Another WolfCop

La ventaja de escribir, dirigir y producir la continuación de una producción de serie B sobre un agente de policía que se transforma en licántropo es que no tienes por qué preocuparte por la regla de que segundas partes no son buenas. El listón no era excesivamente alto. Por desgracia, sí que deberás suplir el plus que supuestamente dotó de interés a la primera y ahora brilla por su ausencia tanto como los eclipses de luna llena: ¡Ya no existe el factor sorpresa! Aunque, siendo justos, la secuela propiamente dicha tampoco te pillará desprevenido, teniendo en cuenta que en los créditos finales ya nos amenazaron de que llegaría. Sólo que ésta se demoraría un par de años más de el previsto 2015.
¿Me enrollo mucho? Oh, mil disculpas. Es que, como ya he aclarado, no hay novedades en el frente. Resulta que 'Another WolfCop' es precisamente eso, otra WolfCop, sólo que adobada con mejorados F/X, un golem steampunk, una polla parlante con mostacho, el nuevo villano personificado en el codicioso magnate de la cerveza de leche de pollo (¡!!) Sydney Swallows (Yannick Bisson) y la incorporación de Kevin Smith como corrupto alcalde de Woodhaven.
Lo dicho... El crimen es una enfermedad, y sus aullidos la cura.

Tan buena como la primera parte.
Aquí tenemos más de lo mismo, y considero que no necesita más: Wolfcop haciendo de las suyas con los delincuentes, lo que imprica desmembramientros, gore y sangre por doquier. Además, los cambiapieles van a más en esta secuela, creando hasta robots, y un plan maligno tan genuíno como absurdo.

Efectos especiales ochenteros, monstruítos, una banda sonora que se mueve entre el metal y el retrowave para hacer las delicias de gente como yo...
La verdad es que la he disfrutado como un niño chico, espero que no tarden en sacar la secuela, porque esta saga puede dar mucho de sí.