de Sam Mendes.
El Rinoceronte 123
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