Interesante película japonesa de fines de los 70. En ella asistimos a la maduración de un ser aborrecible, indiferente, frío, mucho más temible que los monstruos clásicos del cine.
Pienso que Imamura es un adelantado, puesto que ha moldeado un personaje que luego se repite, tal vez sin tanto acierto, en muchas películas posteriores y también, lamentablemente, en la realidad.
Un detalle importante del filme es el brutal y repudiable maltrato de la mujer, que resulta ser nada más que una esclava del hombre, como en la famosa canción de John Lennon. Otro detalle a tener en cuenta a la hora de verla, es que contiene muchas escenas que pueden herir la sensibilidad del espectador.
Como puntos negativos, me pareció confusa, desordenada, a la hora de narrar una historia demasiado larga (dura casi dos horas y media) y con algún detalle algo insólito, como por ejemplo la forma de comportarse de Enokizu cuando se encuentra preso, forma que difícilmente se le hubiese permitido en el mundo real, aunque esto tal vez se deba a la idiosincrasia japonesa.

Buen documental, donde no decae el interés en ningún momento. La cuestión de los cuerpos que caen desde el espacio exterior, de por sí misteriosa ya que no se conoce mucho sobre ellos, es interesante, pero en éste caso se imbrica en un contexto particular, donde se cruzan la historia de los pueblos aborígenes de la Argentina y sus descendientes, los esfuerzos científicos, y la ambición de los vendedores de sueños. Todos estos aspectos de la historia, muy bien caracterizados por el director, le otorgan a la película una riqueza que hacia el final se despliega completamente.

Película interesante por las cuestiones históricas y sociopolíticas que refleja, cuestiones que ya abordaron el resto de las críticas aquí presentes; pero también, y más allá de eso, por el tratamiento que logra dar Kieslowski a la figura de un hombre atravesado por contradicciones y dudas interiores con respecto a la función que le ha tocado cumplir, para la cual tal vez no se sienta el hombre adecuado.
La satisfacción, en un primer momento, de ser señalado para un cargo de importancia, puede convertirse más tarde, en la práctica, en un caos, o puede hacernos caer en la cuenta de que cometimos un error al aceptar dicha responsabilidad.

Película con muchos puntos flojos, o tal vez innecesarios, según el espectador, pero interesante para llevar a la reflexión sobre nuestro planeta. Porque más allá de que ésta nave se dirige a Marte, lo que la historia no nos deja de recordar es que el ser humano ama la Tierra y, más precisamente, la Tierra en estado natural, donde el hombre es uno más de los seres que la habitan. Nos empuja a pensar en lo que sucedería si perdemos lo que tenemos.
¿En el futuro, saldremos a buscar nuevos mundos o saldremos a buscar nuestro planeta Tierra perdido?

Película sencilla y poética, en la cual se nos invita a trasegar la historia de un espectro, introduciendo también elementos del llamado eterno retorno. Pienso que puede resultar agobiante y deprimente para algunos espectadores porque si algo transpira el filme todo el tiempo es una inmensa e invencible soledad.
Aunque la utilización de la sábana al estilo de Gasparín no deja de ser una ironía del director, resulta igualmente algo ridícula en algunos tramos.
No me parece una gran película, pero vale la pena verla.
Visualmente me resultó muy agradable con su formato cuadrado.