Mítico western de los que antiguamente emitían en las sobremesas de los fines de semana, y que ahora es imposible encontrar a menos que lo tengas en formato físico, con la icónica imagen de Richard Widmark atado a la rueda de un carromato, nos encontramos ante una obra excelsa del género, a pesar de los escasos tiroteos que acontecen durante su metraje.

Película de aprendizaje donde un grupo de jóvenes se ven obligados a ponerse en manos de Widmark en la que para mí es su mejor película (y eso que tiene unas cuantas magníficas en este género o en el cine negro) para tratar de salvar el pellejo en territorio hostil rodeados por una horda de apaches.

Felicia Farr repite con el director Delmer Daves después de "Júbal" y antes de la brillante "El tren de las 3:10", realizando una buen interpretación, junto al resto de secundarios.

"Cuando el viento silba" de Bryan Forbes es una obra de otro tiempo de esas que hoy a nadie se le ocurriría hacer por su temática argumental relacionada con el catolicismo y con la inocencia infantil (¿dónde se quedó la ingenuidad de los infantes de hoy en día?).

Muy bien interpretada por los jóvenes protagonistas (en especial, una Hayley Mills que se come la pantalla en cada plano que sale) y correctamente secundados por Bernard Lee (el eterno M de las primeras pelis de James Bond), y Alan Bates (actor inglés que no me dice gran cosa en las películas en que le he visto), me parece una correcta película británica (¡cómo no!), pero a la que su argumento principal lastra en exceso haciéndose un poco pesada en su última parte.

Se deja ver, pero no es una obra maestra como indican el resto de críticas.

"Confesiones de un comisario" de Damiano Damiani es un thriller policíaco de denuncia de los que los italianos hicieron como churros en la década de los 70, con los que crecí gracias a los videooclubs en su época de esplendor en los años 80, ya que no se prodigaban mucho en televisión debido a su argumento y su detallada descripción de la violencia que imperaba en los bajos fondos.

En esta película, nos encontramos a la interesante dupla Franco Nero - Martin Balsam, tratando de acabar con los malos con métodos totalmente diferentes, el primero desde la ingenuidad de que se puede acabar con la corrupción atacándola desde las instituciones, y el segundo, con más experiencia en esas lides, utilizando métodos expeditivos que se pasan la ley por el arco del triunfo.

De tono pesimista, es una obra a tener en cuenta dentro de un género bastante olvidado, en el que existen muchas joyas por descubrir y que se echa en falta, ya no solo en canales de televisión convencionales, sino en plataformas o canales temáticas del séptimo arte, más centrados en cine comercial americano.

A reivindicar.

John Landis nos deja una de sus más memorables trabajos en esta fábula acerca del intercambio de posiciones (de ahí el título original) entre un alto ejecutivo especializado en bolsa (Dan Aykroyd, quizá en su mejor papel) y un buscavidas de los bajos fondos que sobrevive a base de trapicheos (Eddie Murphy en una de sus mejores interpretaciones, debido a que no se desmadra en demasía).

La película se beneficia de los veteranos Denholm Elliott, Don Ameche y Ralph Bellamy en los principales papeles secundarios, así como de una estupenda (en todos los sentidos) Jamie Lee Curtis.

La película empieza con una larga secuencia que ilustra la aburrida actividad diaria que lleva el personaje de Aykroyd, cambiando de tercio en cuanto aparece el personaje de Eddie Murphy en escena, momento en el que el ritmo de la trama te atrapa y no te suelta hasta el final.

Llena de momentos memorables (la salida del juzgado o el viaje en tren, entre otros), puede considerarse una de las mejores comedias americanas realizadas en los años 80, obra de un director cuya carrera prometía (Granujas a todo ritmo, Desmadre a la americana o el título que nos ocupa), pero que acabó instalándose en la mediocridad (Oscar, quita las manos o La Familia Stupid, entre otras).

Es sorprendente cómo a veces un segundo visionado de una película puede cambiar tu punto de vista sobre la misma. Hace años tuve la oportunidad de ver esta obra en La 2 un viernes por la noche y me pareció una modesta película de ciencia ficción entretenida pero sin nada a destacar.

El coleccionismo y la posibilidad de verla en versión original me han hecho redescubrir una notable obra futurista (en algunos momentos me recuerda a "Atmósfera cero" de Peter Hyams salvando las distancias) con una sorprendentemente buena interpretación de Charlton Heston (no es mal actor pero tampoco es de los mejores a pesar de su extensa e interesantísima filmografía), una correcta pero breve intervención de Joseph Cotten, así como la estimulante presencia de la bella Leigh Taylor-Young y del gran secundario Chuck Connors, que suele hacer de malo y al cual tenía algo olvidado.

Sin embargo, las escenas más memorables vienen a cargo del grandísimo Edward G. Robinson, uno de esos actores que nunca fue premiado (excepto de manera honorífica), pero que merece todos los elogios por una filmografía brillante, y que cerró su trayectoria con una interpretación emotiva y una escena final antológica.

Una de las últimas grandes películas de Richard Fleischer, capaz de lo mejor (Los vikingos, Los estranguladores), y de lo peor (El guerrero rojo o Che!) en su extensa filmografía.