Dioses de Egipto

Vamos a ver, ¿como puede ser una película titulada "Dioses de Egipto" cristiana?, no, no me he dado un golpe en la cabeza, lo es, y mucho.
Ya sabemos que el director Alex Proyas, tiene inquietudes religiosas, nos lo dejó bien claro en "Señales del futuro" junto a Nicolasete, en una trama bastante oscura y pesimista.

Esta "Dioses de Egipto", en cambio, tiene toda la garra de los clásicos tipo "Furia de titanes" o "Jason y los argonautas", pero siendo sinceros, lo de los dioses es una mera excusa para hacer una comparación religiosa.

En una época llena de cintas de superhéroes DC y Marvel, Alex Proyas nos muestra de donde ha salido toda esa mitología, y nos demuestra que es muy antigua, tiene miles de años. Pero también hace otra cosa, lejos de la alabanza que otros directores hacen de los superhéroes (dioses), Proyas los pone a parir.

El escritor e insigne cinéfilo Juan Manuel de Prada dice que le parece siniestra tal proliferación de superhéroes en el cine actual, como si los oligarcas de Hollywood quisieran imponer una nueva religión.
A Alex Proyas tambien debe de parecerle siniestro porque sus dioses son de todo menos ejemplares: incluso el dios "bueno" es un chulo insoportable. Pero para analizar esto debo pasar a la zona spoiler...

Unos efectos especiales que quizá apelen al espíritu del cine mitológico de antaño pero que sólo causan estupor por lo flojos que son y por lo mucho que cansan sus sobrecargados escenarios. Asimismo hay que sumarle una historia que se liquida en los primeros minutos para a continuación dedicarse, cual videojuego tipo beat'em up, a repartir trompazos y destrucción sin sentido aparente. Un entretenimiento alargado innecesariamente que sólo sería aceptable si durara media hora menos, donde ni siquiera el duelo entre Jaime Lannister contra Leónidas es motivación suficiente. Y lo peor, comprobar como el prometedor director de "El cuervo" y Dark City no aprovecha su talento como es debido.

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Abrumadores efectos especiales pero al servicio de una historia tan pueril como larguísima...los dioses egipcios dan risa como poco, Butler y Sewel llegan a ser parodias de sí mismos; Brian Brown ya veterano bien en su cortito papel, mejor porque si se le alargara acabaría soltando algún chiste de pub irlandés; y bueno, Rush pelopunki ya roza el paroxismo encarnando a Ra...
En fin, para que los chavales pasen una tarde larga de vacaciones sin estar tan pendientes de Instagram en el móvil...

Duele escribir éstas lineas, sobre todo cuando consideraba a Alex Proyas como un director con mucho talento, visionario en ocasiones y dinámico, original.
Pero ésto que ha parido....ésto no tiene perdón de Dios.
Hay una serie de directores que, cuando la productora da carta blanca y una indecente cantidad de dinero, dan rienda suelta a sus más profundas fantasías, su forma absoluta de ver las cosas, y se descontrolan. Sacan lo peor de sí mismos, son como un niño listo, pero niño, a los mandos de un Ferrari lleno de helados y juguetes, es decir, seguro que la idea les entusiasma, pero lo más probable es que acabe en desastre. Ahí tenemos a Snyder y su "Sucker Punch", a Sommers con "Van Helsing", a los que se une tristemente ahora Proyas con éste mejunje hortera y absolutamente fallido de la mitología egipcia.
Todo está mal, desde el casting (los chavales son horrendos, Leonidas y Jaime Lannister están ahí perdidos, esperando a cobrar y pirarse; eso si, vaya pedazo de berzas gasta la chica, de ahí que no se lleve un 1), hasta el CGI (vergüenza ajena las transformaciones), por no hablar del manido y simple argumento (vengaaaaaaanza, oooootra vezzzzzz, han matado a papá, otra veeeezzzz).
Espero que sólo haya sido un traspiés y el director vuelva por sus fueros originales, y se deje de inventos (eso si lo vuelven a contratar siquiera para hacer un anuncio de yogures, que han perdido muchísima pasta con éste engendro monstruoso y faraónico).

Uno de los mamarracho más escandalosos que se han hecho en muchos años. Esta película, por llamarlo de alguna manera, trata sobre unos personajes que hacen cosas y que dicen cosas todas muy extrañas. Además, aparece una serie de animaciones realizadas con los primeros ordenadores que se hicieron en la década de los 80. El director debería de estar preso y los actores deberían ser condenados a la guillotina.
No le pongo 0 porque no me deja.