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España España · Pontevedra
Críticas de Strider
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Críticas 15
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
20 de enero de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haciendo uso de un estilo que nace con El nuevo mundo y su colaboración con el director de fotografía Emmanuel Lubezki -hecho muy significativo-, que depurará y alcanzará solidez con El árbol de la vida, Terrence Malick presenta su nueva película con una depuración estilística que opta directamente por despojarse de la narrativa cinematográfica al uso, para centrarse en la trama como representación de una serie de arquetipos en interacción, a través de su característico montaje de planos y travellings de paisajes y personajes constantemente subrayados con voces en off. Si a un servidor le llegó a resultar algo cargante la utilización de ese estilo en su anterior obra, To the wonder, en ésta parece al menos haber sintonizado a la perfección contenido y continente.

Iniciando la película con una fábula como premisa de la búsqueda vital de un protagonista que no sabe exactamente lo que busca en la vida, la historia es una deambulación constante de personajes donde se confunden los paisajes exteriores e interiores. Se nos presenta a un peregrino, una especie de extranjero de sí mismo encarnado en un adinerado miembro de Hollywood que de fiesta en fiesta, de amante en amante, intenta buscar maestros vitales que le guíen hacia... hacia esa Perla que el protagonista de la fábula necesita.

Porque no nos engañemos, la película encierra un profundo sentir religioso, o trascendental, o como se quiera clasificar. Lo que por una parte es una virtud para los que conecten con ella, probablemente desquiciará a los que no sintonicen con esa Búsqueda de tintes místicos del protagonista o las elecciones estilísticas del autor tejano. Recurriendo a la simbología de ciertas cartas de tarot, que dan nombre a diferentes secciones del film y representan a diferentes amantes con las que el protagonista se va encontrando, se nos presenta un mosaico de ópticas para interpretar la vida, de las que el protagonista es una especie de habitante silente que las atraviesa y es atravesado por ellas, pero siempre manteniendo esa búsqueda personal, y a la vez lidiando con su origen, una familia problemática de la que sólo se nos muestran retazos.

Y en eso consiste precisamente la película, en retazos de vida que podemos interpretar como queramos, donde el director no le da más importancia a una conversación que a la contemplación de un paisaje, o diferentes vivencias, o escenas en la memoria de una persona. Un director enamorado hasta las trancas de la belleza multiforme de la vida y la naturaleza donde todo es tratado como piezas selectas de un mismo puzzle con el que hacernos una componenda para significar cosas, la vida como algo que se eleva sobre la concatenación de sus ingredientes.

Es una obra condenada a provocar grandes adhesiones y rechazos, esto último sobre todo en nuestros malos tiempos para la lírica, y por aquellos que vean en las religiones y la mística algo que pueda ser superado, en vez de un método más, entre otros, de comprensión del mundo.

En diálogo con el resto de la filmografía del autor nos encontramos con algo quizás reiterativo, pero no deja duda de que cada vez se refina más, y hace mejor lo que le gusta hacer.
Strider
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Wolfpack : Lobos de Manhattan
Documental
Estados Unidos2015
6,7
1.073
Documental
7
12 de enero de 2016
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una americana crítica con la sociedad se enamora de un peruano en un viaje por Sudamérica, juntos se mudan a un barrio pobre de Nueva York y fracasan en su intento de conseguir dinero para comenzar una nueva vida. Entre tanto, inician en el apartamento un proyecto familiar que les dará siete hijos -una chica y seis chicos-. Deciden protegerlos de la sociedad y de su entorno inmediato, un vecindario peligroso. Eligen educarlos en casa, y el padre se torna en dictador doméstico idealista y ácrata que recela del mundo y los confina a todos en el apartamento, excepto contadas veces al año. Un padre que les inicia en las películas en vídeo, elemento que se convertirá en una parte central de su vida, y su principal medio de relación con el mundo. Y así más de una década, casi quince años, hasta que uno de los chicos se aventura más allá del portal e inicia un cambio irreversible en la familia.

El documental es tanto la historia de la familia, como la historia de amor de los chicos con el cine, y se mueve en un terreno fascinante a medio camino entre el melodrama familiar, la comedia naif, y el cine de aventuras y autosuperación, y de alguna manera logra tanto cumplir como quedarse a medio gas, la sensación de no saber muy bien qué quiere decir la directora con todo ésto que expone es al a vez una debilidad y una fortaleza.

Grabado y montado con un estilo moderno de saltos temporales y cámara en mano, busca la emoción y lograr la empatía con los chavales, más que indagar en las causas y las consecuencias de unos eventos concretos. Pasa de puntillas por la relación matrimonial, el tema del confinamiento, el maltrato del padre -figura que sobrevuela todo el documental pero apenas aparece aquí y allá- para acompañar a los chicos en su descubrimiento e interacción con el mundo, chavales que a la vez se muestran como alienados por la pantalla hasta el punto de salir vestidos a la calle de "reservoir dogs", de copiar y hacer suyos gestos, frases y actitudes de la pantalla, de comparar todos los eventos de su vida con películas - sentirse fuerte y capaz como Batman, salir enmascarado a la calle como el asesino de un slasher, la estancia en un psiquiátrico como Alguien voló sobre el nido del cuco...-, pero a la vez son capaces de transfigurar la pantalla y devolverla a la vida con la ilusión y fascinación propias de un niño, les vemos experimentarla con la misma emoción con la que descubren la playa o el campo. En definitiva, el documental es menos la historia familiar y más un canto a la obsesión y el amor por la imagen fílmica, huyendo de lidiar con cuestiones filosóficas o sociales.

Para el que lo haya visto, recomiendo que busque en la red el vídeo “The Wolfpack Goes To Hollywood” pequeño extra a modo de de continuación donde vemos a los chicos, ya convertidos en personajes de sí mismos, interactuando con directores de cine. Impagable ese comienzo con William Friedkin aconsejando con cierta sorna “no os mudéis a Hollywood porque os joderá completamente. En serio”.
Strider
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How Videogames Changed the World (TV)
DocumentalTV
Reino Unido2013
6,8
188
Documental, Intervenciones de: Charlie Brooker, Al Alcorn, Malorie Blackman
9
7 de enero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si la televisión finalmente va asumiendo la pérdida de la hegemonía en el entretenimiento doméstico, la industria del videojuego mueve demasiado dinero para seguir considerándola un hijo tonto, o los jugadores ya crecidos tinen más poder adquisitivo para tender billetes en la alienación que más les parezca, sin importarles titulares amarillistas vilipendiando formas de entretenimiento alternativas (que hace tiempo que no son, para pasar a primer plano). En cualquier caso, es agradable ver un documental bien informado y riguroso de estas características.

Con el pretexto de comentar 25 juegos y su importancia sociocultural, el presentador y director Charlie Brooker realiza un recorrido histórico de los que considera puntales del videojuego, con sus causas, contexto y repercusiones tanto dentro como fuera del mundillo virtual. Una selección con buen criterio (aunque siempre podría ser diferente, los que están son incontestables), que se extiende mucho más allá del mero repaso de la lista, aderezada con comentarios de desarrolladores, un puñado famosos y periodistas especializados, e hilada con un guión plagado de humor sarcástico que lejos de enturbiar la rigurosidad, añade una dimensión crítica muy interesante en general, hasta finalizar con una pequeña licencia dramática que aunque desentona con el resto está bastante bien traída.

De montaje un tanto espídico por momentos en su intento de abarcar tanto en hora y media, sin duda una pequeña joya para pensar el videojuego y su circunstancia.
Strider
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6
7 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría decir que es una buena película para pasar el rato, que los actores hacen gracia, que el guión tiene toques interesantes aquí y allá, que rasca en forma de humor algunos temas duros, que hacen daño, angustian y desesperan a diario a mucha gente en esta nuestra tercera roca desde el Sol, y que sabe aterrizar el humor áspero con cariño y cierta bondad hacia la condición humana.

Por otro lado, también podría decir que retrata preocupaciones banales, de adultos más bien inmaduros con demasiado tiempo libre para quejarse de pequeñeces.

No creo que ambas visiones sean excluyentes, así que me quedaré con ambas. Sin embargo, la sensación más agridulce es comprobar cómo el a priori derribo de barreras y tabúes en "nuestro mundo moderno" se ve reducido en gran medida a la libertad para la representación de la grosería porque sí (en principio nada que objetar), que enmascara una narración al servicio de un buenismo ideológico que reitera en esquemas morales bastante antediluvianos.
Strider
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7
5 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil escribir una crítica centrada en la película como tal, centrada en los aciertos y desaciertos puramente cinematográficos, cuando se trata de una obra de una carga ideológica tan fuerte, y unos valores tan inusuales. O, mejor expresado, unos valores tan raramente ilustrados en pantalla grande de manera tan explícita y pulcra en su intención communicativa de esa ideología. Baste decir que Zizek, en el documental que se centra en su figura, la menciona a manera de pequeña boutade (o no) como la mejor película estadounidense de todos los tiempos, y un servidor, más allá de afinidades o antipatías con la filosofía objetivista de Ayn Rand -de la que parte la novela en que se basa la presente pelicula- considera que razón no le falta al pensador, al menos en cuanto a representación de los valores que manan de ella.

Dicho ésto, que tampoco es decir gran cosa, la película seduce al espectador con un magnífico blanco y negro y buena dirección, narrativa limpia y sencilla, en la que destacan diálogos que son, no pocas veces, más parecidos a una serie de monólogos de los diferentes personajes, exponiendo su visión de la vida o de diferentes temas, cosa que podría provocar rechazo o cargación, pero que se torna en lo contrario gracias a un guión muy bien escrito, en el que cada una de las personas funciona como una especie de encarnación a modo arquetípico de una postura vital frente a la vida misma. Una gradilocuencia que impregna cada plano y minuto de la obra, que a la vez que intriga y mantiene interesado, se torna en defecto al ver a la mayoría de los actores en cierta manera extraños en su propia piel, unas veces fascinantes ofreciendo interpretaciones rayando lo histriónico, otras pareciendo no saber muy bien cómo comportarse ante lo que sale de su propia boca.

En todo caso, de obligada visión para cualquier cinéfilo recalcitrante.
Strider
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