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Planta permanente

Comedia. Drama Lila y Marcela trabajan desde siempre como personal de limpieza en una dependencia estatal. Conocen sus recovecos como nadie y se han inventado una forma de subsistencia –y un sueño– gestionando un comedor absolutamente irregular en un rincón abandonado del edificio. Pero los tiempos cambian: llega una nueva directora –con sus discursos cínicos, plagados de lugares comunes– y con ella las promesas vacías, el cierre del comedor y una ola ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
29 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prepárate para ver un fiel reflejo de la decadencia de la lucha de clase y la más honesta representación de la supervivencia del pobre, que atropella, casi sin dudarlo a su semejante solo por mantener la cabeza unos segundos más por encima del agua. La historia de ‘Planta Permanente’ es una de esas que resuenan con el 90% de nosotros porque todos hemos tenido un jefe que se pensaba el Mesías salvador cuando solo se miraba el ombligo, y porque todos tenemos sueños y pequeñas ideas que nos dan la vida. Ideas que pocas veces nos atrevemos a materializar pues supone tomar en un enorme salto de fe.

“El film se adentra en una historia de supervivencia, encarnada en la figura de dos mujeres compañeras de trabajo, limpiadoras en un edificio estatal, que han de adaptarse a la llegada de una nueva directora” (…) “La película hace que la gente se pueda encontrar en esos personajes, porque son muy humanos”.
- Ezequiel Radusky -

Un comedor ‘clandestino’ que siempre ha funcionado siendo ‘obviado’ o dejado pasar por los mandamases de turno es el epicentro de una historia que no te deja respirar, mientras asfixia a sus protagonistas. Lila y Marcela son dos mujeres comidas por un sistema ingente, que las anula con precariedad, turnos infinitos y un sueldo tan ajustado que volver al miserable lugar donde pasan sus días es la única salida frente a ellas. En parte cumpliendo su sueño, en parte sacando un dinerillo extra, estas mujeres que pasan sus vidas como fantasmas que limpian, cocinan para sus compañeros de ‘edificio’, en un lugar cochambroso, pero que funciona, y es «suyo».

Su vida es mediocre, pero avanza y les permite soñar, lo cual es gratis, y por lo tanto factible. Todo cambia en el momento en que una nueva jefa, que solo quiere destacar y dárselas de conocedora de las necesidades de los empleados a su cargo, entra al puesto, y los cambios, que no siempre son buenos o queridos, llegan de la noche a la mañana sacudiendo lo poco que podían controlar. El miedo incontrolable a perder lo poco que se tiene empieza a alimentarse y con él aparecen las primeras grietas entre las relaciones que mantenían el ecosistema en el que se desarrolla el film.


‘Planta Permanente’ comienza con un toque cómico, muy oscuro, pero cómico, rápidamente avanzando hacia un lugar donde la comedia desaparece y solo queda un negro plomizo. No esperes ver una cinta que te haga reír a carcajadas o que tenga un final algo feliz. Vas a ver una cinta tan cruda como la vida misma, con la que te sentirás identificado y donde no podrás escoger bando por más que creas que si. ¿Serías capaz de las cosas que son estas mujeres si te encontraras en su situación? ¿Puedes culparlas de sus acciones? Probablemente, no, y ahí es donde radica lo mejor de esta cinta, en que se habla de humanidad y no se esconden ni el ego, ni la cobardía, ni la avaricia o el instinto de supervivencia.

Aún así se habla de amistad, a muchos niveles, de lealtad, de empatía y de lucha, contra el sistema y contra uno mismo, mostrándose este último como el más complejo de los enemigos. La falta de recursos, de educación y de conocimiento se muestra como elemento diferenciador entre clases, y eso que sabemos, pero que olvidamos, nos golpea con fuerza, sobre todo al cierre del metraje.

Si quieres una cinta para luego charlar sobre temas interesantes, pásate a ver ‘Planta permanente’, pero prepárate para una película en la que solo pasa la vida, inexorable y lentamente. No hay grandes escenarios, ni escenas para los anales, pero si una infinidad de reflexiones y mucho mirarse en el espejo. Ezequiel Radusky ha conseguido lo que buscaba, dejar una cinta que diese que hablar donde ha construido personajes reales a los que amar y odiar a un mismo tiempo.

Nota 3.1 sobre 5
Para www.magazinema.es
Ygorla
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10 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Planta Permanente (2019), película argentina dirigida por Ezequiel Radusky, cuenta la historia de dos empleadas públicas de limpieza que intentan progresar dentro de la estructura del Estado pero todo se complica cuando una nueva directora llega a la repartición.

Por Nicolás Bianchi

De lo más grande y amplio a lo más pequeño, Planta Permanente es una película que funciona en distintos niveles. Quien quiera buscar allí indicios de una mirada actual sobre el Estado y las distintas facciones que lo gobernaron en los últimos años las podrá encontrar. También se brinda un examen sobre el trabajador público distinto al estereotipo de la empleada popularizado por el comediante Antonio Gasalla en los 80 y los 90. Las y los trabajadores de Planta Permanente trabajan, cumplen, valoran el lugar en el que se encuentran.

Pero fundamentalmente el film, el segundo en la filmografía de Radusky, da cuenta de una historia de amistad y desengaños, de compañerismo y desunión, que es la que recorren las dos protagonistas. Lila (Liliana Juárez) y Marcela (Rosario Bléfari, en su último trabajo actoral) son empleadas de limpieza, compañeras y compinches. La hija de una es la ahijada de la otra, y además juntas regentean un comedor precario ubicado en un depósito abandonado de la Secretaría de Obras Públicas provincial. La falta de especificación sobre la provincia, el partido político que la controla o cualquier otro detalle de la oficina señalan que se trata de una repartición modelo que podría ser cualquier dependencia del Estado.

El próspero negocio de las amigas y socias recibe un golpe cuando una nueva directora (Verónica Perrotta) asume en el cargo y decide realizar algunos cambios tanto en la administración del espacio como del personal. Ambas, que son las que conocen a todos los empleados y todos los rincones del lugar donde trabajan, intentan una maniobra fallida para que le renueven el contrato a la hija de Marcela, que es la ahijada de Lila. Ese incidente provocado en parte por el ajuste que realiza la nueva administración, y en parte por la torpeza de ellas las lleva a pelearse.

La actuación de las tres mujeres que llevan los personajes centrales es extraordinaria. Lila es una tucumana que habla pausado y busca agradar con su estilo calmo a todos los que necesita que la apoyen para un nuevo emprendimiento gastronómico dentro de la Secretaría, para lo que también busca la aprobación de la directora. Marcela, más porteña y visceral, atraviesa una crisis personal y de pareja. Es más directa y temperamental. Por último la personificación de la directora que hace Perrotta es magnífica. El personaje es cínico, da discursos plagados de lugares comunes en los que habla de sus sentimientos cuando evidentemente lo único que la rige es la frialdad y el cálculo. Sus expresiones y sus aires de superioridad marcan una distancia insalvable entre ellas y las empleadas de limpieza.

La película transcurre entre oficinas ubicadas en sótanos, depósitos sucios y pasillos oscuros, que junto con la tenue música que acompaña la película, construyen un mundo fácilmente asimilable a lo que se puede imaginar de una dependencia burocrática del Estado. En el desenlace lo climático pierde cierto peso frente a lo argumental. Se puede, a partir del final, elaborar una moraleja sobre la unión de los pares y las consecuencias de estar separados, o separadas en este caso, frente a otro nuevo y extraño que viene a realizar un cambio. Lo individual prima sobre lo colectivo y la búsqueda de la supervivencia puede llevar a todos al desastre.
El Golo Cine
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11 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La burocracia, el poder, las mentiras que se enmascaran con un claro objetivo, que engañan seducen y lo transforman todo.

De eso trata PLANTA PERMANENTE, esta producción argentina, sencilla, bien fotografiada con interpretaciones ajustadas a las necesidades de un guion seductor.

Cuando algo funciona ¿Por qué emponzoñarlo? esa es, y no otra, la conclusión que saqué una vez terminada. El cine argentino progresa adecuadamente, y es una delicia enfrentarse a él. Merece la pena.
ANHELL
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3 de julio de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El crudo realismo

Se trata de otra efectiva muestra más de las desigualdades a las que asistimos a diario, cargada de un realismo riguroso y explícito, con personajes que aún en su rutinaria cotidianidad logran cautivar y generar la identificación automática del espectador. Un realismo crudo que se encuadra en los parámetros más convencionales del relato clásico: personalidades contrastadas y contrarias, personajes nobles y malvados, sin medias tintas. La villana es bien villana, así como Lili (la principal protagonista) es bondadosa y cordial y, por eso mismo, presa de sus propios límites y de su propia ambición bienintencionada.

*Realidad y ambición humana

Ese ritmo de vida en el que se ven envueltos los personajes nos resulta natural y cotidiano y, sin embargo, nos interpela y nos moviliza hasta la frustración. Sabemos que no hay mucho que hacer al respecto, sabemos en qué consiste una licitación pública y quiénes son los jefes económicos en una institución.

Somos conscientes de que ese posicionamiento jerárquico implica poder simbólico, social e ideológico, más allá del económico. Mientras que afuera acucian el desempleo, los despidos, las magras condiciones laborales, la flexibilidad contractual y laboral generalizada en la administración pública y la privada. Todo eso lo sabemos, nos inquieta y nos perturba, pero ¿Qué podemos hacer al respecto? Y, principalmente: ¿Qué podemos hacer cuando, al mismo tiempo, debemos enfrentarnos con nuestra propia ambición humana?

*Conclusión

Planta permanente, nuevamente, expone una trágica realidad cotidiana desde la mirada algo ingenua pero efusiva de Lila. Resulta curioso, por lo tanto, identificar cómo el cine opera desde los extremos para volver crítico y consistente su discurso. Porque la mirada sesgada, previsible y cargada de prejuicio de su nueva jefa, está exacerbada. La mirada alterada de esa nueva figura de autoridad, y la caracterización de su estatus como personaje, es llevada al extremo. Desde la ironía, desde la parodia y desde el repudio. Y, aún así, se siente más real que nunca.

Escrito por Juan Velis
Cinemagavia
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26 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué ganas otra vez de compartir las películas que nos llegan. Hacía mucho que no escribía, por la situación que todos padecemos, pero parece que he vuelto a recibir la llamada de la inspiración, y me he animado con una producción argentina que he podido ver gracias a la programación que hizo Filmin dentro del Festival de Huelva de Cine Iberoamericano.

Lila y Marcela son dos compañeras de trabajo del personal de limpieza de una dependencia estatal, para sobrevivir y, como parte de un sueño común, mantienen abierto un comedor clandestino en una de las estancias libres del centro. La llegada de una nueva directora traerá decisiones drásticas que harán tambalear la estabilidad entre ellas.

La segunda película de Ezequiel Radusky nos habla de una historia de amistad que se resquebraja, de los sueños, de buscar alternativas a la precariedad del trabajo, pero también nos habla de las promesas que se esfuman por parte de los poderosos y como el dinero llama al dinero, haciendo que se desvanezca toda opción de prosperar.

Un film muy interesante, muy bien interpretado por las dos protagonistas principales, Liliana Juárez –cuyo trabajo le hizo ganar el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Mar del Plata de 2019– y la polifacética artista recientemente fallecida Rosario Bléfari, con personajes muy distintos que se contraponen a la perfección.

Una atractiva propuesta del siempre sugerente cine argentino, que con un toque de humor nos habla de la precariedad del sistema laboral argentino actual.

www.sudandocine.com
Cangurito78
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