El Chavo del Ocho (Serie de TV)

El Chavo del ocho amado y críticado (aunque no pueda creelo) me deja el recuerdo y el sabor de la etapa mas feliz de mi vida, mi niñez, el colegio, el inicio de las amistades sinceras y verdaderas, etc. Yo personalmente me divierto y aprecio mucho el sano humor que nos ofrece el genio mexicano Roberto Gómez Bolaños, es un ejemplo digno de apreciar, quien no dejará jamas de sorprenderme como humorista y como persona.
Si ves el chavo del ocho, o si algún padre de familia deja ver a sus hijos tan majestuosa obra dificil quizas de catalogar asi hasta que no te compenetres con ella de la única manera posible que es viendola, no podrás decidir si la misma te hace una mala persona, o te sugestiona a serlo, debido al mal ejemplo que apreciarías en ella, que es la critica fundamental que se le atribuye, supongo que bajo este punto de vista si veo o dejo ver a mis hijos los simpson, padre de familia o south park terminaremos en la carcel. No quisiera en realidad tratar de describir o tomarme esa atribución para definir o explicar alguno de los personajes, porque sencillamente no creo estar a la altura de las circunstancias (no podría yo definir a genios), pero cuando la vean aprecien al sensacional Ramon Valdez, Don Ramón, que en paz descance, si hasta quisiera que me entierren con una foto de él, sencillamente perfecto. Nació para interpretar este papel. Honor y gloria al Chavo del ocho y su bonita vecindad, quien será recordado por mi y mi familia como la serie que nos entregó diversión, amor y ternura la misma que recordaré toda mi vida.

Aquel barrio humilde, muy humilde, en el que el Chavito, niño huérfano y sin hogar vive en un tonel y se pirra por una torta de jamón, me hizo pasar muchas sobremesas y tardes veloces riéndome con las barrabasadas de los pillos, las malas pulgas de "Ron Damón" y sus escaqueos para no pagar el alquiler, las insinuaciones de la Bruja del 71, los humos de señorona de doña Florinda, los berreos de la Chilindrina, los mimos de Quico, las lecciones del maestro el señor Jirafales, la bondad del señor Barriga que nunca consigue cobrar todos los alquileres... Y el pobre Chavo, uno de los incontables niños abandonados, cuya única familia es su vecindario y aún puede considerarse afortunado porque tiene amigos, tonel propio, va a la escuela y come alguna torta de jamón de tarde en tarde y, eso sí, todo lo hace "sin querer queriendo".

Espectacular!! Como en una serie integran la familia, la pobreza, la unión, la injusticia, etc.
No lo tomen a mal, pero creo que muchos españoles le ponen bajo puntaje porque no la entienden, habría que explicársela!!!

El chavo es como los Beatles, pasan los años y sigue con éxito.
El humor mas sano que existió.
Aun hoy me sigue haciendo reir a carcajadas. Personajes que quedaron en la historia y gags que aun hoy 40 años siguen en vigencia.

Hablar de El Chavo del ocho, aunque en España no seamos conscientes de ello, es hablar de uno de los programas de televisión más vistos a nivel mundial.
Sin grandes alardes, sin presupuesto, sin unos decorados sólidos y sin rostros agraciados a la vista. Una serie hecha con cuatro euros (cuatro pesos, perdón), que ha llegado a las pantallas de todo el mundo gracias a un único factor: talento.
Talento de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, creador de la idea, autor de los ingeniosos guiones y director del programa, además de protagonista. Talento de todos y cada uno de los actores que bordan unos personajes simpatiquísimos, que, sin querer queriendo, han logrado convertirse en iconos a nivel mundial (para comprobra la locura que generan, pregunten en Brasil) porque, detrás de su aparente simplicidad, representan los anhelos e inquietudes de millones de personas de muchos lugares del planeta.
La serie tiene una ventaja para los amantes del humor clásico: es una "ametralladora de chistes". Cada minuto del programa contiene una réplica ingeniosa, un gesto, un malentendido...todos ellos asaltan al espectador conduciéndole a la carcajada, siempre y cuando esté libre de prestigios.
Es cierto que El Chavo contiene muchos elementos para no gustar en España: es una serie antigua (la calidad de imagen es ínfima), mexicana (por favor, productos tercermundistas a nosotros, con lo europeos que somos), humorística (para muchos, todo lo que no sean los Monty Python, no vale un duro) y popular (alimento del vulgo), pero si es usted capaz de desprenderse de sus prejuicios y sentarse durante varios días a disfrutar con estas historias y personajes, quedará atrapado, se lo aseguro.
¡Un diez para el Chavito!