¡Queridos camaradas!

Si no nos conociéramos me sorprendería de que siendo tan importante para la historia del siglo XX y tan antagónica al bloque occidental, haya tan pocas películas sobre la Unión Soviética. Es más, ¿por qué no existe una crítica al mismo nivel del nazismo respecto al estalinismo? Pues muy sencillo. Nosotros, como sociedades liberales y democráticas, no podemos censurar de raíz el comunismo porque implícitamente supondría atacarnos a nosotros mismos. No en vano el socialismo marxista lo que buscaba era la libertad, la igualdad y la fraternidad, defendidas de un modo mucho más profundo, auténtico y radical de lo que lo han hecho los progres demócratas, lo que explica la fascinación histórica de la izquierda hacia la supuesta utopía que encarnaba el régimen surgido de 1917. De tal forma que ser anticomunista ya te hace sospechoso de derechista, de no compartir estos ideales, que son los liberales.

"Queridos camaradas" pone su grano de arena para que el régimen soviético no caíga en el olvido, rescatando un hecho real, la masacre de Masacre de Novocherkassk, ocurrida en junio de 1962. La denuncia de la brutalidad comunista y su infinita capacidad para la manipulación y la mentira, el episodio permaneció oculto hasta su caída ya en 1992, está ahí pero más allá de esto la película tampoco es que ofrezca algo más que ser un documento histórico. La trama es un tanto simple y me parece que no la más adecuada para contar estos hechos, ya que en ella la misma matanza pasa a un segundo plano y quizá por este motivo "Queridos camaradas" es fría y escasamente dramática; la protagonista cae mal por su hipócrita doblez; y lo que es peor, su posición política no puede ser más confusa, como si quisiera criticar a la Unión Soviética de 1962 apelando a los monstruosos Lenin y a Stalin.