Dos atentados seguidos en Washington y todavía hay partidos de fútbol. Centenares de policías desplegados pero nuestro amigo el analista siempre pilla al malo sin ayudas y sin chaleco. Antes, un policía le para en un control, le ve la sangre y le deja irse como si nada. Un coche robado en una gasolinera y en vez de buscar al malo se pone a mirar dentro, de espaldas a todo. Infumable.

Las muertes son cada vez más absurdas y más que asco (la película al fin y al cabo es de terror-gore) hacen gracia. Si por algo se caracterizan las carreras de NASCAR es por la velocidad y la inercia que llevan los coches. Como bien dicen en la película, en cada carrera hay accidentes, pero las protecciones están al nivel. De este modo no tienen ninguna lógica que los coches crucen las protecciones y aun así mantengan la velocidad, o que incluso salten por los aires elementos de los coches (ruedas y motores, por ejemplo) y caigan justo encima de las personas a una velocidad bastante irreal. Tropiezos, pistolas de clavos (parece que les gustan a los guionistas), fuego... Nada original.

Quizá este tipo de incoherencias (que también están presentes en las otras películas) salen a flote cuando has acabado de ver la película y te das cuenta que has perdido 80 minutos (que al fin y al cabo no son tantos).

Más puntos negativos, es totalmente absurdo que un hombre que se pasa el día intentándose suicidar cambie de opinión en 5 minutos y brinde por la vida con copas de cava y todo. Y un grifo no llena una habitación de agua en 5 minutos como para que se pueda hundir el suelo.

Y para acabar, el final... Al más puro estilo "80 minutos ya bastan, que les mate un camión y ale, a correr".

Dicho vertiente moral plantea dudas sobre la brutalidad americana a la hora de interrogar sospechosos de terrorismo y que la protagonista deja bien claro al principio: "La tortura física no funciona, sólo vas a conseguir que te diga lo que quieres oír". En más de una ocasión hacen cosas dignas de Guantánamo (algo que también critica la protagonista cuando le dice a Michael Sheen que le están haciendo cosas que EEUU dice no hacer). Sin embargo, el momento culminante de la película llega en cuanto se toca a la familia del acusado. Claro que como buen terrorista, Sheen tiene una carta escondida. Resulta bastante previsible que haya más bombas de las que dice el terrorista como bien deduce Samuel L Jackson. La película acaba cuando el contador llega a cero; es un final bastante brusco y te deja con ganas de más, pero por otro lado es un acierto no haber acabado la película con un desenlace apocalíptico mostrando medio EEUU destrozado. Pero resulta decepcionante que tras haber torturado al acusado durante días, matado a su mujer y mostrado las intenciones de hace lo mismo con los hijos, el esfuerzo haya sido inútil. En otras palabras, que no se ha llegado al fin después de usar los medios.

Otro punto que destacaría de la película es que en varias ocasiones se puede llegar a sentir lástima o compasión por el interrogado, pues el papel que interpreta Samuel L Jackson es tan duro que se puede llegar a confundir el bueno con el malo. Al principio de la película la protagonista se encuentra con una peatón con su hijo, al más puro estilo "guiño sentimental para que la catástrofe afecte más al espectador". Pero, como decía, la empatía acaba centrándose en Michael Sheen.

Como vertiente negativo, hay detalles de la película que son complicados de tragarse, como es la fabricación casera de una bomba nuclear o la escena final de la pistola (no se puede soltar así como así un terrorista que pone en peligro a millones de personas y dejar que caiga una pistola en sus manos).