Ana de los milagros

Impresionante, así la definiría en una sola palabra, me ha dejado sin aliento.
Dirección, guión, interpretaciones, banda sonora, cámara…todo encaje para lograr esta espectacular historia, además de ser real.
La película deja el sentimentalismo a un lado para adentrarse en la cruda realidad de la historia de este personaje, una niña que nació sorda y ciega y por consiguiente muda, durísima historia del aprendizaje y de la adaptación de esta pobre criatura.
La dirección es consciente, sabe que la única manera de comunicar el mensaje es como lo hace la maestra, sin sentimentalismo, dura y directa aunque sea demasiado pero es la única manera de aprender el mensaje.
Los ángulos y los enfoques buscan el dramatismo de las escenas al igual que la banda sonora pues sabe en que momentos dar ese toque de coquetería a la escena sin caer en el sentimentalismo y en que momentos dar un dramatismo extremo.
Las interpretaciones, magistrales, sin duda, la maestra y su alumna cautivan al público siendo tan reales que dan la sensación de estar tocándolas.
La maestra, grita, golpea, acaricia, susurra, se desespera, reflexiona, llora, busca, reza…no se rinde, un carácter duro a base de los golpes de la vida marcada por una infancia terrible hacen ser de ella una persona luchadora hasta el final, luchando por aquello en lo que cree, el amor.
La niña, cautiva, sin duda es una interpretación magistral, si la profesora tenía un papel difícil, la alumna más porque esta no tiene ninguna palabra que decir, todo lo que dice es a base de gestos y movimientos, las palabras, miradas y sonidos le están prohibidos, sin duda el papel es terriblemente difícil y más para una niña de dieciséis años.
La película guarda un ritmo constante y duro, el guión está muy bien adaptado y dirigido pues sabe mostrar en menos de dos horas la evolución del aprendizaje de esta criatura abandonada de la mano de Dios y de sus padres aunque estos le den todo el cariño del mundo.
El guión sabe mostrar los momentos concretos de esta evolución para que el espectador comprenda de una manera completa el problema del caso.
Continúo en la siguiente parte.

El feliz matrimonio compuesto por el Capitán Arthur (Victor Jory) y su esposa Kate Keller (Inga Swenson) se ve amargado cuando se dan cuenta que su recién nacida hija Helen (Patty Duke) es ciega y sordomuda. Entonces deciden contratar a Ana Sullivan (Anne Bancroft) una maestra que en algún momento de su vida también tuvo que superar un duro obstáculo; nació casi ciega y la mayor parte del dia lleva unas gafas oscuras. Pero su talento y vocación en la enseñanza no le impedirá mantener una fuerte y estrecha relación con su alumna, fuertemente protegida por su entorno familiar.

Arthur Penn (La Jauría Humana) adaptó la obra teatral de William Gibson basado en los hechos reales de una maestra que, con problemas de discapacidad visual, afrontó el retó de graduarse con honores y llevar a cabo su prueba de superación a sus pupilos; en concreto al extremo del caso que le supuso educar a Helen Keller, una muchacha del sur de Estados Unidos. Unos años más tarde la misma Helen llegó a redactar un libro sobre sus experiencias y que incluso Hollywood, allá por sus orígenes, intentó sin éxito hacer una película sobre sus vidas.

Pero no fue hasta 1962 que Arthur Penn emprendió la labor de llevar a la pantalla grande ésta recordada historia de superación que narra esos inicios; cuando Ana conoce a la indisciplinada Helen y, como partiendo de cero, la enseña a comunicarse con el mundo. Sin caer en la lágrima fácil, el realizador de “La Noche se Mueve” (Night Moves, 1975) y “Missouri” (The Missouri Breaks, 1976) apostó por un intenso drama lleno de momentos sublimes (la resignación de Ana en no echar la toalla frente a la tozudez de Helen) que, poco a poco, van hilvanando el milagro que da lugar a un título que se llevó dos Oscar (actriz principal y actriz secundaria) para sus dos protagonistas.

Esta película trata de una grandiosa valía realizada por la educadora Hellen Keller, quien enseña a Ana Sullivan lo que son las cosas en sí. Saber que algo es algo, es un objeto.
La interpretación es envidiable por parte de ambas actrices. Por otra parte añadiría el gran efecto que esta película puede suspenderse en cualquier persona. Sientes lástima, pena, alegría, grandeza, ganas...
Se llega a conclusiones, todo se puede si se quiere.

La película de Arthur Penn "The Miracle Worker", "El milagro de Ana Sullivan", es sin duda una de las mejores de su filmografía, refleja el "despertar" de la persona,( es posible ese discernimiento, para liberarnos a todos de la penumbra) como a la co-protagonista de la cinta una niña sorda, ciega y muda, que vive en su micro-mundo sin poder acceder al exterior, sin poder entenderlo por su limitación. Para intentar ayudarla en la comprensión de las cosas que le rodean recibirá la ayuda de una profesora que será su guía, en esta búsqueda de la naturelaza del entorno, la maestra es la clave del milagro ,el vehículo hacia la luz, la que orientará a su alumna en su camino a la certeza de la realidad del mundo y la conexión de éste y su Yo.

Cuando se revisitan películas y repites aquellas que en su momento te impactaron, es inevitable juzgarlas desde una nueva perpectiva. Ahora puedes dejar de lado el asunto central (que otros comentaristas ya destacan y lo hacen muy bien), y fijarte en aspectos que pudieran pasar desapercibidos. En esta ocasión, quizá por razones de edad o por afinidad moral, mi interés se ha centrado en el personaje del padre de familia, un señor mayor y anticuado al que todos llaman "capitán". Y lo dicen en serio, a pesar de que nadie le hace caso y que sus esfuerzos por imponerse son vanos. Dotado de un gran afecto por su familia, y dotado también de un extraordinario sentido común, es incapaz de mantener su criterio frente al del resto. Está en manos de su hija (sordomuda y ciega), de su mujer, y de la maestra de su hija, una autoritaria Anne Bancroft. Creo que hasta los sirvientes de la casa lo tienen bien calado: es un buenazo al albur de las circunstancias. Chilla, se enfurece, amenaza,... y cede. Como buen escéptico, o como cualquier padre de familia razonable. El filme es magnífico, vale la pena revisarlo.