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Días de vinilo

Comedia Damián, Marcelo, Luciano y Facundo son cuatro amigos treintañeros a los que une la pasión por la música, la amistad y las mujeres. Damián, es escritor y guionista. Para recuperar a Ana escribe un guión de cine, pero la única copia que tiene la pierde Vera, una mujer muy particular que se entromete en su vida con el fin de cambiarla. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
6 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía John Lennon, omnipresente su espíritu en la película que comentamos, que la vida era lo que te pasaba mientras hacías otros planes. A los cuatro amigos protagonistas de “Dias de vinilo” la vida les arrolla cuando ni siquiera tienen muy claro qué quieren hacer con ella. A punto de entrar en los cuarenta, distan un poco de ser los típicos peterpanes que se niegan a crecer. Tenían planes, tenían sueños, que por otra parte, tampoco eran nada del otro jueves, nada de grandezas, los sueños de casi todo el mundo, trabajar en algo con lo que sentirse más o menos realizado, y rozar mínimamente de vez en cuando eso que se conoce con el nombre de felicidad. Las cosas no salieron exactamente así, el tsunami surgió de la nada, les aplastó, se llevó aquellos sueños para siempre y les obligó a reinventarse y a improvisar para seguir avanzando por ese largo y tortuoso camino que es la vida. Como le pasa a casi todo el mundo también.

"No me metí en la música para conseguir un trabajo. Me metí en la música para evitar un trabajo y conseguir muchas chicas" dijo en una ocasión Paul McCartney. Los cuatro amigos protagonistas de “Días de vinilo” siguen conectados de uno u otro modo con la música, un amor que les une desde la infancia, y sin embargo, alguno ha debido buscarse otra vía alternativa para seguir adelante. Tampoco tienen la suerte del bello Paul, y sus problemas con las mujeres no son ninguna tontería. Uno siempre elige a la compañera menos adecuada en el momento menos oportuno, otro ve a la mujer de sus sueños como una maldición que puede dar al traste sus pequeños delirios de grandeza, el tercero se cruzó hace tiempo con la mujer de su vida y no se dio ni cuenta, y al último, que es quien finalmente decide sentar la cabeza, le asaltan las dudas en el último minuto. Es algo que le puede pasar a todo el mundo.

George Harrison y Ringo Starr recrearon los gloriosos tiempos de The Beatles en el tema “When we were fab” incluido en el disco del primero “Cloud Nine” (1987). Hubo un tiempo en el que los cuatro amigos protagonistas de “Días de vinilo” también se sintieron fabulosos. Como todo el mundo alguna vez en su vida. Luego pones el retrovisor y echas la vista atrás y reflexionas en qué te has convertido.

“Dias de vinilo” es eso que los anglosajones denominan una “feel good movie”, una comedia agradable con situaciones y momentos realmente divertidos, que al finalizar te deja en el cuerpo una sensación de buen rollo increíble. La combinación es infalible al menos en mi caso: música, cine, humor, amigos mucha ironía y la dosis justa de sentimentalismo. Se acerca como se ha apuntado a Frears, a Hornby y a su “Alta fidelidad”, pero con esa idiosincrasia típica argentina que convierte el diálogo más inocente en casi un aforismo de Borges. El debutante Nesci sabe fabricar una comedia romántica usando con inteligencia todos los tópicos y clichés del género. La guinda la pone un plantel de actores en estado de gracia (ojo a los hilarantes cameos de Sbaraglia). Solo con inteligencia, el enésimo canto al amor y a la amistad puede resultar tan efectivo. Que al fin y al cabo, eso, amor y amistad, es lo que andamos buscando todos. “All you need is love”, ya lo cantaban los Rolling ¿no?
Juan Solo
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27 de enero de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine argentino tiene un estilo propio. Por regla general, cuando veo películas de este país suelo reconocer en ellas una voz propia, genuina. Sus comedias en particular, tienen un sentido del humor muy amigo del cinismo, que me suele resultar fresco y muy divertido. Desgraciadamente, "Días de vinilo" no se ajusta a esta descripción.

Que una película intente romper con lo que se viene haciendo hasta el momento intentando algo distinto, no es malo. Considero que cuando se asumen esta clase de riesgos, que compensen o no en el resultado final no importa, pues al menos se ha probado algo diferente, algo nuevo y eso como espectador me parece siempre de agradecer. Sin embargo, el tirar de género y adaptar lo visto mil veces antes en el cine estadounidense cambiando sólo idioma y escenario, me parece siempre una apuesta comodona y aburrida. Eso es para mí "Días de vinilo". Un refrito, una receta estadounidense con ingredientes argentinos a modo meramente decorativo.

Cuatro amigos, cuatro traumas y una película olvidable. Sí, hay alguna reflexión interesante y algún que otro chiste gracioso, pero nada que destaqué. El papel de la música como hilo conductor de las historias es testimonial. De acuerdo que todos los protagonistas están vinculados al mundo musical, sin embargo, no deja de ser curioso que no haya entre ellos ningún melómano de verdad. Para muestra de lo que digo, ¿como es posible que una película con este título pueda tener una banda sonora tan anodina? es bastante revelador. Los personajes hablan de música, pero sus referencias son generales, vacías, variadas pero no en el sentido que emplea el personaje de Gastón Pauls, sino variadas de lista de reproducción aleatoria de rock en spotify. Cualquiera de estos supuestos devoradores de vinilos sería ridiculizado igual que el cuarentón que entra a comprar un disco para su hija en la película de "Alta fidelidad". Lo musical está de adorno en cuatro tramas en las que hay poco que reseñar.

En cuanto a la trama cómico sentimental reúne todos los clichés del género. El atormentado por una relación fallida, el prometido con con dudas y miedo al compromiso, el neurótico con exceso de celos que se sabotea así mismo, el niño grande...tocadiscos argentinos reproduciendo sin gracia melodías trilladas de Hollywood. En definitiva, me ha parecido una historia convencional, blandita, desaprovechada y muy rutinaria. Una comedia romántica en toda regla vaya.

Como dato positivo el cameo de Leonardo Sbaraglia haciendo de sí mismo, para mí lo más divertido de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Holden Melaza
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30 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El humor argentino tiene la particularidad de parecer siempre muy natural. Nada forzado. Supongo que es algo innato. Esta es una comedia de enredo que destila ese sentido del humor innato con algún que otro homenaje a unos monstruos del humor, como los míticos Les Luthiers. Los gags funcionan por un guión milimetrado del propio director Gabriel Nesci, que debuta en el cine con este film, junto con unos actores en estado de gracia con los que acabamos por identificarnos en mayor o menor medida. El director firma un guión en el que utiliza la Gaston Pauls ("Nueve reinas", "Iluminados por el fuego") como el una suerte de alter ego para plasmar sus filias y fobias sobre la música, la escritura de guiones, el amor y la amistad. Del resto del reparto también destaca Inés Efron ("Medianeras", "Cerro Bayo"), que fue nombrada la Mejor Actriz de reparto por la Asociación de Críticos de Cine de Argentina por el papel de una extravertida vendedora de cosméticos que provoca más de un dolor de cabeza al protagonista. Y colaboración destacada de Leonardo Sbaraglia que hace de sí mismo y también de catalizador de la historia.

La película utiliza la música como vehículo para contar las historias de los cuatro amigos, cosa que recuerda bastante a "Alta fidelidad" de Stephen Frears, pero esta algo más ligera y con menos gancho. A pesar del ajustado presupuesto cuenta con los derechos de canciones de Queen, Rod Stewart, Morrisey y por supuesto de The Beatles, que por algo uno de los personajes hace de John Lennon en un grupo tributo. De hecho inicialmente el film estuvo a punto de titularse "todo el que necesitas es amor", en clara referencia a la banda de Liverpool, pero al final cambiaron por el título actual. Todas las historias tienen tres puntos en común: la música, las mujeres y sobre todo la amistad. De hecho ninguna de las historias de los cuatro amigos destaca demasiado sobre las otras sino que más bien son historias cruzadas, dejando claro que todos ellos son importantes y que sus vidas sólo pueden entenderse como grupo, aunque la vida acabe por separarlos. Una divertida comedia que logra sacar un par de carcajadas y sobre todo da esa sensación de que no se está perdiendo el tiempo.

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Andrés Castro
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10 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Días de vinilo no es ni mas ni menos q la típica historia de tantos miles de barras de Amigos de Barrio que convergían en una esquina o en la ventana de un viejo almacén de barrio.

Lamento decirlo pero me harta Gastón Pauls haciendo del depresivo Juan Perugia (de: Todos contra Juan.) parece que es el papel en que se siente mas cómodo.

Me quedo con las palabras del Final, que un poco nos representan a todos :

"..Esa esquina era Nuestro Centro de Operaciones. Más allá de como puedan resultar las cosas, es bueno saber que la Música, siempre van a estar ahí, especialmente los Clásicos, como algunos Amigos... que quizá no sean perfectos pero siempre podemos volver a ellos... Lograron atravesar el paso del tiempo y se convirtieron en la Banda de Sonido de Nuestra Vida."
Raulomino
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9 de agosto de 2020
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Esta es una comedia coral escrita y dirigida por Gabriel Nesci sobre cuatro amigos que se conocen desde la infancia, los vínculos entre ellos y su relación con las mujeres a partir de la fiesta de compromiso de uno de ellos.

El que se compromete es Facundo (Rafael Spregelburd), encargado de ventas de una funeraria y compositor de canciones ad hoc en sus ratos libres, quien se va a casar con Karina (Maricel Álvarez), productora de un programa radial de rock conducido por el segundo de los amigos, Luciano (un woodyallenesco Fenán Mirás), quien está de novio con Lila, una cantante (Emilia Attías en plan femme fatal moderna). Completan el cuarteto Ignacio Toselli, eterno integrante de una banda tributo a los Beatles que sueña con ir a Liverpool y Damián (un notable Gastón Pauls), director en su momento de una película exitosa eue trata de ubicar un guión más pretencioso y cautivo de un desengaño amoroso.

Está claro que lo fundante y lo que une a estos amigos es el amor por el rock anglosajón y su relación de algún modo frustrada con la música. El desarrollo de las historias está muy bien balanceado, el ritmo es sostenido y el tipo humor es reminiscente de la notable comedia televisiva del mismo Nesci Todos contra Juan, pero de mayor aliento y afortunadamente alejado del mainstream de Suar o Francella.

Estamos ante una muy buena comedia, inteligente, nunca estridente, con momentos muy divertidos y otros altamente emotivos (me surge el contraste con la lavada e insulsa serie Modern Love, que terminé hace poco), que nos regala la presencia de Leonardo Sbaraglia en un divertido papel autoparódico y la gran Inés Efrón, que compone una tierna, conmovedora y denodada pretendiente de uno de los protagonistas.
Daniel B
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