Los pingüinos de Madagascar

Cuando se estrenó la primera de las películas de Madagascar, lo que todo mundo recordaba era a esos locos e incorrectos pingüinos que se habían robado la película, ahora, luego de dos secuelas y una serie animada llega, quizás un poco tarde, su propia película.

Esta nueva aventura arranca algunos años atrás, cuando Skkiper, Kowalski y Rico salvan el huevo del que nacerá Cabo, al que integrarán a su grupo, de ahí la acción salta a la tercera parte de Madagascar, la del circo itinerante, de donde los pingüinos habrán de huir para intentar perpetrar un robo.

Sus planes se vendrán abajo porque un viejo conocido de ellos, un pulpo al que opacaron en todos los zoológicos en los que convivieron, los secuestra presa del resentimiento acumulado con la idea de probar en ellos una sustancia que los mutaría en feos monstruos, y así, lograr que la gente deje de preferirlos.

La primera hora de la película es increíblemente divertida, una seguidilla de chistes y referencias de todo tipo, llenos de incorrección y con el sabor típico al que nos han acostumbrado estos personajes, pero cuando la historia avanza, aparece el villano, y hay que desenmarañar el conflicto, el relato se topa una y otra vez con lugares comunes y chistes repetidos que generan una última media hora realmente aburrida donde el humor es imposible de sostener.

El gran problema de ‘Los pingüinos de Madagascar’ se presenta cuando éstos deben compartir aventuras, hazañas y pantalla con un comando ultra avanzado que forman parte de una operación encubierta que cuida a los animales, integrado por cuatro personajes que no logran ponerse a la altura de la comicidad y empatía de la que gozan los pingüinos.

Aún así, siendo que la historia de los pingüinos queda a deber una mejor película, resulta por igual es una experiencia bastante disfrutable, de la que todo mundo saldrá con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

En el momento en que despunta un personaje secundario –habitualmente, cómico-, está condenado a sufrir la inevitable maniobra comercial del spin-off (trama derivada). El éxito de estos roles reside en su inherente simplicidad, por lo que pasar a protagonizar una trama implica carencias de guion difícilmente salvables. En el caso de Los Pingüinos de Madagascar (2014), sus personajes se dieron a conocer con Madagascar (2005) y, posteriormente, pasaron a la pequeña pantalla con diversos cortos y una serie de animación, que sigue en emisión. Su producto cinematográfico no escapa de estos males implícitos, pero destaca por la frescura de sus propuestas.

Los brochazos iniciales de crítica social apuntan a una ruptura del orden establecido que sutilmente plasmaba la destacable Los Boxtrolls (2014). Sin embargo, como ya ocurría en otro spin-off del estudio Dreamworks (El gato con botas, 2011), su autoimpuesta condición de película menor limita sus aspiraciones a convencer con su humor y aprovechar el tirón mediático de sus carismáticos animales. Como consecuencia, la inconsistente trama da vueltas sobre sí misma, buscando excusas para prolongar las peripecias de estas clownescas aves y olvidándose de encontrar una motivación de peso para su insustancial antagonista.

Pero lo que la diferencia del felino espadachín y la convierte en un producto estimable es el desbordante humor que trenza. Su ritmo frenético, aunque descontrolado, bombardea la pantalla con hilarantes gags de varias capas de profundidad. Sin llegar a innovar, acierta en el tono autoparódico y el humor metarreferencial de clásicos del género como Aterriza como puedas (1980) o Top secret (1984), en una suerte de plumíferos hermanos Marx en labores de espionaje. Una película que desaparece según tiene lugar, pero sembrando carcajadas a su paso.

Ésta, y otras críticas, en http://blogquenuncaestuvoalli.blogspot.com.es/

Capitán, Kowalski, Rico y Soldado, recuerden estos nombres (nombres en castellano, en latino Capitán es Skkiper y Soldado es Cabo). Estos son probablemente los 4 pingüinos más carismáticos del cine de animación.
Tras ser de lo mejorcito de la saga de Madagascar, llega la película propia para ellos.
La película es entretenida pero no es una película que se vaya a recordar por mucho tiempo, solo una película de ver una vez y entretenerte durante menos de hora y media.
Podría haber un mejor humor pero apenas hay algún que otro gag bueno en el film, encima una de las mejores escenas ya la vi en el trailer.
Hay algún que otro guiño a Madagascar 3, hablando de de esta película que he mencionado, me ha gustado más Los pingüinos de Madagascar que Madagascar 3.
En definitiva, si te hicieron gracia las apariciones de estos pingüinos en la saga de Madagascar, te recomiendo que le eches un ojo a este film, y por supuesto que la recomiendo si la van a ver los niños, seguro que se quedarán embobados un ratillo.

Inicio con esta reseña mi intención de hacerlo con todas las películas que vea o revise en 2015. Todo un reto.
Los pingüinos de Madagascar, spin-of de Madagascar, precuela y secuela al mismo tiempo de su propia serie no funciona desde ningún punto de vista. Tan solo la escena de Venecia destella originalidad. Diálogos parciales y algún pequeño gag. Es una pena, porque los personajes eran desternillantes en la primera y segunda película original.

Pingüinos de Madagascar es frenética, enérgica, casi agotadora -sobre todo al verse en pantalla grande- en su ritmo totalmente acelerado e irreflexivo, con un argumento absurdo como el humor que ofrece, lo cual no es ni mucho menos un insulto, desde ese punto de vista es una obra hermosa; carece de sensibilidad en su conexión con lo humano, sí; pero al parecer esta película no busca esto en absoluto; sólo quiere bombardearnos de diversión y aventura casi sin dejarnos tiempo para respirar durante sus alocados 90 minutos. . Para una película tan directa y desinhibida como esta no hay que filosofar mucho ni ahondar en su guion simple y hasta divertidamente absurdo, negada totalmente al drama y a la humanización de los personajes, dedicada a mostrar personajes disparatados de principio a fin con algún respirito de sensibilidad muy tenue apenas como un suspiro. Tal vez la Crítica prefiera mayor elaboración como la que ofreció Grandes Héroes pero Pingüinos de Madagascar, siendo menos como película, es eficiente como diversión, y es un éxito si al final es lo que se pretendía. Tengo 34 años, y a mí me divirtió mucho.