La película no pasará a la historia como una de las mejores del cine francés, quizás no se encuentre ni entre las 200 primeras, pero me da igual, yo me lo he pasado genial con ella.

Me fascinan las historias donde exista un personaje cascarrabias con un sentido del humor más negro que el sobaco de un grillo y sin filtros entre su cerebro y su lengua. Porque te aseguran momentos brillantes en todos los sentidos.

Si a esto le sumas que su "contrincante" es una fémina y mucho más joven que él, tenemos la cena servida.

El Sr. Henri comparte piso es la historia de un viudo jubilado que vive solo en una casa enorme y el cual ya necesita que lo vigilen bastante más a menudo de lo que a él le gustaría. Con lo cual es la razón principal para que su hijo ponga en alquiler una de las habitaciones de la vivienda a un precio ridículo para que la persona escogida se haga responsable de echarle un vistazo.

La candidata es una joven estudiante que no ha terminado bien sus estudios, ni ha podido sacarse el carnet de conducir y para colmo debe lidiar con un padre que le exige el doble de lo que la valora.

Para colmo, el Sr. Henri no siente ninguna devoción por su nuera y convence a la chica que acaba de acoger en su casa para que seduzca a su hijo y se separe de su pareja, con lo cual ya tenemos el lío asegurado.

La película a pesar de ser una comedia, tiene momentos muy entrañables, (en particular los del piano y las charlas con el futuro de la chica) que te hace pensar seriamente en la dirección que toma la vida de una persona cuando se deja influenciar por otra u otras y coge el camino que te imponen y no el que realmente te apetece y todo a pesar de que las cosas no salgan bien.

El buen hacer de la historia es la química perfecta y natural que existe entre el ya fallecido Claude Brasseur y la joven Noémie Schmidt, cada momento que los une en pantalla es pura fantasía.

Yo me lo he pasado muy bien.

Segunda colaboración del director Salvador Calvo con el joven actor Miguel Herrán, después de 1898: los últimos de Filipinas, allí era su segunda película y más bien ejercía de secundario, siete años después lo convierte en protagonista principal rodeado de su también compañera a menudo, Susana Abaitua, (trabajaron juntos en Los Farad).

El Valle de sombras es potente especialmente en las localizaciones y la fotografía, da igual si el momento exacto del día, de la hora, porque lo que observas es todo maravilloso. Sinceramente, no sólo es elemento más importante de la película, sino yo diría, que es el principal y el motivo para no perdérsela.

La historia ya deja mucho que desear, aunque el director se empeñe en poco a poco ir contando algo de los personajes principales, lo hace a cuenta gotas y en diferentes momentos, deja al espectador la responsabilidad de armar el puzzle en el que se ha metido. Personalmente es más complicado sentir empatía hacia personajes que apenas conoces nada relativo a su vida. Motivos del viaje, relación entre ellos, tiempo y muchas cosas más.

El argumento es interesante sinceramente, pero la forma de contarlo, no me termina de llenar. Porque no sabes realmente cual es la finalidad, ni el plan, entonces estás esperando información constantemente. Una vez sucede el hecho dramático, parece que la película va a remontar, pero no dura mucho la emoción.

Es cierto que la nueva situación y mucho más los personajes que comienzan a sumarse, se convierten en lo más llamativo de la historia.

Sinceramente me ha hecho pensar mucho ésta película. Como alguien va a un país extranjero de vacaciones a conocerlo y vivir nuevas experiencias y se encuentra con un hecho tan salvaje simplemente porque has terminado llegando a un país donde aún en pleno siglo XXI se sigue viviendo con la ley del Oeste.

Y el hecho de la chaqueta, envuelve un significado más bien simbólico, comenzar de nuevo y olvidar el pasado. Y la parte más dura, volver a la realidad y no cargar con la culpa.

Me encantan los animales y por extensión, todas aquellas historias que los incluyen. Migración aprovecha el título de la película para montar una excusa perfecta en una familia de patos y disponerse a vivir una aventura nueva en familia, ya que llevan toda la vida recluidos en el mismo sitio.

La historia te hace reflexionar y bastante. ¿Es conveniente ser súper protector con los miembros de la familia y no prepararlos para enfrentarse a las dificultades que se te irán presentando en la vida? O por el contrario, ¿ lo correcto es lanzarse a la aventura sin tener en cuenta los peligros?

Este es el dilema principal de la historia de la familia. La llegada de una manada de patos migratorios despierta la duda en la nueva generación (los hijos de nuestros protagonistas) y una vez la semilla comienza a germinar, se abren todas las puertas a la aventura.

Es muy divertida, con personajes secundarios que suman y mucho, con cambios de localizaciones las cuales conoceremos al instante. Es una pena que del reparto original no podamos aprovecharnos en absoluto ya que la película nos llega doblada al castellano y se pierden las voces originales.

Yo me lo he pasado muy bien con mi hija. Bastante recomendable.

Está claro que no todo el mundo vale para un roto como para un descosido, ni mucho menos. Es increíble que Gabe Ibáñez sea el mismo sea el mismo que El Ministerio del tiempo, increíble pero cierto.

Una de dos, o es una especie de Ben Affleck que es un pésimo actor y un muy buen director, al menos para el que esto escribe. Gabe puede ser un magnífico director de series, pero un pésimo director de cine.

Con Hierro hace muchas trampas, pero muchas. Te enseña una carta y cuando te crees que toca jugar al póker, te saca unas canicas y se queda tan pancho. O te vuelve a enseñar otra carta y vuelves a caer en la trampa antes de que saque el Monopoly. Y así sucesivamente se pasa el rodaje de la cinta. Entiendo cual era su idea, pero la ejecución falla más que una escopeta de feria.

Al final me da la sensación de que ha sido un documental de la isla del Hierro y no de los buenos, (para lucimiento de la isla no dejen de ver la serie con el mismo nombre y allí puedan disfrutar de unas imágenes a través de drones que son pura maravilla). Y también llego a la conclusión de que Elena Anaya le mola mucho, mucho y nos lo quiere mostrar, enseñándonos sus tetas una y otra vez, aunque no tenga nada que ver con el argumento de la película, ni con ninguna escena en la que nos muestra su cuerpo. Oye, que a nadie le amarga un dulce, pero no me gusta esas escenas gratuitas que no suman absolutamente nada.

La película es Elena y poco más, da para muy poco lucimiento más allá de la actriz de Palencia. Lo demás lo comento en la zona spoiler.

Si hay algo particular que defina el cine de Martin Scorsese es la capacidad que tiene para contar historias, da igual lo que le llegue a las manos, le da ese toque tan personal que lo convierte en una delicia.

Con Los asesinos de la luna, el veterano director mete el dedo en la llaga en una de las partes más oscuras de la historia de E.E.U.U. , la época en la cual en una zona determinada y enfocada en una raza especial, se puso de moda eliminarlos para quedarse con uno de los mayores tesoros que da la tierra...el petróleo.

Al director neoyorkino le gusta cocinar sus películas a fuego lento, jamás tiene prisas para contar lo que quiere, de ahí lo extensa de la cinta, se va a casi tres horas y media de metraje. Desde luego que entenderé a esa gente que no soportan películas que vayan más allá de las dos horas y que no tengan mucha acción, si es así, no paren en ésta casilla, toquen en la siguiente.

Para disfrutar de ésta triste pero a la vez bella historia, tenemos que quitarnos el reloj, apartar el móvil y ser pacientes. Pacientes porque poco a poco iremos entendiendo el panorama extraño que había en Oklahoma, concretamente en la tribu de los Osage, quienes fueron bendecidos con una tierras sobrantes del conocido oro negro. Motivo por el cual el hombre blanco comienza a ver a un pueblo que antes eran unos pobres diablos cubiertos con trozos de tela, a verlos pasearse por el pueblo con ropas y vehículos de lujo. Esto conlleva a una serie de asesinatos mucho más que sospechosos, que despierta el interés del FBI dirigida por un J. Edgar Hoover de 29 años.

Entre medias conoceremos las subtramas de la vida de un recién llegado de la segunda guerra mundial, Ernest que influenciado por su tío, William Hale (quien lleva una doble vida a ojos de los indios) comenzará a hacer una series de encargos que no le proporcionarán sino problemas futuros, con la ley y con su futura esposa.

La película tiene unas escenas espectaculares, los planos de cámara son muy significativos, Scorsese sabe cuando abrirlos para mostrar la grandeza de las tierras o la magnitud del poder económico de los Osage y también sabe cerrar un plano cuando se aproxima la muerte de algún personaje.

Las imágenes aéreas son una auténtica maravilla y más si las disfrutas en pantalla gigante. El reparto es una delicia, reunir a tanta estrella es complicado, es cierto que algunos tienen un papel muy corto, como podrían ser Brendan Fraser o John Litgow y personalmente habría preferido muchos más minutos para el cada vez más grande Jesse Plemons.

Siempre es sido muy seguidor de Leonardo DiCaprio, infravalorado actor por su belleza, al estilo del Brad Pitt. Aquí demuestra una vez más que lo pueden llevar a la pantalla afeando sus facciones o rostro para restar parte de su belleza natural y aún así sigue floreciendo por encima del resto. Su química con Lily Gladstone es una de los grandes aciertos de la historia. Los dos están magníficos.

Por cierto, qué bonito la reconstrucción de parte de la historia en el teatro, como se contaban las novelas antes por la radio. A algunos le traerán grandes recuerdos.

Lo dicho, el mago lo ha vuelto a hacer, pasen y disfruten.