Pues resulta que vienen los mongoles -aunque aquí los llaman de otra forma- y China se alza en armas, reclamando un hombre de cada familia para combatir al enemigo. Desafortunadamente, el patriarca de la familia Hua perdió una pierna en la guerra y no tiene hijos mayores, sólo una hija a la que casualmente entrenó como guerrero, para luego decirle que casi mejor se comportara como una mujer el resto de su vida. Y ahí que el hombre se va a dormir, y deja ahí su espada, su caballo y su armadura y ... no os vais a creer lo que pasa a continuación.

Nunca creía que diría esto, pero, oye, resulta que la versión de dibujos me parece más realista que esta versión de imagen real de Mulán que, además, adolece de todos los problemas que han tenido intentos anteriores como la Bella y la Bestia o Aladdin. Y es que todos estos remakes larguísimos que estiran a dos horas películas que contaban mucho más y de forma más simpática en su metraje original de 80 minutos caen en las mismos fallos. El primero, un intento (fallido) de ser originales, introduciendo más personajes, más situaciones y más background que, para que nos vamos a engañar, no sólo son totalmente innecesarios, sino que pegan como un huevo a una castaña (aquí al menos nos han ahorrado la vergüenza ajena de meter nuevas canciones, algo hay que agradecer). El segundo, coger la lectura que era obvia hasta para niños de preescolar en las pelis de dibujos y escribirlo en mayúscula, subrayado en fluorescente y con focos, no sea que alguien del público sea tan completamente estúpido que no vaya a pillarlo. Y, para rematar, en un intento de tomarse en serio a si mismas eliminan todas las partes de humor y las sustituyen con diálogos de galleta de la suerte -en este caso, ni eso, que los diálogos de toda la peli casi se pueden escribir en media cuartilla-. En conjunto, Mulan es el equivalente al guiso mal recalentado de la semana pasada.

Por darle algún positivo, decir que la fotografía es muy bonita y que hay algunas escenas de combate bastante chulas, pero por contrapartida también hay unas cuantas bastante ridículas, y que conste que no lo digo sólo por las tradicionales grúas de las pelis de chinos voladores. El resto va a spoilers por si alguien no ha visto ninguna de las dos versiones.

...parecen estar llenas las plataformas, desgraciadamente.
Servant empieza fuerte y mantiene la tensión y el mal rollo sin duda durante todos sus capítulos. Pero ¿de verdad que no podían haber cerrado aunque fuera la temporada con la cantidad de tiempo se se dedica básicamente a nada de nada? Porque acabo de ver el último episodio y, no es por nada, estoy básicamente como al principio.
Yo entiendo que el negocio de las plataformas es que la gente no vea la serie de moda y se les borre a los 2 meses, pero últimamente esto es pasarse. Y es una pena, porque quitando la poca profesionalidad de acabar 8 capítulos con un "y si queréis enteraros de verdad, pedidle a la cadena una segunda temporada" en general la serie me estaba gustando bastante a pesar del paso tan lento que lleva -se desarrolla entera en una casa y alrededor de 4 personajes-. En fin, pasemos al resumen ejecutivo. Ojo que lleva un minispoiler del primer episodio, pero es que si no es imposible contar nada.

Un matrimonio -presentadora ella, chef de cosas raras él- tras perder un bebé -cabe imaginarse más o menos bajo qué circunstancias a los 10 minutos- y dado que a la madre se le va la cabeza, recurre a sustituir al niño por un muñeco, que ella ve como si fuera su hijo real. Hasta el punto que contratan una niñera, una cría venida de mitad de ninguna parte, un tanto rarita y que, para rematar el pastel, también trata al muñeco como si fuera real, para desesperación del padre y del cuñado, que no acaban de entender qué se trae entre manos. Hasta aquí podemos llegar sin spoilers de verdad. Lo dicho, la serie habría sido mucho mejor si se hubieran molestado en escribirle un final en lugar de introducir tanta escena de mal rollo.

Más allá de la Luna, a pesar de los esfuerzos de Glen Keane, posiblemente tenga más aceptación en su país de origen que en el resto, y el que la vea entenderá por qué lo digo en cuanto llegue el cambio de ritmo. Cuenta la historia de una adolescente que está intentando afrontar la pérdida de su madre mientras, aparentemente, todo el mundo a su alrededor ha pasado página. Para ello, decide construir un cohete a la luna, donde su madre le contaba que vive una diosa inmortal que perdió a su amado.

Con esto, mitología china y paisajes Pixar podría haber hecho una obra de arte, Disney algo memorable e incluso Dreamworks habría salido del paso, pero este no es el caso. Para empezar, con esto de llevarse la acción a la luna se han ahorrado lo más grande de escenarios. Y el que la vea se dará cuenta de que en personajes, lo mismo. Por otra parte, la narrativa es más bien floja, en otras películas ha estado mejor contado y todo resulta muy previsible. Pero lo peor, en mi humilde opinión, es que las canciones son horrorosas. Y muchas. Probablemente en VO suenen mejor, o a lo mejor sólo funciona con su público objetivo -que entiendo que son niños-, pero la verdad es que al contrario que en la época buena de Disney con Howard y Ashman, aquí cada vez que se ponen a cantar dan ganas de pasar la película hacia delante.

Con todo, se deja ver, porque Keane es muy bueno con sus cosas de animación y consigue sacar algo del conjunto, pero que nadie espere gran cosa. Y el mensaje, como en todo últimamente, a martillo por si no eres dado a sutilezas.

Poco sorprendentemente a estas alturas, los dibujos animados superan bastante la media en series, tanto en guión como en diálogos. Y todo ello en episodios de 20 minutos y arcos completos.

200 años en el futuro, Kipo vive con su padre bajo tierra en una "madriguera", un refugio subterráneo para humanos, ya que animales mutantes y supermutantes se han adueñado la superficie. Sin embargo, por un accidente se ve arrojada fuera de su casa y tendrá que ingeniárselas para volver con la ayuda de unos cuantos amigos que se va encontrando en el camino y un buen montón de optimismo.

Si bien no hay nada particularmente original en la idea de base, el desarrollo del mundo postapocalíptico si que tiene su miga y, además, es muy divertido. Por poner dos ejemplos, los lobos Newton -obsesos de la astronomía ... y de la sangre- o los loquísimos gatos leñadores.

En general, una serie un tanto surrealista y muy desenfadada que introduce valores sin ser machacona y cansina. Para niños y mayores.

Resumen ejecutivo -sin spoilers-: una familia de color a mediados del siglo XX -en plena ley de Jim Crow en Estados Unidos- se cruza en el camino de una secta que pretende usar un grimorio para retornar a un supuesto Eden. Para ello, se dedican a hacerle la vida imposible a dicha familia y, de paso, a todo afroamericano que se cruce en su camino, usando una mezcla de magia, privilegios y mala leche en general.

No creo que vaya a decir nada aquí que no se haya dicho ya en otras críticas; eso si, he aguantado hasta el último episodio para opinar con base. En particular, porque arranqué con un 6 la puntuación y al final se ha quedado en un 2. Y en un deseo expreso de no volver a ver ninguna de las idioteces de Jordan Peele. En fin, vayamos por partes.

Lo primero, la serie tiene poco o nada que ver con Lovecraft ni nada que se le parezca, más allá de alguna referencia a los shoggoth que hace el protagonista en el primer capítulo porque él también, mira por donde, es fan del escritor. Como la mayoría de los que leímos la novela y buena parte de los que han visto la serie. Evidentemente, esta falta de Lovecraft habrá cabreado a mucha gente, pero en mi caso yo ya me la esperaba. La novela es una colección de cuentos sin demasiadas pretensiones, más tirando al estilo de Howard que a Lovecraft que consigue el doble objetivo de resultas entretenida y denunciar la situación de la población negra en EEUU en esa época. La serie ... definitivamente no.

Diría que Jordan Peele ha intentado aprovechar el movimiento Black Lives Matter para perpetrar esta bazofia de adaptación, pero habiendo visto alguna otra cosa de él, queda claro que no le hacía falta excusa. En sus manos, el guión se transforma en un batiburrillo sin sentido, donde la trama se pierde en favor de mostrar lo realmente despreciables, miserables y patéticos que son absolutamente todos y cada uno de los blancos del reparto -TODOS Y CADA UNO-. Y para rematar este concepto, el final es de traca (zona spoiler). Tal vez alguien le dio un toque explicándole que en el mundo hay otros grupos oprimidos porque, ya que estaba, le cambia el género de forma totalmente innecesaria al pequeño de los Freeman y al hijo de los Braithwaite, y en el segundo caso hace doblete con guiño LGBT. Y no es el único; es más, se le dedica un episodio al tema, por qué no, con reducir parte de la trama ...
Se dedica tanto tiempo al empoderamiento de unos y otros que se pierden partes entretenidísimas del libro como la verdadera aventura de Hyppolita Freeman en el espacio. A cambio, nos recuentan el primer episodio de Watchmen, por si alguien se lo había perdido, la guerra de Corea -porque no han sido capaces de meter a los nazis y cambiar judíos por negros-, el romance entre dos personajes que en el libro ni se menciona y yo que se qué más porque ya me había perdido tres episodios atrás. Básicamente porque la trama le importa tan poco a Peele que va a trompicones y se desdice una y otra vez. Si de repente hasta sacan trozos que no se sabe ni a qué vienen ni a donde van, como el arahuaco y la kumiho...

En conclusión, un horror; pero desgraciadamente, no porque de miedo. Si de verdad lo que se quiere es tolerancia, igualdad y entendimiento entre todo el mundo, en mi opinión este definitivamente no es el camino.