Érase una vez en el oeste

EL gran problema de esta película es la duración, y los planos interminables, a Leone se le fue la olla, quiso hacer una película con poesía visual y ha conseguido hacer una obra pesada; con buena fotorgrafía y bien rodada, por eso le doy un 4 y es una pena porque es una película que prometía mucho, tal vez si hubiese recortado los planos y hubiera hecho una película de hora y media con más acción, hubiese conseguido una obra maestra.

Esta película intenta construir tensión con casi tres horas de rostros en primerísimo plano, sudados y con moscas, preferiblemente. Una estética del feísmo y la brutalidad en los rostros que intenta casar con cierto clasicismo, (al final, vulgar academicismo), en las panorámicas de pueblos llenos de caballos y extras; o en recargados interiores con muchos objetos ganaderos, madera por un tubo y atrezzo para parar un tren, como si un decorado recargado pudiera ayudar a esta mierda. Perfecta para frikis y nostálgicos, hoy es imposible digerirla. La tensión se escapa a borbotones entre rostro y rostro, cuando comprobamos lo paupérrimo del asunto. Charles Bronson es de los mejores cómicos que recuerdo. Su rostro de granito, impérterrito siempre, y esa cara de imbécil puede llegar a ser divertida, al menos antes de verlo tan de cerca la primera hora y media. Otro tanto se puede decir de Robards, algo menos pétreo. Una época, la del spaguetti western, y una pretendida, pero falsa, épica que pasaron a los cajones de la historia, afortunadamente. Con mención especial para las tres insoportables notas del toque de armónica morriconianas. Otra "genialidad" que se pretendía intensa y se queda en cargante. No perdáis el tiempo, todo es más falso que los poblados del salvaje oeste de Almería. Si acaso, si sois muy fans de Cardinale o Fonda, (por muchos ojos azules que ponga, papel muy olvidable).

Pues eso, que quedaban 10 minutos de película pero mi paciencia se había agotado, eran demasiados minutos de pobreza cinematográfica, para lo que yo entiendo que es el buen cine, y pensé: "Aún puedo aprovechar 10 minutos de mi vida". Y así es, faltando 10 minutos me levanté de la butaca, muy decidido. Y sentí que la vida volvía a mis venas, que me había perdonado a mí mismo 10 minutos de suplicio, que la vida volvía a cobrar sentido.

Varios usuarios se quejan de que es lenta. Seguramente lo es. Pero yo no la he vivido así. La he vivido como una película de cerca de tres horas que no cuenta nada, que tira de tópicos, que pretende pero no es, que navega en la nadedad más apabullante.

El spaguetti western me provoca recelo, siempre me ha parecido una copia mala del buen western americano. Aún así, tenía hambre de western, y por eso me arriesgué. Un 8,2, eso no es arriesgar... al final, maldije a Leone, y lo castigué con esa humillante retirada.

Me sorprende la elevada valoración que se hace de esta película. Sí, también he visto esa magnífica fotografía, esa tensión latente en muchos momentos, esa recreación del más puro espíritu Western... todo es una especie de posado vacío, de aburrida recreación, de homenaje tontorrón. La música, tan elogiada, me ha resultado particularmente cansina.

Incoherencias hay un montón. Para un guion tan plano y predecible en muchos momentos, resulta imperdonable. Los actores dicen poco, y en este sentido destaco a Bronson y a Claudia. El papel de aquel me acaba cayendo hasta mal (por su ausencia de registros), y de ésta, decir que aporta su belleza y poco más. Fonda es solvente, sin necesidad de esforzarse,... aunque tiene alguna escena cuyos diálogos producen sonrojo; al igual pasa con Ferzetti.

La secuenciación de la historia no tiene ni pies ni cabeza, hay saltos de tiempo que no encajan en la cronología lógica. El colmo de los despropósitos aparece con el ricachón, el empresario tullido, te lo venden como un alma romántica, un señor que sólo sueña con ver el Pacífico antes de morir... un alma caritativa digna de compasión... el Sr. Leone no iba a meter los pies en el lodo, está claro.

No la recomiendo, un merecido suspenso (3,2), advertencia a los escrupulosos del valor del tiempo.

Leone es al western lo que Santiago Segura a la comedia, es decir, unos auténticos pestiños.
El prestigio del italiano estriba en que fue el inventor de ese género infame conocido por espageti western, un refrito asqueroso de un género ejemplar.
La cumbre de todas sus obsesiones es esta película insufrible y absurda. Es peor que cualquiera de Antonioni, el maestro del aburrimiento. El único mérito de Leone es haber descubierto a Clint Eastwood, un genio del cine, que supo a olvidarse a tiempo de los tics que heredó de su mentor.

Aburridísimo western, lo peor que he visto en mi vida, larguísima, desesperante y sin un guión original ni interesante, muy mala a diferencia de las tres anteriores que protagonizó Clint Eastwood, Hasta que llegó su hora me ha defraudado en toda la extensión de la palabra.