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Reino Unido Reino Unido · North Berwick
Críticas de Javier
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Críticas 25
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
19 de marzo de 2018
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe, ex-marine reconvertido en sicario especializado en liberar mujeres esclavizadas y explotadas sexualmente, recibe el encargo de rescatar a la hija de un político, hecho que desencadenará una espiral de violencia y brutales consecuencias.
Su desaliñado aspecto y cuerpo lleno de cicatrices reflejan a un ser roto, y es que sus traumas infantiles y experiencias durante la guerra le han convertido en un hombre herido, taciturno e asilado de la sociedad que vende sus servicios al mejor postor, encontrando en la violencia la única manera de refugiarse del sufrimiento y desquitarse de la carga que sufre a diario. La fractura del alma de Joe es tan profunda que le impide llevar una vida corriente, y hasta la más banal de las situaciones le rompe por dentro, como se evidencia en la escena en la que un grupo de chicas le piden que les haga una foto, lo cual desata un doloroso recuerdo, otro más, en su enfermiza mente.
Mientras que muchas películas optan por desvelar el pasado traumático del protagonista en los primeros compases, se opta aquí por mostrarlos con una inusual calma, desvelando lo justo al espectador para que sea él mismo quien vaya uniendo las piezas de este febril puzzle.
Joaquin Phoenix, acostumbrado ya a ponerse en la piel de personajes complicados, realiza una portentosa interpretación que logra hacer creíble la psicopatía del protagonista y su lucha, que en ocasiones tiene que ver más con sus demonios internos que con los externos que pueblan el relato.

Hay películas que no son aptas para todo tipo de público y ‘You were never really here’ es un buen ejemplo de ello.
Rodada sin apenas diálogos, son las imágenes y la música las encargadas de plasmar la crudeza del relato. Una puesta en escena alejada de lo habitual, que pasa de mostrar la violencia de manera gráfica y cruda en una escena a dejarla fuera de plano en la siguiente y juega con la psicopatía del protagonista para fundir lo real con lo onírico, recreando de este modo la cruda atmósfera en la que está sumido el personaje, amartillada a ritmo de música electrónica por cortesía de Johnny Greenwood (guitarrista del grupo Radiohead) o sumergiéndola en el más absoluto silencio.
Esta dualidad (ruido vs silencio, violencia gráfica vs fuera de plano, realidad vs alucinaciones) también está presente en el carácter de Joe, alguien capaz de encargarse de los cuidados de su anciana madre durante el día y de asesinar proxenetas a golpe de martillo por la noche (redención vs condena), así como en uno de los temas fundamentales del film: la insignificancia de vivir en este mundo. Un tema que, por el devenir de la historia, la película afronta con muchos claroscuros y es que, aun cuando le otorga a Joe un motivo para mantenerse con vida, se lo arrebata después para devolverlo al estado de verse resignado a dejarse morir. Sin embargo, al final del día, o, mejor dicho, al comienzo de él, sigue presente porque “hace un día estupendo“.

En definitiva, ‘You were never really here’ se aleja del típico relato de justiciero urbano, siendo una película que te entra a la fuerza a base de violentos golpes, turbia atmósfera y una portentosa actuación de Joaquin Phoenix.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2018/03/19/you-were-never-really-here-demonios-internos-y-externos/
Javier
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3
25 de febrero de 2018
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
La estrategia de Netflix se basa en crear ruido. Esta estrategia, visceralmente opuesta a la de otras compañías como HBO, donde prima más la calidad que la cantidad, consiste en invertir gran cantidad de dinero (solo para este año tienen previsto gastar 8.000 millones de dólares en contenido original) en la producción de series y películas que se sumen a la plataforma de manera casi constante, de tal modo que estén siempre en boca de todos. El problema de este modelo es que, si bien desde el punto de vista económico está funcionando de maravilla, no ha repercutido aún en un verdadero impacto cultural.

Netflix se ha enfrentado desde el principio a numerosos obstáculos, siendo el principal de ellos convencer al público de que es posible disfrutar de una experiencia cinematográfica similar a la de una sala de cine desde el salón de su casa. Además, los espectadores están acostumbrados a que los estrenos que pasan directamente a VOD, sin estreno en cines, suelen ser películas con las que el estudio no ha quedado contento y no ha querido correr el riesgo de un batacazo comercial en taquilla. La solución para superar ambas barreras y convencer al consumidor parece sencilla: producir películas con cotas de calidad tan altas como las de cualquier estreno de cine. Sin embargo, la mayoría de las producciones originales de Netflix han sido recibidas hasta ahora de manera muy tibia por la crítica. ‘Mute’ no parece que vaya a ser la película que cambie esta dinámica, dado que lo que aquí nos encontramos es un quiero y no puedo.

La historia se sitúa en el Berlín del año 2056 y gira en torno a dos personajes: un hombre mudo cuya misión será encontrar a su novia desaparecida y un médico norteamericano de dudosa reputación cuyo principal deseo es abandonar la ciudad para volver a su país. Sus líneas argumentales no tardan en conectarse entre sí en los sórdidos ambientes berlineses, mostrando la decadencia moral del viaje en el que se han embarcado.

Duncan Jones llevaba más de diez años intentando sacar adelante el proyecto, pero nadie en la industria decidió apostar por él hasta que llegó Netflix. El director ha agradecido públicamente a la compañía que decidiese financiar la película y le otorgasen libertad creativa para desarrollarla. No obstante, una vez vista la película es comprensible el porqué de la dificultad para encontrar una productora que se arriesgase con el proyecto. Y es que ‘Mute’ es una rara avis por la temática que trata, queriendo abarcar demasiado, lo que provoca que existan muchos cambios tonales que le hacen un flaco favor a la cinta.

Resulta extraño que, llevando el cineasta tanto tiempo trabajando en el proyecto, la película tenga un guión tan falto de interés y una estructura tan caótica como la que presenta, hasta el punto de parecer que no tiene nada que contar o no está segura sobre la manera en qué contarlo. Si bien es cierto que los proyectos, cuando se alargan tanto en el tiempo, muchas veces pierden perspectiva y lo mismo Jones no ha realizado a día de hoy la película que hubiese realizado hace diez años. Por su parte, el ritmo narrativo tampoco ayuda, presentando el film un primer y segundo acto con demasiados altibajos y con necesidad de un pulido adicional, si bien es cierto que gana en su tercer acto, más elaborado y logrado.

Los personajes, por su parte, no aparecen desdibujados, pero sí que representan opuestos demasiado extremos entre sí, algo que llega a rozar lo ridículo en según qué situaciones y que provoca que desconectemos emocionalmente de sus conflictos. Personajes interpretados por un Alexander Skarsgård algo soso pero que cumple en el papel protagonista, un sorprendente Paul Rudd, muy alejado del registro al que nos tiene acostumbrados, y un inspirado Justin Theroux, quien tiene el papel con más matices y más interesante de los tres.

Las virtudes de la película no se limitan tan solo a la labor de sus actores, y es que visualmente es una cinta que cumple con creces. Hace unos meses, Duncan Jones subió a Twitter un interesante boceto en el que mostraba el diseño estético que quería imprimir al film. La película queda muy alejada de cualquier similitud con dicho boceto, ya que trasladar a pantalla las ambiciones estéticas de Jones hubiese disparado el presupuesto, pero ello no impide que la estética visual del film esté muy conseguida dentro de sus limitaciones.

En definitiva, ‘Mute’ es otra decepcionante producción de Netflix. Había mucho hype alrededor de ella por su director y temática cyberpunk, pero la película no ha logrado cumplir con las expectativas depositadas en ella. Su guión insípido, estructura confusa y falta de ritmo hunden este neo-noir futurista, pudiendo salvarse solo su aspecto visual y tercer acto.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2018/02/25/mute-cyberpunk-de-baratillo/
Javier
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4
22 de febrero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había muchas expectativas en torno a la adaptación de la famosa novela de Jo Nesbø. Expectativas que no hicieron sino aumentar cuando se anunció que el director de la misma iba a ser Tomas Alfredson (‘Déjame entrar’, ‘El topo’) y que Michael Fassbender sería el encargado de ponerse en la piel de Harry Hole, protagonista de la conocida saga literaria de Nesbø.
Teniendo en cuenta el material del que partía y los implicados en el proyecto, era difícil prever un resultado que, si bien no llega a resultar totalmente desastroso, sí que queda muy por debajo de lo que se esperaba del film, siendo una de las mayores decepciones del año pasado.
Los rumores de que el estudio no había quedado satisfecho con la cinta empezaron ante la escasez de información hasta poco antes de su estreno, momento en que se lanzó el trailer. El resultado finalmente ha sido tal que el propio director salió al paso de las críticas renegando de la película, aludiendo a que el tiempo de rodaje en Noruega fue demasiado corto y que, una vez en la sala de montaje, se dieron cuenta de que les quedó gran parte del guión sin rodar, entre un 10 y un 15 por ciento según sus estimaciones.

Harry Hole, detective de Oslo, recibe una misteriosa carta con un muñeco de nieve dibujado en ella. Al poco tiempo, recibe el encargo de investigar la desaparición de la madre de una niña frente a cuya casa hay un muñeco de nieve. Los casos de desapariciones se suceden y Harry entrará en una carrera contrarreloj para atrapar al asesino en serie, para lo que deberá conectar los casos actuales con otros más antiguos.
La película va de más a menos, presentándonos al principio de la misma una historia que, sin resultar rompedora, consigue ser lo suficientemente interesante para atrapar nuestra atención. El problema surge en el desarrollo de la misma, y es que la cinta discurre por unos caminos de sobra conocidos y vistos en otras ocasiones, con la consecuente pérdida de interés ante lo que ocurre en pantalla, hasta llegar a una resolución que roza lo ridículo.
La elegante puesta en escena de Alfredson, una conseguida atmósfera y un reparto que cumple de manera eficaz son algunos de los puntos a favor del film. Sin embargo, estos aciertos no logran tapar sus carencias y debilidades. Y es que su desastroso montaje, que resulta en una acusada falta de ritmo y ciertos vacíos narrativos, empaña demasiado el resultado final.

En definitiva, ‘The Snowman’ es una decepcionante adaptación de la novela de Jo Nesbø. Una oportunidad perdida para empezar una saga cinematográfica de Harry Hole y un resultado tremendamente torpe teniendo en cuenta el talento de los implicados. Se parece más a un convencional telefilm que al fascinante thriller que se podría esperar de la película.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2018/02/22/the-snowman-muneco-derretido/
Javier
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7
19 de febrero de 2018
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Greta Gerwig es una de las principales voces del cine indie desde su participación en ‘Frances Ha’ y ‘Mistress America’, cintas en las que también ejerció de co-guionista junto a su marido, el director Noah Baumbach. ‘Lady Bird‘ supone su primera película tras la cámara, un aclamado debut por el que ha recibido sendas nominaciones a mejor película y guión original en los Oscars.

Originaria de Sacramento, educada en una escuela católica solo para niñas y cuya madre se llama, al igual que la protagonista de la película, Christine. No son pocas las referencias de la película a la propia vida de la directora que, si bien ha desmentido que el film sea autobiográfico, sí que lo ha calificado como una carta de amor al Sacramento en el que se crió. Gerwig demuestra ser una cineasta que sabe de lo que habla y entrega película llena de inteligencia y humor, con diálogos exquisitos y una encantadora interpretación de Saoirse Ronan.

Christine se hace llamar “Lady Bird”, nombre que se ha dado a sí misma ante la incomprensión que le supone el hecho de que la gente se llame con nombres que les han otorgado sus padres. Lady Bird vive en Sacramento, ciudad que ama sin saberlo y que considera que le corta las alas y no le deja crecer y desarrollarse como ella desearía. Tiene una mejor amiga, Julie, con la que comparte una verdadera amistad, pero a la que decepciona al dejarla de lado para irse con otras compañías. Vive en casa de sus padres, con una madre severa y autoritaria, con la que comparte un fuerte carácter, y un padre más comedido y comprensivo. No aguanta a su madre, aunque la defiende cada vez que alguien la critica. Adora a su padre, pero le pide que la deje unas manzanas antes del instituto porque se avergüenza de que la vean con él. Miente a sus amigas sobre la casa en la que vive, aparentando vivir en la casa de sus sueños. Se escapa de casa por la noche para yacer junto al chico que le gusta y poder gritar más tarde de euforia en mitad de la carretera. Se enfrenta a los ideales católicos de su instituto comiendo hostias consagradas como tentempié o no dudando en defender su postura sobre el aborto en una conferencia. Da sus primeros pasos en el amor, unos primeros pasos que acaban resultando ser errados. Se debate sobre si es el momento adecuado para perder la virginidad. Atraviesa buenos momentos, como las risas compartidas con Julie o el baile en la fiesta con Danny. Compagina esos buenos momentos con otros no tan buenos, como las decepciones amorosas o las discusiones con su madre. Pequeños retazos vitales, confusos y caóticos.

Lady Bird no es buena ni es mala, es tan solo una joven tratando de encontrarse a sí misma y su lugar en el mundo. Vive en el caos que supone ser adolescente e intenta hacer lo que ella considera correcto. Y esta locura y caos que supone la adolescencia es la esencia del film, porque la adolescencia no es más que eso: una búsqueda de identidad, de apariencia y, en ocasiones, hasta de nombre.

Vivir siendo nosotros mismos, con nuestras dudas, expectaciones y arrepentimientos, en una casa no de ensueño pero a la que poder llamar hogar, con una madre difícil y un padre depresivo y en el paro, pero que nos quieran; no existe vergüenza en nada de eso. La vergüenza está en simular lo contrario. En esa aceptación radica el verdadero despegue de Lady Bird Christine, y no en el del avión rumbo a Nueva York.

En definitiva, ‘Lady Bird’ es una emotiva película sobre el caos de la adolescencia y el complicado paso a la madurez. Puede que no todos nos identifiquemos con el retrato del personaje, pero resulta complicado no hacerlo con su paso por una época de la vida tan particular, con sus obstáculos y dificultades y su correspondiente aprendizaje.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2018/02/19/lady-bird-el-verdadero-despegue-de-christine/
Javier
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7
12 de febrero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sean Baker se ganó la confianza de la crítica con el estreno ‘Tangerine‘, película independiente que contaba con una prostituta transgénero de protagonista y cuyo principal reclamo fue haber sido grabada con un iPhone. Dos años después vuelve al celuloide con ‘The Florida Project‘, arriesgada cinta que explora, a través de los ojos de una niña, las miserias de los olvidados que aún sufren los efectos de la crisis económica, y que convierte a su director en unas de las voces más prometedoras del cine indie.

Moonee es una niña de seis años que pasa el verano en un motel muy próximo a Disney World Orlando. El motel y los alrededores constituyen para ella y sus amigos su particular patio de recreo, un patio marcado por una miseria social imperceptible para ellos al estar enmascarada tras el cristal opaco de la mirada infantil. Una mirada, la suya, tierna y mágica.
En esa realidad, la única que han conocido los personajes, se las apañan para divertirse. Intentan conseguir helados gratis, imaginan sus habitaciones ideales en casas decrépitas de una urbanización abandonada, o acuden puntualmente a observar a una señora mayor tomando el sol en topless. Todo constituye para ellos una aventura, manteniéndose alejados de esta manera de la marginación social que les rodea.
Sin embargo, la película deja entrever que, a pesar de todo, sí que son conscientes hasta cierto punto de su situación, tal y como refleja lo que le dice Moonee a su amiga en un determinado momento: “You know why this is my favorite tree? ‘Cause it’s tipped over, and it’s still growing.” Y es así como podría definirse la triste realidad de los personajes, árboles podridos que crecen hacia donde pueden y donde se les deja.
Dicha escena parece casi una antesala de lo que está por llegar, la pérdida de la infancia y su correspondiente paso a la edad adulta, aquella en la que todo lo que antes era una celebración se convierte en una sensación de injusticia y desesperanza, algo que Moonee experimenta con su primer y desconsolado llanto desconsolado, no siendo ya solo capaz de saber cuándo un adulto está a punto de llorar, sino entendiendo también el porqué de dicho llanto.

Los adultos, por el contrario, no corren semejante suerte. Sus vidas están infestadas de responsabilidades, estando al cuidado de niños a la espera de un marido que huyó de casa para jamás regresar, trabajando en empleos mal pagados en cafeterías o tiendas de regalos, o recurriendo a todo tipo de engaños para lograr pagar el alquiler. Aparecen representados principalmente por dos personajes: Bobby, el gerente del motel, y Halley, la madre de Moonee.
Bobby intenta compaginar sus obligaciones como principal responsable del correcto funcionamiento del motel con el cuidado y la protección hacia sus huéspedes. En particular, hacia los niños que habitan en él, siendo una especie de guardián de su inocencia, lo que se percibe en escenas como en la que deja de lado la tarea de pintar la fachada del motel para acudir raudo ante la presencia de un posible pedófilo para echarlo del lugar. Un particular ángel de la guarda que, no obstante, acaba sucumbiendo y rendido ante las inclemencias que sufren los que le rodean, incapaz de preservar la inocencia de sus protegidos. La bondad del personaje se deja entrever en numerosos actos: prometiendo arreglar las lavadoras que no funcionan ante la indiferencia de sus usuarios, espantando a las aves que se plantan frente a la entrada para evitar que sean atropelladas, o prestándose a pagar el incremento de la tarifa de un motel contiguo en el que Moonee y Halley tenían que pasar una noche.
Halley, por su parte, es el personaje en el que más se aprecia la flaqueza moral, dispuesta a recurrir a engaños, robos y prostituirse para lograr dinero con el que poder pagar el alquiler, dispuesta a cualquier cosa por salir adelante, y fracasando en el intento. Sin embargo, es loable su empeño en lograr que su hija no sea consciente de la realidad que les rodea tomándolo todo como un juego, tal y como los castigos de limpiar un coche en el que ha escupido previamente o limpiar la habitación ante la visita de los servicios sociales.

La película cuenta con numerosos aciertos, entre los que se encuentran una narrativa que huye de una estructura formal y opta por ofrecer pequeños fragmentos que resumen las vivencias de los protagonistas, permitiéndonos observar de esta manera su devenir diario, una exquisita puesta en escena, saturada de colores cálidos y preciosos encuadres, y una magnífica labor interpretativa por parte de todos los implicados, con unas extraordinarias Brooklynn Prince y Bria Vinaite y un maravilloso Willem Dafoe, nominado a mejor actor de reparto en la próxima edición de los Oscars.
Sin embargo, no todos los aspectos del film están igual de logrados, pudiendo achacársele un constante subrayado de las miserias de sus protagonistas o una excesiva cantidad de escenas que no aportan nada y no hacen sino inflar el metraje.

La precariedad laboral, la ruina económica, las familias disfuncionales, la fatalidad de lo inevitable, el peso de ser adulto teniendo apenas veinte años. El inclemente sol de Florida, el arcoíris posado sobre el tejado púrpura del motel, los fuegos artificiales en plena oscuridad de la noche, la magia de ser niño. Es en esta dualidad donde la película crece, ofreciendo dos universos, Disney World Orlando y el motel, tan cercanos como alejados entre sí.

En definitiva, ‘The Florida Project’, es un triste relato sobre el fin de la infancia que sirve a su vez de retrato de la clase marginal más afectada por la crisis, olvidada y apartada de la sociedad, con sus miembros refugiados en moteles de carretera cubiertos de pintura de colores, a un paso del paraíso prometido, pero privados de la pulsera para acceder a él.


https://kinoblogsite.wordpress.com/2018/02/12/the-florida-project-la-falsa-ilusion-del-castillo-de-carton-piedra/
Javier
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