Debo confesar que he leído críticas y me sorprenden enormemente algunos comentarios. Por ello quiero hacer mi pequeña aportación.
Pienso que el objetivo que tiene un film es contar una historia, que te pongas en el pellejo y la sientas, y esto está sobradamente conseguido. No me veo capacitada para valorar rasgos muy técnicos, pero la historia llega, y los papeles principales son maravillosos. Sí, Glenn Close y Amy Adams no tienen un Oscar en la mano, pero lectores, quien haya seguido un poco de su trayectoria sabe que es una injusticia. Amy es joven, pero lo de Glenn no tiene nombre.
Dicho esto, no es la película del año, pero merece mucho la pena.

Miniserie de gran calidad, cuenta los estragos de las relaciones tóxicas madre-hija. Te parte el corazón y a la vez enfurece enormemente cada situación. Se puede apreciar como con el paso del tiempo las circunstancias van cambiando y por lo tanto a las personas, cosa que influye en los pasos que dan en sus vidas.
Una vez más Kate Winslet no defrauda. Elige perfectamente sus papeles, ya sean historias modernas o de época. Ella siempre es un acierto.

Simplemente maravillosa.
Una mezcla de la desgracia y la alegría de vivir al mismo tiempo. De contar la vida en sí misma de una manera extremadamente sencilla, lo que un cocinero diría que es un caramelo para el paladar. Una serie en la que muchos dirían que no pasa nada y a la vez pasa de todo.

La delicadeza con la que están llevadas las historias es sublime, los diálogos sencillos y cargados de sentimiento perfectamente expresados por sus protagonistas a la vez que es llevado por una banda sonora que llega al alma.
De esas series que no puedes parar de mirar y cuando llegas al final sabes que echarás de menos a los personajes, como si abandonaras algo a la fuerza.

Te deja con ganas de más, de que formen parte de tu vida para siempre.
Un auténtico descubrimiento como pocos se producen hoy en día ante tanta demanda cinéfila.