"El caos es un orden por descifrar" (José Saramago).

El caos, el desorden se cuela en nuestras vidas constantemente, e intentamos ponerle orden mediante ritos banales y ficticia organización. Pero cuando no nos damos cuenta, nos envuelve y nos desborda como olas en el mar.

Villeneuve, cogiendo las palabras de Saramago en El hombre duplicado, nos intenta mostrar este caos, y en ocasiones lo consigue, sobre todo gracias a la gran actuación de Gyllenhaal, pero la gran parte del metraje no nos atrae con la fuerza suficiente, y se queda en un galimatías que parece entender el sólo. Quizá en eso consiste el caos, pero no me llego a sentir atraido por ese dibujo de la irrealidad.

La cinta de Tom Ford que tiene un inicio con toques de Lynch nos mete de lleno en una fantástica triple historia cuyas tramas se enlazan y desenvuelven a las mil maravillas.

Llena de personajes que nos atraen desde el primer minuto, con todas sus múltiples aristas. Geniales como siempre Adams y Gyllenhall.

Tras verla se tiene esa maravillosa sensación de haber visto una historia que se te clava en la mente para varios días.

Nueva aventura de Spiderman dentro del universo, más bien multiverso Marvel.

La historia se mueve entre lo entretenido y lo infantiloide tanto en la trama como en los personajes. Intenta disimular sus carencias mediante unos interminables giros de guión, y envolviendo la trama con guiños constantes a los fans de Marvel.

Pero cuando separas esta capa de sorpresas de la trama, te queda una película sin apenas recursos y que se llega a hacer más larga de lo recomendable

Sigamos girando la rueda de Marvel, los dólares no paran de llegar.

Hay que valorar la arriesgada apuesta de Lowery, abordar el mundo artúrico a través de este viaje poético y aséptico nos envuelve desde el principio en un fascinante espectáculo medieval.

Sin embargo la historia no termina de embaucar, y pierde fuerza a medida que se enmaraña en exceso en sus propias ilusiones y complejidades filosóficas.

En todo caso, no dejéis de verla...es digna de alabar una cinta que te deja con la sensación de que te han contado algo para repensar con esmero.

Las películas de Browning están llenas de personajes inverosímiles, de situaciones extremas, casi paranoicas. Sin embargo todo resulta creíble, y las historias transcurren con una fluidez espectacular.
Muñecos infernales es otro ejemplo de este buen hacer de Browning, donde un Lionel Barrymore excelso nos conduce por un camino de odio y venganza en el que lo humano y lo fantastico no paran de confundirse.