Wimbledon: El amor está en juego

Anda que utilizar Wimbledon para hacer una comedia romántica...sólo a los british se le ocurre.

Película floja, las intenciones son claramente de un romance forzado y que no aporta nada. Las complicaciones que puede tener un deportista en cuanto a su vida privada, quedan prácticamente dejadas de lado, para hacer la típica historieta de amor.

Dunst está floja, Bettany algo mejor. Aunque también es cierto que el personaje de ella no está desarrollado.

Los secundarios sobran prácticamente todos, quizás salvo al hermano (McAvoy) porque parece ser el personaje que hace a la película ALGO MÁS PÍCARA. El resto, el padre, el contrincante, el amigo...nada nuevo ni nada que merezca la pena.

En especial ese contrincante, americano, con dos escenas, ningún tipo de matiz, anormal por naturaleza...literalmente han tirado por la vía rápida.

Supongo que para aquellos que disfruten de una comedia romántica navideña simple, esta ecuación funciona.

Sin embargo, admitamos que utilizar Wimbledon, el tenis y un reparto que vale bastante...esto es bastante lamentable. Tanto como producto cinematográfico, como producto romántico.

Una pena.

Contar hoy en día con Paul Bettany (para mi uno de los actores con más potencial en la actualidad) es un punto a favor de "Wimbledon", una comedia romántica que llegó con dos figuras en su cartel; el ya mencionado Bettany y Kirsten Dunst. El film en todo momento entretiene y es ameno y agradable pero poco más puede aportar. Las interpretaciones son correctas (no hacía falta poner nada más) y las escenas de los partidos son bastante espectaculares aunque supongo que todo entendido del deporte de la raqueta se dará cuenta que algunas escenas carecen de realismo (como pasa en la reciente "Goool") aunque hay que destacar que ambos se desenvuelven bien en dichas escenas y sus movimientos son bastante creíbles. Una cinta divertida que nos arranca alguna carcajada y tiene sus momentos emotivos pero que no aporta absolutamente a un género demasiado explotado ya y del que poco nos podemos esperar salvo sorpresa. Para pasar el rato.

Lo mejor: Contar con Paul Bettany hoy en día es mucho.

Lo peor: Más de lo mismo. No aporta nada al género.

Tengo que decir que me encantan las películas que tratan de deportes en general, y también las comedias románticas.¡¿ Así que cómo no me va a gustar?!
Quizás lo peor sea la interpretación de Kirsten Dunst, siempre tan repelente ella para mi gusto.
Pero lo compensa el fantástico Paul Bettany. Tenemos amorcillo, Londres en Wimbledon, tenis....un gran actor, y una comedia romántica muy bien llevada, divertida, y refrescante.
Ya solo les falta la mantita, el refresco y las palomitas.

Pobrísima película que naufraga en todos los aspectos, comenzando por un guion que raya la estupidez. Parece una película de encargo que justifica su aparición en el mundo para popularizar el ya de por sí popular torneo de tenis.
Más allá no ofrece ningún aliciente. No sólo porque el enredo, el nudo y el desenlace sean lo que uno puede esperar de este tipo de insulsas comedias, sino que, sobre todo, por los errores e inconexiones que, escena tras escena, el guion nos pone delante de los ojos.
Los actores son lo sobradamente contrastados, especialmente Sam Neill, para no dudar demasiado de sus capacidades, me inclino a pensar que la culpa no es de ellos sino de una ristra de personajes planos, aburridos y con un punto importante de bobalicones.
Las coreografías tenísticas con la bola pintada por ordenador son tan tiernas y cutres que dan lástima.
No hay más.

Después de "El rompehuesos" (1974) seguimos con el deporte con "Wimbledon. El amor está en juego", pero cambiando el fútbol americano por el tenis, deporte que me gusta o gustaba más, por que ya apenas lo sigo, que el otro. Bien, se trata de una comedia romántica británica, que gira sobre el enamoramiento entre dos tenistas que participan en este importante torneo del Grand Slam, el de Wimblendon, el mediocre y a punto de retirarse Peter Colt (Paul Bettany) y la joven estrella norteamericana Lizzie Bradbury (Kirsten Dunst). Por cierto, que ella hace un poco en la pista de John McEnroe, que aparece también de comentarista, interpretándose a sí mismo, es decir, haciendo un cameo.

Como muchos apuntáis es una obra menor, de visionado agradable y valores más o menos positivos, pero a la que le falta más de todo, empezando por algo más de humor y terminando por una historia más novedosa o más incisiva, entre el revuelo de los medios de comunicación y la manipulación de esos padres exigentes que ordeñan a sus hijos para llevarlos a la fama. Entre sus principales defectos se puede decir que resulta terriblemente predecible, tanto en su parte tenística como en la amorosa. También hay que achacarle que el romance se desarrolla con una excesiva rapidez y de un modo poco creíble. Aún así salva la bola de partido por su atractivo reparto. Merece el aprobado.