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España España · ZARAGOZA
Críticas de luis a
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Críticas 25
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
5 de mayo de 2020
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Debería hacer un estudio realmente concienzudo de porqué todas las películas que me gustan de Christian-JAque, algunas de ellas que incluso puedo catalogar de excelentes como la que nos ocupa, están datadas en el periodo comprendido entre los años 1938 y 1949, cuando ello sólo supone un tercio de su carrera. Nada de su cine me interesa posteriormente a esta fecha, si bien cabe exponer a su favor que en ocasiones al menos le acompañó el éxito comercial de la propuesta.
Un revenant se ve favorecida inicialmente de la participación de para mí, uno de los mejores interpretes del cine francés de todos los tiempos, Louis Jouvet, y de uno de sus mejores guionistas, Jacques Prevert. Ambos perfilan uno de los personajes más complejos del cine de Christian Jaque. Un hombre que vuelve tras veinte años a su ciudad natal y que el destino le da la oportunidad de realizar una venganza folletinesca a un previo episodio de su vida no menos folletinesco.
Christian-Jaque se deja seducir por el texto, por la magia de la representación, tanto dentro del escenario del teatro como fuera de él, por la seducción que ejerce el personaje principal, por la pobreza espiritual de los burgueses de provincias rivales, y nos regala su mejor obra, conjuntamente con El prisionero de Parma. Juego de apariencias y manipulación de acontecimientos, la trama avanza con inusitada fluidez acompañando unos diálogos maestros, a veces hirientes otras veces surrealistas, pero siempre dotados de un profundo humanismo. Poco importa el resultado final vindicado, y más allá del juego de piezas dispuesto, es el tiempo y la imposibilidad de su recuperación, lo que de verdad acongoja a los personajes que transitan en esta historia.
Película a disfrutar como otras del periodo reseñado de su autor, tales como Bola de sebo, Los desaparecidos de Saint Agil, Sortilegios o El prisionero de Parma.
luis a
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8
20 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando en 1923 Victor Sjostrom aborda el rodaje de "El bajel trágico" no es exactamente un recién llegado al mundo del cine. En su cuadruple faceta de escritor, productor, actor y director, ya había cosechado enormes reconocimientos desde que en 1912 había comenzado sus labores de director. Terje Vigen, Los proscritos, El monasterio de Sendomir y sobre todo La carreta fantasma lo habían consagrado como un excelente interprete y director. La omnipresente "fábrica de sueños" ya se planteaba su futura contratación que apenas tardaría un año. Por ello El bajel trágico supone la última realización del director sueco en su país antes de trasladarse a la MGM donde rodará joyas tales como El que recibe el bofetón, La mujer marcada o El viento, antes de regresar de nuevo a realizar sus últimos films a Europa en 1930.
Lo mejor que puede decirse de El bajel trágico es que está a la altura de los films citados. Sjostrom, aquí actor principal, escritor y director, profundiza en la humanidad de unos personajes siempre a merced de su debilidades. No es el triangulo amoroso lo que desatará en esta ocasión el drama, sino aquéllas. Con estilo pausado, Sjostrom describe ferreamente a sus personajes y va encajando las piezas del conflicto , apoyado por una fotografía contrastada en interiores, y naturalista en los estupendos exteriores marinos. El resultado final es una obra de altura donde los planos son colocados con mimo y donde la historia fluye aparentemente de modo natural.
En suma una oportunidad de reconciliarse con uno de los mejores cines europeos del siglo XX, el que transcurrió de 1915 a 1925 en los Países Nórdicos.
luis a
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8
20 de junio de 2018
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No es Robert Compton Bennett el ejemplo más reconocido del cineasta inglés siquiera probablemente fuere profeta en su tierra. Su debut en el largometraje con su singular El séptimo velo le permitió situar una carrera dentro de cierto nivel artesanal, tipo medio industrial que le llevó a codirigir la famosa Las minas del rey salomón, versión 1950, título por el que los cinéfilos más inquietos le suelen recordar. No es este su título más redondo peso a no negarle su encanto, sobre todo vistas el resto de adaptaciones de la serie de R.H. Haggard. Compton Bennett se sintió más atraído por las diversas formas del melodrama, y más estrictamente por el criminal. De las películas que conozco, al menos cinco pueden adscribirse al género con mayor o menor derivación hacia el noire. Dos de ellas me parecen francamente buenas: el Septimo velo y la que ahora me ocupa, sin olvidar los elementos dramáticos de otro de sus films para mí, más interesantes, Momento desesperado
Daybreak es un triangulo amoroso ideado por su productor, Sidney Box, y esa ilustre desconocida que fue Muriel Box. Pero es un triangulo que remite a senderos poco trillados de la sociedad inglesa. Al potente comienzo sigue una narración en flashback que describe a los personajes como atrapados paulatinamente en la tela de una araña que ellos mismo han creado al definir sus relaciones internas y que inexorablemente les conduce a su fin. Y esa referencia al destino, remite a otro ilustre cineasta y a una película que guarda ciertos puntos de conexión con la presente, la langiana, Encuentro en la noche, aunque también la sombra de títulos como Furia, colea en torno a la narración. La impecable prestación que a su personaje confiere Eric Portman contrasta con la fragilidad e inseguridad que se adueña del desempeñado de modo competente por Ann Todd. La transformación progresiva del decorado principal que pasa a ser de un remanso de paz a una jaula sofocante, esta trabajada progresivamente a raíz de un magnifico uso del espacio. Notable es igualmente el recurso a lo que no acontece dentro del plano principal o se intuye fuera del campo visual. También el uso del sonido se refleja de modo estupendo para generar tensión dramática, sobre todo en la última fase de la proyección.
En suma, una película especial para aquellos cinefilos que no se conforman con revisar las listas de los diez mejores de...
luis a
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Tea-Horse Road Series: Delamu
Documental
China2004
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Documental, Intervenciones de: Wang Kuirong
8
8 de junio de 2018
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Hay en el cine de Zhuangzhuang una querencia por el estilo documentalista aunque las películas que rueden tengan un componente de ficción. Las imágenes que recorren películas como El guerrero y el lobo deben más al interés de su director por reflejar la lucha del hombre ante una naturaleza todopoderosa que a los recovecos de un guíon fantasioso. Y lo mismo cabe decir de las pulidas impresiones que reflejan ese amor prohibido en su remake de Primavera en una ciudad pequeña. No es por tanto extraño pensar que sus mejores películas, al menos para mí, tienen un sesgo marcadamente documental. Es el caso de El ladrón de caballos o sobre todo de esta magnífica travesía a través de las montañas del Himalaya que es Delamu. Recordando sus imágenes uno tiene la impresión de transportarse a otro mundo, de la misma manera que los pioneros Schoedsack y Cooper a mediados de los años veinte se vieron inmersos en una aventura en el tiempo en su maravillosa obra Grass. Hay planos en este film de una belleza sobrecogedora, pero hay sobre todo una lección de vida. Un film para recordar
luis a
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8
6 de mayo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Suzuki abordaba el rodaje de esta película llevaba ocho años de carrera y ya había dirigido 30 films, algunos de ellos de los más notables dentro del género negro, cualquiera de las variantes niponas que elijamos. Ese mismo año realizaría otros dos films. Sirva solo ello para demostrar tanto la agilidad como la versatilidad del cineasta japonés, pues no le hizo ascos a ningún genero. Ninguna de las tres películas que rodó este año puede adscribirse al mismo. Hana To Dato, es un filme de aventuras, en cierto modo un chambara, aunque no uno convencional. Suzuki y convencional no son términos que corran parejos, por más que en alguna ocasión el director se dejare vencer por argumentos manidos. Encontramos todos los elementos de un film de aventuras tradicionales: luchas, traiciones, romance, poder... pero nos movemos en un terreno resbaladizo pues los personajes principales no se van a comportar del modo que esperamos. Un chambara que deleitará a los amantes del género por lo que de peculiar tiene, al que hay que añadir el buen uso del color como recurso dramático que Suzuki utiliza
luis a
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