El faro

Hay tantas críticas subidas sobre esta galardonada película, que parece ridículo y al pedo escribir otra. Pero, en este caso, tanto los detractores como los halagüeños tienen sus buenas razones, dependiendo en qué se base el análisis, y sólo por eso sumo mi reflexión.

Es verdad que la película no tiene anécdota. Trata de dos cuidadores de un inhóspito faro, agobiados por la soledad, la dura labor y el alcoholismo. Amenazados por la locura eminente, el más viejo cela a la misteriosa lámpara del faro, mientras que el más joven la anhela. Se teje entonces todo un misterio acerca de la lámpara del faro. ¿Qué sucede ahí arriba donde está la propia lámpara? ¿hay algo sobrenatural? ¿se están volviendo locos de tanto beber kerosene? ¿están muertos y ese es el infierno o el purgatorio? ¿todo es un sueño o una alucinación? ¿se trata de una fábula con algún tipo de enseñanza mitológica? ¿hay connotaciones en "la luz" del faro? ¿y en su forma fálica? Todas preguntas que se sugieren, pero que nunca se responden.

Muchos se sintieron estafados por todas estas sugerencias sin definición, en una historia en la que, básicamente, sólo hay dos tipos que se vuelven borrachos y/o locos; como así también, otros se sintieron extasiados con tantas referencias abordadas con tanto nivel artístico.

A mi me parece que ambas miradas tienen buenas razones, pero creo que es una película muy buena porque toda esa sugerencia simbólica funciona en el suspenso y en el entretenimiento. Y porque, si bien te puede molestar que los personajes actúen de manera un tanto irracional y que tantos misterios no se resuelvan, la sugerencia y el simbolismo están mucho muy bien explotados, con suficiente encanto y elegancia. Con una fotografía acojonante. Con textos alucinantes, sobre todo en boca de un mágico Willem Dafoe haciendo de viejo marino, de los de antes, con sus códigos y misterios.

Es verdad, poca anécdota; pero muchísima carne. Se disfruta la experiencia, deja bastante tela para cortar, y sobre todo, entretienen de principio a fin.

Ya viendo el primer plano, la primera imagen, que se toma su tiempo para esclarecerse y mostrarnos qué es lo que tenemos enfrente, se puede distinguir que nos encontramos ante un producto diferente, original.

Filmada en blanco y negro, el director Robert Eggers, en su segundo largometraje, nos envuelve en una atmósfera sombría, donde abunda la inquietud, pese a la tranquilidad aparente del lugar, el nerviosismo, la intriga, la incertidumbre, y aparecen dos particulares personajes como únicos protagonistas de todo el relato: un sublime Willem Dafoe, denotando su genialidad actoral, su capacidad de transmitir con la mirada, con apenas unos gestos, con un simple soplido o susurro, y un brillante Robert Pattinson, quien saca a la luz sus grandes dotes para la actuación, para el drama específicamente, donde se luce, sin exageración.

La historia es truculenta, confusa, y eso la vuelve genial. Está contada con calma, sin apuro. Se desarrolla a su tiempo y los personajes son la vía que lleva al espectador a enterarse del pasado de cada uno y los motivos de sus conductas y actitudes frente al otro y a las situaciones de la vida. El guión, teniendo en cuenta su lentitud argumental, favorable, es de un grado superior, superlativo. Está todo muy medido y calculado. Hay un nivel alto de metáfora en toda la película, con muchos simbolismos, hasta en el título, con esa idea de luz que da la trama una vez que conocemos a los personajes. Bajo mi percepción del argumento, lo que sucede, es por algún motivo de decisión de los guionistas, entre ellos el propio director. Es decir, no hay cosas al azar, aleatorias, insustanciales, irrelevantes. Todas y cada unas de las situaciones y hechos que ocurren en el metraje tienen una razón de existir que se comprenderán cuando se analicen con profundidad. Me parece que se requiere de varios visionados para alcanzar la absoluta compresión, o estar cerca, de lo que oculta, o no, la historia. En relación a ocultar, existe, permanentemente, una marca importante de oscuridad y ambigüedad en la trama.

La película tiene tintes oníricos, surrealistas, llenos de locura. Posee mucha textura, uno puede sentir lo que ve: el fuego, el viento, la lluvia, las gaviotas. Es lúgubre, bastante opaca al inicio en lo que refiere a la idiosincrasia de los principales, lo que se irá abriendo conforme lleguemos al desenlace. Los vamos conociendo y nuestra visión sobre ellos se nutre de información con constancia, pero de igual modo que nos informa, nos lleva a la vacilación y al desconcierto, permitiéndonos dudar de la veracidad de sus dichos, que son el único método de recepción de datos. Lo que sabemos de ellos, es porque lo comentan, y nosotros creamos el mar de fondo, en términos generales, de acuerdo a lo que creemos que sabemos.

La banda sonora es la mejor manera de empaparnos de crudeza, frio, temor, tenebrosidad, océano, oscuridad, y luz fulgurante. De acercarnos y alejarnos, de odiar y querer a los personajes. Hay escenas que generan terror, inolvidables, y la música condimenta magistralmente. El diseño de producción me resulta impecable. Los objetos y vestuario utilizados son perfectos a la trama, sitúan en tiempo y espacio, ayudan al desenvolvimiento eficaz de la narración.

Se combinan, con maestría, géneros diversos: terror, drama, romance, gótico. Está espléndidamente lograda. Son dos actores en casi dos horas de película, y lo que producen juntos, o individualmente, hace que nunca pese, que no aburra. Sin embargo, no considero que se adecuada para todo público, ya que puede concebirse como de “difícil digestión”.

Calificación: 8

Los hermanos Robert Eggers (The Witch) y Max Eggers nos transporta a una atmósfera claustrofóbica y perturbadora en su película "The Lighthouse".

Ambientada en una remota isla en la década de 1890, la película nos presenta a dos fareros, interpretados por Willem Dafoe y Robert Pattinson, cuya cordura se pone a prueba mientras enfrentan la soledad y los elementos hostiles. Contando una historia ficticia, incluso fantástica, tiene una base de inspiración en la desaparición real de dos fareros en las islas Flannan en 1900, y a la vez, en el relato de Edgar Allan Poe, "El faro".

Lo que más valoro del film son las actuaciones de Willem Dafoe y Robert Pattinson. Dafoe hace una interpretación intensa y desquiciada como el veterano farero, mientras que Pattinson nos sorprende con su habilidad para expresar la creciente locura y desesperación de su personaje. La química entre los dos es total y consiguen unas actuaciones increíbles.

Hablando sobre "The Lighthouse" desde un punto de vista neutral y cinematográfico, no hay duda de que es una obra maestra. La elección de un formato cuadrado, del blanco y negro, y el uso de lentes antiguas, añaden una estética única que generar esa sensación de estar atrapado en el tiempo, a la vez que fortalecen la sensación claustrofóbica y asfixiante. Además, está llena de simbolismos y referencias literarias y mitológicas. No hace falta que reitere lo que ya se ha analizado en amplias y profundas críticas sobre las múltiples interpretaciones que puede tener la película.

Y ahora hablando desde un punto de vista totalmente parcial y personal, "The Lighthouse" es una película artística, dura ver, no apta para muchos públicos, y de la que tienes que estar preparado para saber lo que vas a ver antes de hacerlo. Yo no la he disfrutado, ni puedo recomendarla, especialmente a quien no le guste el cine experimental y artístico.

Lo que si puedo recomendar es verla con comentarios, la enriquece mucho.

Me quito el sombrero ante las actuaciones de ambos protagonistas, la pena que sea un completo sinsentido ninguno y como espectador me siento totalmente estafado. Es cierto que el director sabe crear una atmósfera inquietante que conjuntamente con la banda sonora resulta por momentos tétrica y oscura pero personalmente pido algo más a una película, un mínimo de sentido de explicación a lo que estamos viendo. La película se hace larga y aburrida hasta el punto que uno llega al punto de pensar voy a ver hasta el final buscando la resolución del misterio o de los misterios que se crean en la película pero si esperas algo así estás equivocado puesto que la única conclusión válida es

El desconcierto aclimata el metraje a fuego lento con ganas de que las sucesiones de escenas vayan contando lo que nunca aparece.
Una histriónica historia que conduce a una locura impredecible de un lugar sin habitar.
El expresionismo alemán está presente en el contexto de todos los diálogos, donde se vanaglorian de las miserias mutuas.
La incertidumbre entre imágenes oníricas, disecciona una feroz inquina sexual para que Robert Pattinson nos invite a una de sus mejores interpretaciones.
Me gustaría hablar con el señor Eggers para que pueda explicarme lo que no he visto.