El bueno, el malo y el feo

Leone, pone el broche de oro a la más famosa trilogía del Western. Supera el nivel de las 2 anteriores en todos los aspectos, incluso, si cabe, el de la banda sonora. Las actuaciones de los 3 protagonistas, geniales, les vá el personaje como anillo al dedo.
En definitiva, una obra maestra, que se rebeló, con éxito, contra los cánones que se suponian al western clásico. Imprescindible verla.

Una de las mejores composiciones musicales de Morricone, acompañando a Tuco en su búsqueda de la tumba de Arch Stanton, en busca de un destino que ha tardado dos horas y pico en encontrar...
La obra maestra del spaguetti-western, a falta de ver "Hasta que llegó su hora". Morricone crea aquí su obra maestra, con tres piezas claves que merecen estar en lo más alto de la historia musical cinematográfica: "El éxtasis de oro", "El trío" y el consabido tema principal, que todo el mundo ha silbado alguna vez. Leone crea su obra más disfrutable además, pues "Érase una vez América", por más que queramos, es absolutamente excesiva. Es tal el entretenimiento que desprende la película que las dos horas y media pasan volando...casi. Sino fuera por la subtrama de la guerra, que provoca que no le ponga un diez, que es totalmente innecesaria y sólo ofrece una buena escena como es la explosión del puente. La acción incesante, los diálogos divertidos y los golpes de humor (a cargo casi siempre del bueno de Tuco) logran un entretenimiento a la altura de las superproducciones veraniegas, con más trasfondo, claro. Aunque no demasiado. El argumento es simple y eficaz, que, al ser de Leone, da vueltas sobre sí mismo en este caso al principio (al contrario que en La muerte tenía un precio, donde sucedía en el tercio final) y le cuesta arrancar, aunque al menos ofreciendo acción desde el primer momento (con las estupendas presentaciones de los personajes como si fueran héroes de cómic). Y llegamos al mejor punto de la cinta junto con la música. Las actuaciones, salvando a Eastwood, quien sólo pone cara de póker durante toda la proyección, de Eli Wallach y Lee Van Cleef (quien por desgracia tiene el personaje más desdibujado y menos aprovechado del trío protagonista) son de diez, sobre todo para Eli Wallach, quien construye al perfecto Feo, con un retrato psicológico sobresaliente para tratarse de un western (ver la conversación con su hermano el fraile). El guión también es bastante bueno, con frases célebres y buen ritmo.
Lo mejor: La música y Eli Wallach.
Lo peor: La trama de la guerra, que no hace más que retrasar el clímax, y la excesiva duración que deriva de esto.
El diálogo: Cazarecompensas: "¿Sabes que tu cara se parece a la de uno que vale mil dólares?" El bueno: "Sí, pero tú no te pareces al que lo va a cobrar".

Poco tengo que decir de esta maravilla, la mejor de la trilogía del dolar y uno de los mejores Western de la historia.

Magnífico y rico guión, soberbios Eastwood y Wallach y por supuesto espléndida e inolvidable banda sonora a cargo del maestro Morricone.

La incursión del director italiano Sergio Leone en el terreno del western,con tan sólo dos películas en su haber, conseguió cosechar un éxito sin precedentes, aplicando una especial vision (y distorsión) al género del western, consiguiendo, desde puntos de partida modestos inyectar un soplo de aire fresco a un género que ya estaba dando síntomas de agotamiento. Leone mantuvo las líneas principales de este nuevo género (mal)llamado "spaguetti-western", fiel a los principios de sus dos anteriores obras, aunque con un despliegue de medios mucho mayor. De todas formas, dicho despliegue es mucho más palpable en escenas corales, más bien en el fondo que sirve para enmarcar a los personajes que no directamente. La historia es también algo más compleja, al ilustrar durante tres horas la búsqueda, en plena guerra civil norteamericana, de un botín por parte de tres diversos personajes que sólo podían existir en el universo creado por Leone, interpretados magistralmente por Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Walach. Las circunstancias (y los giros de guión) harán que, pese a ser enemigos declarados, tengan que establecer alianzas temporales, que penden de un frágil hilo. Leone acentúa todavía más la amoralidad de los personajes (introduciendo en el típico maniqueísmo del bueno y el malo, un tercer personaje en liza que es el feo) ya que inserta su búsqueda del tesoro en plena guerra civil, sirviendose de diversos episodios que no sólo le sirven para mostrar los intereses de los protagonistas, sino también para dar un trasfondo y un volúmen a la historia que nos cuenta. De paso para conseguir amenizar las dos horas y media de duración con diversos episodios, en los que se ven envueltos, y muy hábilmente insertados por el guión. El resto es la continuación y la cima de estilo de hacer westerns por parte de Leone, personajes de cuyo pasado apenas sabemos nada, violencia, un guión lleno de frases cortantes, lapidarias, y ciertas dosis de humor que sirven de anticlimax y como contrapunto a las largas escenas de acción y violencia, algunas se llegan a hacer un tanto aburridas, pero otras están resueltas de forma magistral. De nuevo la música tiene un gran protagonismo, repitiendo Ennio Morricone, acompañando con un silbido distinto la aparición de cada uno de los tres protagonistas, y ambientando diversos pasajes del film. La novedad con respecto a los dos anteriores films es el enmarcar su historia dentro de un contexto general que de hecho busca una cierta aproximación histórica. Aunque los personajes repiten los mismos tics de películas anteriores, a Leone le sirve para que el espectador los identifique, es decir se vale del estereotipo, aunque no aclare que trate de la misma persona. Con este film, Leone cierra lo que se llamó la trilogía del dólar, y lo cerró a lo grande con otra estupenda película.

¿Qué recuerdas cuando te dicen western?

Al oír esta palabra puedes imaginar espuelas, vaqueros, pistolas, caballos y sombreros. Yo soy más específico a la hora de definir un género: sólo se me ocurre pensar en El Bueno, el Malo y el Feo.
La sinopsis no podría ser más sencilla: un estafador, un ladrón y un cazarrecompensas que se odian entre sí, dependen uno del otro para encontrar un tesoro enterrado. Lo que hace genial a esta película y la convierte en la obra maestra de su categoría, es el sin fin de elementos que se agregan en y para la narración. No sólo la increíble cantidad de subtramas que brotan de la nada y distraen al espectador del verdadero argumento (lo cual en un western no es malo) colaboran en ello, sino también los perfectos planos de Leone y la banda sonora de Ennio Morricone. Todos juntos hacen posible que no nos paremos a pensar lo ilógicas que son algunas situaciones que se nos presentan y que la limitada actuación de Eastwood parezca perfecta.
Cuando uno ve la película por primera vez y observa el duelo final, sólo atina a pensar “¿Cómo rayos acabará esto?”. Terminada la peli, se da cuenta de que acaba de ver una escena de tres laaaargos minutos donde tres tipos no paran de mirarse el uno al otro… ¡Y no hubo un segundo de respiro! Por muchos prejuicios que se le puedan adjudicar al western por ser un género tan palomitero, no se puede negar que, como esta, “El Bueno, el Malo y el Feo” contiene escenas mágicas de esas que son tan difíciles de encontrar estos últimos tiempos.

La frase: “Qué desagradecido, con la de veces que te salvé la vida”.
La escena: sin dudarlo, el final. Incluido el duelo y el desentierro del tesoro.