Haz click aquí para copiar la URL
España España · Salusa Secundus
Críticas de LordLeal
1 2 3 4 10 20 71 >>
Críticas 353
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
18 de febrero de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Martin Bourboulon nos presenta el biopic de Gustave Eiffel, un verdadero genio de la ingeniería del metal a finales del siglo XIX, cuyas obras se mantienen en pie y son utilizadas aún hoy en día, y cuya impronta más famosa es la icónica torre con forma de A que lleva su nombre en París, un orgullo para la nación levantado en un momento en el que Eiffel se hallaba en la cima de su fama.

Eiffel nos presenta el proceso de construcción de la torre de 300 metros que lleva su nombre, todo un desafío de ingeniería de la época que tras la presentación de su proyecto y su triunfo como propuesta de monumento capital para la Exposición Universal de París de 1889 fue adjudicado al taller de Eiffel para su construcción.

En el largometraje de Bourboulon, se mezclan retazos de realidad sobre la naturaleza del proyecto con un romance imposible que se irá desarrollando en forma de flashbacks del ingeniero tras volverse a cruzar con una mujer de su pasado. Entre los hechos reales se retratan aspectos como la preocupación de Eiffel por la seguridad en la construcción, que consiguió que ninguno de los trabajadores de tan magna obra muriera durante su construcción. Otro hecho sorprendente y real, es que tras algunos años después de la exposición la torre debía desmontarse.

Si como retrato de las proezas modernistas de la construcción con el metal y la recreación del levantamiento de la torre no solo funciona si no que es espectacular, la mezcla con una trama de amor entre clases imposible pese a estar bien llevada resulta poco creíble, y los flashbacks distraen en realidad del meollo de la historia, que es en si la construcción del monumento con todos los desafíos tanto técnicos como financieros que se presentan.

Con amoríos o no, la película sobre Gustave Eiffel es bastante fría y aséptica, muy falta de emoción excepto en las ocasiones en las que las grandes proezas de ingeniería de Eiffel, quizás las verdaderas protagonistas de la cinta, son puestas de relieve. Y es que esas escenas de las demostraciones en el taller, del trabajo con las grandes piezas de hierro, y de su épico encaje son sin duda lo mejor.

Destaca sin duda también la fotografía, con esas preciosas vistas del crecimiento de las estructuras forjadas y las vistas desde de las alturas al atardecer. De igual forma, inspira esa ambientación a luz de gas del París de finales del siglo XIX, cargado de ingenios como el coche del periodista que proclaman el advenimiento de la modernidad de los tiempos.

Eiffel es con todo ello una película correcta sin más, que rinde homenaje al símbolo más reconocible de París y al genio de su creador, el inmortal ingeniero Gustave Eiffel.
LordLeal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
14 de febrero de 2022
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay mejor momento tras la celebración de la 36ª edición de los Premios Goya del cine español para dedicar esta reseña de la gran ganadora de los premios. Esta es la última película de Fernando León de Aranoa, el Buen Pastor, un enredo que va de menos a más pero en el que la patronal, como en la vida real, siempre gana.

El buen patrón es ante todo una gran película. No es de extrañar que fuera, con veinte nominaciones, finalista en casi todas las categorías de los premios, alzándose justamente en las categorías principales de mejor película, director y sobre todo actor principal con un enorme Bardem, capaz de levantar odios y pasiones por igual, pero innegablemente un artista monumental que sorprende siempre con nuevos registros impensables.

En esta ocasión, para esta nuevo producción de cine obrero, aunque bien cabría decir de cine patronal, Bardem encarna a Julio Blanco, un paternalista a la par que hipócrita empresario sin escrúpulos que se vanagloria de tener como únicos hijos en su familia a sus propios trabajadores. Un “empresaurio” de tomo y lomo, de los que se meten en vida ajena no tanto porque en realidad le preocupen los problemas de sus subordinados, sino porque no vaya a ser que le salpiquen o afecten a la producción.

La propia empresa de Blanco, fabricante de básculas, es una metáfora de lo que debería ser la justicia en la buena medida de las cosas. Un equilibrio (y fidelidad, y esfuerzo, como el desconchado lema de la pared de la nave) que rara vez se cumple y cuyo fallo siempre establece unos opresores y unos oprimidos, cuya única opción es revelarse contra el… ¡demonios! ¡La única palabra que me viene aquí es el patriarcado en cualquiera de sus formas! Pero entendido como cualquier cosa que supone una barrera injusta y arbitraria al servicio de una oligarquía que no nos deja desarrollarnos a nosotros mismos. La báscula ciertamente, siempre está trucada por una cosa o por otra.

Bien es cierto que Julio Blanco representa al jefe cabrón que todos hemos tenido, el sociópata del por el interés te quiero Andrés, y ya si eso te voy a vender la moto para que creas lo que yo quiera que creas. Bardem lo borda en el papel del empresario manipulador que más que hablar pontifica, y que más que palabra o interés verdadero por el bienestar de sus empleados los percibe como meros instrumentos que manipular en su propio beneficio.

Ante tal panorama, la necesaria revolución consiste en que los iracundos hijos devoren al no tan bondadoso padre, y justamente de eso trata El Buen Patrón, que ciertamente no resulta serlo tanto. En esta obra costumbrista, de ambientación atemporal, pequeños sucesos que no merecen la importancia del patrón concentrado en su propio interés y placer, demuestran como ante la hipocresía, lujuria, abuso de poder y cinismo pueden crecer hasta poner en entredicho al amo.

Pero el amo es el amo, y siempre hay peones para sacrificar para evitar así aceptar cualquier responsabilidad, ejercicio de humildad que no sería propio del patrón. Por eso en El Buen Patrón, en un buen ejercicio de realismo y conformidad muy poco revolucionaria, el amo mal que bien prevalece, porque al fin y al cabo, la patronal, como la banca, siempre gana… aunque siempre queda la satisfacción de que algún peón pueda acabar consiguiendo algún triunfo si, pues conocer los secretos de un patrón pueden hacer tambalearse su reinado, y eso es algo de lo poco que el patrón es capaz de respetar, e incluso apreciar.

Gran ejemplo de como con una historia tan aparentemente sencilla se pueden decir tantas cosas, y de como con una simple báscula se puede hablar de la importancia de la necesidad del equilibrio en tantos aspectos con una metáfora tan potente.

Podéis leer esta y otras críticas en mi blog personal: LaRetrovision
LordLeal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
14 de febrero de 2022
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más esperadas de finales del pasado año 2021 era la del retorno del servicio secreto de sastres en su tercera entrega que exploraría esta vez los orígenes de la organización. Kingsman: La primera misión (2021), nos propone así una puesta en escena que nos llevará a los acontecimientos más relevantes de la Primera Guerra Mundial, en una comprimida lección de historia que pese a su simplicidad resulta bastante efectiva.

Aunque hace ya un tiempo adquirida por Disney, las producciones de la 20th Century Fox suelen ser garantía de calidad técnica, y una de las primeras cosas que se aprecian precisamente en Kingsman es su buena factura. Es una película muy bien hecha, con una buena fotografía y espectaculares planos, que configuran una cinta visualmente elegante e impresionante en su conjunto, destacando las espectaculares recreaciones de las trincheras del frente occidental.

Pese a que por requerimientos del guion las escenas retratadas son tan inverosímiles como faltas de rigor, Kingsman sin embargo triunfa en hilar el argumento con algunos de los hechos históricos más relevantes de la contienda, desde el asesinato del archiduque Francisco Fernando, que fue el detonante, hasta el por qué de la entrada en la guerra de los Estados Unidos. Particularmente destacable la presentación del parentesco entre Jorge V, el Kaiser Guillermo II y el zar Nicolás, primos todos y nietos de la reina Victoria de Inglaterra, y como el juego de alianzas establecidas entre o contra cada uno de ellos arrastró a cada uno de sus países a la guerra.

Si la puesta en escena es notable, el guion nos presenta diálogos inteligentes e interesantes con alguna que otra frase memorable, si bien las motivaciones del antagonista o la organización a la que representa (El Pastor) no acaban de estar del todo claras. Se supone que El Pastor es una especie de organización que maniobra desde las sombras para provocar sucesos que conduzcan al mundo por el redil que más convenga a sus intereses, tal y como se da a entender con algunos de los personajes históricos afiliados a la organización (no perderse la escena post-créditos), pero la elección del malvado en esta ocasión es un tanto anodina, seguramente porque la película se centra en si más en la creación de la organización de los sastres que en enfrentarla a un oponente carismático que se revela insatisfactoriamente al final. Cuesta creer además que un villano tan lamentable pueda tener bajo su sombra personajes del empaque de Rasputín, por lo que no me cabe duda de que no era más que un mero accesorio suplantador para en su más que probable próxima entrega con la organización de Kingsman consolidada entonces si revelarse.

Discutible sin duda es la caracterización de nulo rigor histórico de ciertos personajes que de forma más o menos directa influenciaron a los líderes del conflicto o intervinieron en este. Sangrante es el caso de Rasputín, el misterioso monje bajo cuyo influjo cayó la monarquía rusa, presentado aquí como una especia de Terminator bailarín follador para sonrojo de los medianamente conocedores de la historia de la caída de los zares.
Retratos tan histriónicos no dejan de ser parte del tan manido alivio cómico, ya característico por otra parte de las entregas anteriores de la saga, que sin embargo a veces más que sonrisas provocan vergüenza ajena, salvada aquí en ocasiones por los pelos.

Pese a todos, sigue por lo menos siendo una entrega en la que aún se aprecia el buen hacer y la implicación de sus participantes. Se toma así misma en serio en la justa medida para no caer en la payasada ni resultar por el contrario grandilocuente, lo que la convierte en un divertimento apto sin más pretensiones que la de alargar la saga de los sastres mientras haya clientela.

Puedes leer esta y otras críticas en mi blog personal: LaRetrovision
LordLeal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
10 de febrero de 2022
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su primera incursión como creadora de series, Ashley Lyle nos trae la historia de las integrantes adolescentes de un equipo de futbol femenino de instituto, que, tras proclamarse campeón de New Jersey, su estado, sufren un accidente aéreo durante su viaje al torneo nacional, cayendo en algún lugar aislado de los salvajes bosques de Ontario en Canadá.

Como la historia se centra en el seguimiento de las y los (ya que también tendremos un par de protagonistas masculinos como son el entrenador y otros dos chavales) supervivientes del accidente, probablemente en lo que pensemos sea en una comparación con Perdidos, pero más que eso lo que vamos a encontrar es un cruce entre El señor de las moscas y Viven aderezado con los típicos dramas adolescentes sobre amoríos, popularidad, identidad sexual y autoconocimiento propio.

La mezcla de elementos de géneros diversos en los que se mezcla la supervivencia con los clichés adolescentes, pese a lo desconcertante, funciona bien, y mezcla dos líneas temporales en las que por un lado vemos los esfuerzos del grupo enfrentándose a las penurias de la supervivencia tras el accidente, y por el otro a los mismos personajes en la actualidad ciertamente inmersos en una trama bastante confusa y rocambolesca que sin embargo resulta adictiva y llena de sorpresas inesperadas.

Hay algún atisbo además de ciertos tintes sobrenaturales, elementos por los que más conexiones podrían establecerse entre Yellowjackets y Perdidos, que si bien no son del todo desarrollados en la primera temporada pinta a que podrán ser más protagonistas en la continuación, ya que si bien el fin de la primera temporada es bastante autoconclusivo, deja la puerta abierta a saber más sobre determinados aspectos que se muestran durante la supervivencia de las chicas en el bosque pero que no son desarrollados (Spoiler*).

El grupo de personajes protagonistas es cuanto menos diverso y curioso a la par que divertido, con personalidades muy diferentes que aunque abusen del cliché adolescente (la popular, la monja, la gótica…) tienen sus rasgos propios y resultan convincentes, destacando particularmente las construcciones de personaje, tanto en la línea temporal del pasado como en la de la actualidad, de Misty, Shauna y Nat, muy bien interpretadas tanto por sus actrices maduras como por sus otros alter egos adolescentes.

Lo que si es fantástica, además de la inquietante cabecera con música truculenta, es la selección de piezas para la banda sonora, mezclando desde temas de los ochenta como el Cambodia de Kim Wilde a composiciones para musicales como Cats o El fantasma de la Ópera.

Parece que Yellowjackets debe continuar creciendo para ir más allá del prólogo que acabamos de ver, más cercano a una introducción de personajes y contexto que a una historia al uso con su introducción, nudo y desenlace. Si por el momento la introducción realizada ha parecido interesante, esperemos que en su anunciada segunda temporada mantenga el ritmo y desarrolle todo aquello de lo que nos hemos quedado con ganas de saber más.

Puedes leer estas y otras críticas en mi blog personal: LaRetrovision
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LordLeal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
9 de febrero de 2022
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin haber visto aún el último episodio de El libro de Boba Fett pero intuyendo que se va a convertir en una especie de remake de Los Siete Fantásticos, vengo a escribir para explicar que la última serie de acción de Star Wars acaba convirtiéndose en una velada temporada dos y medio de The Mandalorian, último sonado éxito de la franquicia, pero sobre todo en una serie sobre Boba Fett en donde lo que menos acaba importando, por raro que suene, es el propio Boba Fett (y quizás no tiene por qué ser ni malo).

Star Wars siempre perteneció al género de la Space Ópera en el que de alguna épica forma las acciones de gente sencilla marcaban la diferencia desencadenando sucesos que acaban teniendo consecuencias a escala galáctica. Las trilogías principales centradas en la epopeya del alzamiento, caída y resurgir de la familia Skywalker, así lo atestiguan. La diferencia con esas, es que tanto The Mandalorian como El Libro de Boba Fett son pequeñas historias que comparten un mismo universo de sucesos, pero que el hecho de que no tengan que transcender a un nivel tan grandilocuente les otorga esa refrescante libertad creativa y desarrollo de nuevos personajes más allá de los trillados protagonistas de las películas principales. Por no estar a merced de unas líneas argumentales férreas del core de la saga, los creadores pueden desarrollar su propia historia a su gusto y pueden sacarse de la manga personajes como Djinn Jarin (Mando, el Mandaloriano) o recuperar un secundario perdido pero fascinante como era Boba Fett.

Con esa libertad consiguen además dar una vuelta de tuerca al género, que se da por supuesto al compartir el mismo universo, pero yendo más allá y convirtiendo las historias de Mando y Boba en un auténtico Western espacial de pistoleros comparables al hombre sin nombre de Clint Eastwood (el propio Mando) y las historias de Sergio Leone, situadas ahora en una galaxia muy, muy lejana.

Como puntos flacos, se le puede achacar a la historia de Boba Fett que el desarrollo de la serie es un tanto extraño, pues si bien sus primeros episodios se centran totalmente en las vicisitudes del cazarrecompensas con una chocante experiencia a lo Bailando con Lobos (ver spoiler *), la posterior historia una vez establecido en Tatooine no deja de ser algo anodina y decepcionante en cuanto al conflicto que propone, aunque de ahí a despellejar a Boba tachándolo de calvo viejo gordo y feo como en otras críticas se ha escrito va un trecho, si bien ciertamente no despierta gran emoción.

Es en esta pendiente anticlimática cuando vuelve Mando y el show de Boba Fett se convierte en una excusa para su retorno, convirtiendo los episodios en los que Boba pierde el protagonismo de su propia historia y en los que apenas aparece en los mejores de la serie. Que sea extraño que Boba Fett pierda el protagonismo en su propia serie es indiscutible, y no es de extrañar que haya servido de excusa para que legiones de Influencers furibundos con razones más o menos coherentes o infundadas hayan puesto a caldo la última producción del universo Star Wars.

En mi opinión, lo que parece ser un problema que ocasiona que la trama vaya a trompicones (hay por lo menos dos episodios en los que Boba apenas aparece unos segundos), no es más que una excusa para perpetrar una especie de remake espacial de Los Siete Magníficos, con personajes que se van uniendo a un grupo que en el último episodio (aún por ver) deberán enfrentarse a ese por otra parte poco carismático sindicato (animado a última hora con la incorporación de Cad Bane).

Pese a su embrollado argumento y los bandazos, a mi me sigue entusiasmando el enfoque alternativo de sus creadores, ya que es por estos velados homenajes y la construcción de sus propios personajes y tramas en ocasiones pilladas con pinzas que se notan a la legua las incursiones que estoy seguro que Jon Favreau y David Filoni, creadores de los últimos éxitos del universo Star Wars, debieron acometer en sus tiempos mozos contra el juego de rol de Star Wars.

Ciertamente presiento su afición no solo a través de la conexión con La Fuerza que compartimos los viejos roleros, ni ya solo por el amor en la construcción de historias y personajes que tanto The Mandalorian como El Libro de Boba Fett destilan a lo largo de su trama, si no ya por pequeños detalles del lore de Star Wars más underground introducido como recompensas para regocijo del fandom más acerrimo e inapreciables para el espectador común que sin embargo dan lugar a momentos sublimes.

Ya solo por el placer y felicidad que me produce ver eso en pantalla, soy capaz de perdonar casi cualquier cosa.

Pues leer esta y otras críticas en mi blog personal: LaRetrovision
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LordLeal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 10 20 71 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow