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Paranoid Park

Drama Un caso sin resolver ocurrido en los alrededores de Paranoid Park, un parque público conflictivo de Portland, lleva a los detectives a investigar en un instituto de los alrededores. (FILMAFFINITY)
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Críticas 74
Críticas ordenadas por utilidad
4 de julio de 2008
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que esta película sienta mejor después de haberla asimilado durante un tiempo, la vi hace un par de días, me gustó y le puse un interesante. El film como mínimo es eso, interesante (6), aunque ahora que me he puesto a escribir la crítica considero que fui injusto con Gus. Buena (7) creo que es una calificación más justa.

Ahora ya paso un poco por alto la increíble fotografía de Christopher Doyle. Que "Paranoid Park" haya contado con el mejor en su oficio es un punto, pero no es determinante para que la película sea buena.

Ahora ya he reposado la película lo suficiente para no dar importancia a esa narración lenta que nos propone Gus Van Sant, ese andar a pie y en monopatín de su protagonista, esa certeza hitchcockiana de que algo va a pasar. Ha pasado el suficiente tiempo para que ya no me cueste asimilar el aire. Ya no me preocupo por Alex.

Ahora que ya hace muchas horas que vi "Paranoid Park", lo que no entiendo es porque no se me ha ido el film de la cabeza, y lo que tampoco voy a olvidar es al guardia de seguridad tendido en el suelo. Pase el tiempo que pase Gus Van Sant y su "Paranoid Park" tienen mis respetos.
Sersolo
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4 de marzo de 2011
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gus Van Sant dirige y escribe esta irregular película, centrada en la investigación de un crimen producido en los alrededores de “Paranoid Park”, un punto de encuentro de “skaters”. Uno de los investigados es el principal protagonista, Alex (Gabe Nevins), que va ofreciendo su versión de los hechos tanto en forma de respuestas al detective Lu (Daniel Liu), como de flasbacks desordenados que la realización va adaptando según le conviene, con la intención de desconcertar e intrigar al espectador. Aunque la película se deja ver muy bien, Van Sant cae en el irreparable error de hacer que prime la estética sobre el sentido del argumento. Esta obsesiva fijación del director hace que se desprecie lo más interesante de la trama en beneficio de interminables escenas (largos y silenciosos travellings, miradas absurdas, secuencias de “skaters”, etc) que por si fuera poco, se repiten una y otra vez.

Una vez resuelto el caso que sigue la trama, la realización deambula durante el tercer cuarto de su duración entre secuencias que, si bien a veces son de una admirable factura artística y técnica, en el fondo resultan huérfanas por su vacío significado. La despreciable apatía que el primerizo actor Gabe Nevins (quien a mi juicio no realiza un buen trabajo) imprime sobre su aburrido personaje tampoco ayuda a seguir el argumento con demasiado agrado, pues lo completamente inexpresivo del rol que asume acaba por desembocar en el tedio de unas historias que despegaron apuntando muy buenas maneras, pero que pronto se cayeron por el propio peso de su incoherencia. Técnicamente, además, la dirección no corrige errores naturales surgidos durante el rodaje de las escenas: miradas que se escapan de reojo hacia la cámara, algún montaje defectuoso, un momento en el que se puede ver cómo el protagonista desarrolla una conversación mientras sus ojos se mueven como si estuviese siguiendo unas líneas…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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6 de marzo de 2008
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que reconocer que Gus Van Sant es un buen director. Como prueba tenemos sus primeros films, y como prueba tenemos el virtuoso dominio de la técnica que luce en los últimos. Como diferencia entre ambas etapas está la intención. "Gerry", por ejemplo, es un increíble ejercicio de estilo que flojea por la total ausencia de chicha narrativa o capacidad para emocionar más allá de la fascinación de su técnica. En "Elephant", sin embargo, consigue aplicar esas técnicas para inquietar y estremecer. Este "Paranoid Park" cae más o menos entre medias: el hecho de estar basada en una novela hace que, por primera vez en mucho tiempo, el director americano tenga una historia que contar, una historia muy potente que sabe desarrollar para llegar a algunos puntos realmente preciosos. La estructura temporal desordenada y que gira constantemente sobre sí misma, los estilizados movimientos a cámara lenta y los largos planos secuencia siguiendo al protagonista se convierten aquí en un elemento realmente efectivo a la hora de hipnotizar al espectador y sumergir al personaje en la mente y las visceras del torturado protagonista, un imberbe skater que accidentalmente mata a un guardia de seguridad que le descubre haciendo trastadas en las vías del tren, un extrañamente profundo y reflexivo adolescente al que el autor logra tomar el pulso y usarlo para retratar de forma excelente parte de la naturaleza de los jóvenes de la Norteamérica actual.

El problema es que entonces Van Sant se acuerda de que es Van Sant, adalid del nuevo cine intelectuoloide, genio del vacío narrativo, y sencillamente se excede en su faceta más experimental, que funciona en pequeñas dosis pero que aquí se repite lo suficiente como para llegar a eclipsar la fuerza narrativa y entrar por momentos en el terreno vacuo y tedioso que caracterizó, por ejemplo, la bastante indigerible "Last Days". Y es realmente una pena, porque durante buena parte del metraje Van Sant parece haber encontrado el camino de sus mejores obras, logrando emocionar y penetrar en el espectador como pocos saben.

Epígrafe aparte para el (soberbio) apartado técnico. Brillan aquí el exquisito uso de la cámara lenta y los citados planos secuencia; la fotografía de Christopher Doyle es fabulosa, los fragmentos en super 8 de los skaters, sin añadir realmente nada a la trama, se convierten en estupendos complementos de la historia. Y, además, recupera en la música al malogrado Elliott Smith y recicla la música del gran Nino Rotta, usando bastantes fragmentos de su música para "Giulietta de los espíritus".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mogwai
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16 de agosto de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me tenía mal acostumbrado este hombre y es una situación atípica para mi valorar tan positivamente a un film que lleva su firma pero, como para todo, existe un por qué.

¿Por qué?, porque esta es la primera película en condiciones que veo del amigo Gus. Esta vez su lenguaje sordo me llega y, aunque no lleve una línea temporal concreta, se puede decir que encajan las piezas. Contrariamente a la opinión de algunos, aquí sí existe un guión bien hilvanado.

Alex es un joven con problemas familiares que se siente vacio y encuentra en Paranoid Park un lugar de escape sin darse cuenta que, al mismo tiempo, penetrará en él tan hondo que, siempre, en su memoria, existirá una puerta abierta hacia la culpa y el castigo imperecedero.
Como podréis observar, esta vez sí que hay una historia y el hacerla tan sencilla la dota de una gran verosimilitud.

Una narración pausada, con saltos temporales bien realizados, en la que el jodido Gus Van Sant, esta vez sí, me ha mostrado pizcas de su talento que, por otra parte, ya era hora.

Espero que siga así y no sea la última vez que nos ofrezca un trabajo, cuanto menos, interesante.
h e r m a n ô n e g r ö
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13 de enero de 2008
33 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este adalid de la modernidad cinematográfica de Kentucky, Gus Van Sant, que ha dejado atrás su etapa salvavidas gracias al reconocimiento de gran parte de la crítica, vuelve por sus fueros y nos entrega un "más de lo mismo" superándose en niveles de autocomplacencia, retorno a sus archiconocidos trucos formales y de nuevo nos deja un ejercicio de recreación del vacío. Una oda al silencio, a la cámara lenta, al manual Van Sant del aburrimiento y del bostezo. Bajo una leve, ligerísima historia tópica y forzada que de cualquier modo hubiera sido mucho más aprovechada por verdaderos autores creativos como Haneke, Egoyan o Gaspar Noe por citar 3 ejemplos, Van Sant nos regala una sucesión de imágenes soporíferas, pretenciosas, huecas, que sin duda serán del paladar de los que gustan de rebuscar en su estilo perlas de la modernez cinematográfica. Afortunadamente no todos son Van Sant, porque si no el cine estaría muerto.
Vargtimmen
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