Sharknado: Que la 4ª te acompañe (TV)

Con un inicio bastante flojo que te hace pensar que vas a estar ante una de esas películas mal hechas donde tienes un clímax de hora y media de duración, Sharknado 4 acaba quedándose a la altura de la saga.

Porque está claro que si estás viendo Sharknado 4, es porque encontraste la suficiente diversión en las tres anteriores, y teniendo eso en mente, la cuarta no pisa el freno y sigue siendo autoconsciente de su propia tontería. Sharknado es una celebración de lo cutre, y es capaz de invitar a VIPS como Corey Taylor o incluso permitirse enlazar universos con la Lavalántula. Como un festival de verano, como el Knotfest at Sea, que resulta paródico y que pretende, durante una hora y media, que te recrees en tu propio orgullo de serie B.

La verdad, valoro muchísimo que un chiste como es la propia palabra Sharknado, haya dado películas tan buenamente malas. La labor para estirar el chicle no es moco de pavo. Pensad que Sharknado se apoyaba en su propia definición estúpìda, y ya parecía imposible mantener el tipo durante una película entera, como para haber llegado a esta cuarta película y que el chiste siga haciendo gracia.