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Mientras dure la guerra

Drama España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la ... [+]
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Críticas 219
Críticas ordenadas por utilidad
12 de abril de 2020
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"Mientras dure la guerra" es un claro alegato contra el fascismo imperante en la Europa de principios del siglo XX. Algunos de los usuarios de esta página han querido verlo como un documento fílmico neutro y que relata los acontecimientos vividos en esa época tan compulsa más como un folletín del NODO que cómo lo que realmente fue, un golpe de estado.

Aménabar sabe conjugar muy bien los tiempos y utiliza la figura del ilustre escritor para avanzar en el argumento de esta triste historia.

No nos hace falta saber el desenlace final (no de la película, sí de la dramática dictadura que vivió España).

Como apunte final, los actores, todos ellos, lo bordan.
Javier
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5 de mayo de 2020
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Nunca es fácil materializas la realidad y, menos aún, cuando tocas temas que, por desgracia, resultan sensibles a día de hoy. Pero dejando la política de lado, la cinta rezuma esa esencia de guerra antigua, esa lucha de bien y mal, de la mente, que te hace dudar.

Karra Elejalde está simplemente: maravilloso. Aporta la vida y la fuerza a la película, su actuación bien valía un Goya...

La trama se desarrolla algo lenta, pero su argumento es sólido y está lleno de matices. El guión acompaña muy bien a crear ese tenso ambiente que rodeó al gran Unamuno. Merece la pena.
Armando Lorenzo
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7 de julio de 2020
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En Mientras dure la guerra (2019) Alejandro Amenábar repasa los sucesos ocurridos en Salamanca en 1936, cuando el escritor e intelectual Miguel de Unamuno y el futuro dictador Francisco Franco cruzaron sus caminos.

Por Nicolás Bianchi

El historiador italiano Benedetto Croce sostenía que “toda historia es historia contemporánea” ya que, según su visión, los hechos pueden ser lejanos pero continúan reverberando en el ahora, amoldados a las necesidades del presente. En otras palabras, y moldeando estos conceptos, se puede asegurar que cuando Amenábar hace una película sobre los inicios de la guerra civil española, además de contar esa historia, va a expresar una posición sobre la actualidad política del siglo XXI.

La acción comienza cuando un regimiento de sublevados contra la república (los nacionales, los futuros vencedores de la guerra civil) llega a Salamanca e instaura una suerte de estado de sitio. Es el año 1936 y el resultado de la contienda todavía no está zanjado. En la universidad de la ciudad Miguel de Unamuno (Karra Elejalde) ocupa el cargo de rector, actividad a la que dedica sus mañanas, mientras por la tarde toma café, camina y debate con dos de sus amigos, el intelectual Salvador Vila (Carlos Serrano-Clark) y el cura protestante Atiliano Coco (Luis Zahera).

Desde un principio queda claro que para Unamuno son condenables tanto las acciones de los republicanos como de los nacionales. “Yo soy unamunista”, exclama durante una de las discusiones, como si se pudiera ocupar un justo medio entre bandos. La idea de que desde ambos lados se mata y se ejerce la violencia parece ser uno de los sostenes de la posición del intelectual. El otro puede estar dado por cuestiones más personales ya que los periódicos que apoyan al gobierno del último presidente de la república, Manuel Azaña, suelen publicar caricaturas sobre él. Presentan a Unamuno como a un “viejo que chochea”.

En simultáneo el fascismo avanza, tanto en España como en Salamanca. Dentro de las filas nacionales se retrata el ascenso de Francisco Franco (Santi Prego) y del comandante de la Legión José Millán Astray (Eduard Fernández). Ambos personajes están bien construidos e interpretados. Predomina en ellos el sesgo que los muestra como fascistas convencidos, hombres grises, pasional Millán e introvertido Franco, sin caer ninguno de los dos en la caricatura.

Si bien los hechos que muestra la película son ampliamente conocidos adelantamos que a partir de aquí hay spoilers ya que bien valen algunos comentarios sobre el desarrollo y el final de Mientras dure la guerra.
Mientras Franco se hace del poder absoluto dentro de la junta militar, todo empeora para los amigos de Unamuno. Primero es capturado el cura Coco, pero a pesar de la preocupación de su mujer, parece, para Unamuno, una situación no tan grave y reversible. Discute nuevamente con Vila, que es de izquierda. Cuando su amigo le dice que los nacionales son fascistas violentos Unamuno sostiene que del otro lado hay bolcheviques que apoyan la dictadura de Stalin y sus atrocidades. Nada ha cambiado en la posición del intelectual.

Del otro lado, Franco consolida su posición cuando decide atacar Toledo en vez de marchar hacia Madrid. Se cree que, si los republicanos hubieran continuado hacia la capital española, la guerra hubiera durado menos. Al asistir a los sublevados en el alcázar de Toledo la guerra se prolongó, hubo tiempo para que los republicanos de Madrid se reorganizaran y fueran asistidos por las Brigadas Internacionales. Pero el “error” de Franco fue deliberado, tal como muestra la película. La extensión de la guerra le permitió a su figura adquirir la carga simbólica que necesitaba para erigirse como dictador.

En Salamanca es detenido Vila y Unamuno queda solo y moribundo porque su salud se encuentra muy deteriorada. Logra acceder a Franco y peticionar por sus compañeros pero sus reclamos no son tomados en cuenta. Finalmente en un acto por el Día de la Raza, que es exaltada por los fascistas, enfrenta a toda la audiencia y pronuncia su célebre discurso en el que le dice a los franquistas que “venceréis pero no convenceréis”. Los cánticos de “Viva la muerte” habituales en la Legión se escuchan en el recinto de la Universidad de Salamanca.

Durante su discurso reitera su posición sobre los republicanos y los fascistas. Son las dos caras de la misma moneda, son los dos violentos. En respuesta a un orador anterior que había dicho que los vascos y los catalanes son, por sus ínfulas independentistas, el cáncer del país, Unamuno responde, con fraternidad, que “son todos españoles”. Y aquí volvemos al principio porque el que habla a través de Unamuno es Amenábar. La película deja un mensaje centrista, en cierto aspecto conservador, como si el discurso del personaje principal pudiera ser utilizado como piedra fundante del país. En 2019, cuando se estrenó la película, lo que dice ese discurso es que España no se debe construir ni con los neo fascistas de Vox ni con los izquierdistas de Podemos.

La producción de Mientras dure la guerra es excelente, los escenarios originales son bellísimos, las actuaciones resultan sólidas en su mayoría. Lo menos interesante del film son los momentos más sentimentales que se incluyen y no parecen aportar nada decisivo. Hay una escena de Franco escuchando a su hija que toca el piano, otra en la que Unamuno rememora una tarde con su ya fallecida mujer cuando eran jóvenes. Ninguna aporta nada sustancial. Tampoco está lograda la escena en la que los nacionales cambian la bandera tricolor republicana por la bicolor, amarilla y roja, tradicional. Parece un acto de colegio espontáneo con soldados en vez de alumnos.
El Golo Cine
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11 de julio de 2020
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La tercera España, esa España que no estaba ni con los unos ni con los otros, esa España que acabó harta de los unos y de los otros. Eso es lo que he visto reflejado en Mientras dure la guerra, una película que me ha sorprendido gratamente.

De hecho he tardado mucho en verla porque no quería llevarme otra decepción. Creo que Alejandro Amenábar es un buen director, pero su fuerte sesgo ideológico "me tiraba para atrás", craso error.

La película comienza con una bandera flameando al viento. Es una imagen en blanco y negro, por lo que no se distinguen los colores. Me ha parecido un comienzo extremadamente simbólico. Mientras que en la bandera no se distinguen colores todo marcha bien, cuando llegan los colores empiezan los problemas.

A partir de ese punto, la cinta gana fuerza apoyándose en una buena historia, una buena ambientación y una gran interpretración de los actores. Destacar, como no, a Karra Elejalde, inmenso en su papel de Unamuno, y Eduard Fernández en el de Millán Astray al que le da un toque caricaturesco que me ha gustado bastante.

La cinta nos regala escenas realmente memorables, como las conversaciones de Unamuno con sus amigos Atilano Coco, pastor evangélico, y Salvador Vila, ex-alumno de Unamuno y profesor en la Universidad como él (ambos desaparecieron en los primeros días del alzamiento). Memorable escena aquella en la que Unamuno y Vila discuten acaloradamente sobre las dos Españas con el fondo del campo salmantino. Me parece muy metafórica también la escena en la que, después de quitar la bandera republicana y poner la monárquica, los soldados empiezan a cantar el himno de España con distintas letras y acaban tarareando. ¡Es tan español! ¡Si ni siquiera somos capaces de tener una letra para todos!... en fin...

Mientras dure la guerra es una película muy recomendable, sobre todo en los momentos que estamos viviendo. Te gustará si "te duele España", este trozo del planeta Tierra que nos ha tocado en suerte.
jomolo4
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20 de julio de 2020
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Alejandro Amenábar tiene el mérito de los grandes directores de cambiar de género como de camisa, y aunque no todas sus obras son notables, desde luego se le agradece la valentía y el buen hacer.

Mientras dure la guerra es un drama histórico que aprovecha la mirada de un personaje para describir la contradicción de un país. Enamorado y enfrentado así mismo de forma constante. Siempre peleando, y como se nos hace ver en esta obra, por parecidas razones desde hace demasiado tiempo.

Me gusta el ritmo, el estilo pausado y personal, el tratamiento aséptico, y el excelente reparto. Retrato de una época y de una de nuestras grandes personalidades, Unamuno, tan contradictorio como la propia patria que tanto le preocupaba. Me sobra algún momento onírico demasiado visto, pero todo lo demás es la labor de un artesano.

Gane quien gane siempre perdemos nosotros, eso es lo único que está claro.
Hellscout
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