El exorcismo de Emily Rose

De lo poco que se salva del cine actualmente llamado "de terror".

La película está muy bien construída y, a diferencia del terror palomitero tan de moda hoy día, no se dedica a tratar de asustar al espectador con apariciones repentinas y subida del volumen... El filme consigue algo mucho más difícil: inquietar.

Lejos de otros trabajos sobre el tema, ésta película está empapada de un realismo que consigue dejar paso a la ambigüedad, creando dudas a los espectadores y crispando los nervios de los más sensibles.

Fue una agradable sorpresa descubrir ésta pequeña joyita entre tanta basura a lo 'scream' con la que nos atiborra el mercado americano. Me encantó ver que todavía puede erizársete el vello del cuerpo viendo una película, me encantó que se tratase el tema tan inteligentemente, consiguiendo sacarle el máximo provecho al filme y cumpliendo las expectativas; no me encantó tanto la trama escogida (la judicial) que, aunque llega a ser interesante y no hace decaer el ritmo de la película, podía haber sido bastante mejor. Así y todo no es un mal método... es un método más.

Muy recomendada. Abstenerse los que esperan ver un descarado efectismo grimoso y gritos denigrantes en plan 'el exorcista', esto va más allá.

Excelente y a la vez sobrecogedor relato basado en el único caso de exorcismo reconocido oficialmente por la Iglesia hasta la fecha. Estamos ante un drama aterrador, que funciona a la perfección por su inteligente guión, que entremezcla sabiamente el thriller judicial con género de terror mediante espeluznantes flash-backs sobre la posesión de Emily Rose, encarnada magistralmente por Jennifer Carpenter, actriz que a partir de hoy habrá que tener muy en cuenta. El director, Scott Derrickson, logra causar un miedo atroz mediante las impresionantes interpretaciones del elenco de actores, olvidando los fáciles sustos efectistas que suelen abundar en este tipo de producciones, centrándose en la esencia misma del mal, consiguiendo un miedo profundo y continuado, pero confiriendo un importante mensaje de esperanza en los últimos momentos del metraje. En un momento en que el cine de terror está en horas bajas, "El exorcismo de Emily Rose" consigue devolver la fe a todos los amantes del género, con una película de altísima calidad, totalmente recomendable para todo aquel que sepa disfrutar del buen cine.

Y bueno, no se me ocurre otra cosa que decir que "El exorcismo de Emily Rose" es una magnífica película de terror, donde la trama judicial nos evade de una forma claramente inteligente de la angustia que Derrickson nos muestra de Emily. Ambas situaciones se conjugan de una forma brillante mediante unos inquietantes y aterradores feedbacks.

La actuación de Laura Linney es absolutamente increíble dándole una credibilidad asombrosa a su personaje, las escenas donde es poseída y sufre ataques epilépticos son de gran sinceridad e inyectan apabullantes dosis de terror, gracias a la magnífica fotografía del gran Tom Stern, enfundada en acertados "feedbacks" que dejan al espectador absorto y estupefacto. No es necesario matar y degollar a un grupo de adolescentes para hacer una película de terror, y esta lo es, del bueno, del que ya no se lleva, y para colmo algunos se atreven a preguntar ¿dónde está el terror? y ¿que es el terro?, "El exorcismo de Emily Rose" es terror para una historia ciertamente terrorífica.

No es una obra maestra, pero si queda en mi particular disco duro que un tal Scott Derrikson tiene mucho talento para rodar escenas de miedo, y que la poseída Laura Linney es una actriz como la copa de un pino, con un futuro prometedor, que me obliga a seguir su pista de forma obligatoria.

No quería verla esperando ver un esperpento demoníaco y he tardado lo suyo en acudir al cine. Creo que por fin se ha hecho una película de posesiones con un enfoque científico paralelo a la posesión demoníaca real (si existe). En cualquier caso que cada uno saque sus conclusiones tras ver la película. Entretenida y recomendable.

A estas alturas, no voy a repetir lo que todo el mundo sabe: Que "El exorcismo de Emily Rose" es un drama judicial, y poco tiene de terror.
Lo que sí puedo decir, es que sus primeros minutos convierten la experiencia de Emily Rose en algo verdaderamente atrapante para el espectador, pues gracias a una puesta en escena sorprendentemente austera, una fotografía bastante buena y un pulso narrativo que lleva con cierta gracia algo, a mi parecer, tan leñazo como un juicio, uno queda irremediablemente enganchado.

Eso sí, cabe decir que el tal Derrickson puede saber como realizar una interesante puesta en escena, o como llevar una narración sin que resulte pesada, lo que no sabe de ninguno de los modos es crear una tensión palpable, o una atmósfera lograda, como mandan los cánones de un género que no es tan presente como prometieron los distribuidores, pero que, aun y sin ser tan patente, si hay momentos donde debes inquietar al respetable... hazlo leches, hazlo.
Pues no, el señor Derrickson lo único que sabe es usar FX para lograr dar un aspecto demoniaco a los personajes que pululan por ahí... y punto. Bueno, miento, también sabe dibujar unos caretos muy guays y terroríficos en ventanas y demás, pero entonces, ¿el desasosiego por donde queda...? No lo hay.

Luego lo tiñe todo con momentos del más ridículo estupor: Las conversas en latín entre el padre Moore y Emily Rose (no pude evitar soltar una leve risa cuando Emily, poseida, reta al padre), los testigos que salen de debajo de las piedras en el momento revelador y clave (como el doctor y la bendita cinta), algún que otro testigo que no pega para nada con el cauce de la peli (como la india de los exorcismos) o el encuentro del medallón por parte de Linney, por no hablar del inverosímil sueño de Emily Rose y la aparición de la virgen. Y todo ello basado en hechos reales, increible, ¿que no?

Del final mejor ni hablar, porque entre esa especie de happy ending traido por pinzas, y ciertas bazas que chirrian, como que las fuerzas malignas también persigan a Linney, pues más vale dejarlo todo en que es un pobre ejemplo de como desaprovechar talento por los cuatro costados, sin lugar a dudas.