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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.254
Críticas ordenadas por utilidad
7
13 de noviembre de 2021
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
368/14(14/10/21) Turbador drama dirigido y escrito por Paul Schrader, eterno guionista (entre otras) de las míticas “Taxi Driver” (1976) y “Toro Salvaje” (1980) de Martin Scorsese (que precisamente aquí es productor), siendo especialista en el lienzo de mentes atormentadas como las referidas de los protagonistas o la de Jesús en “La última tentación de Cristo” (1988). Siendo este un film con mucho sobre todo de la cinta del taxista neoyorkino encarnado por Robert DeNiro (también lo fue de Ranging Bull), pues los dos protagonistas tanto de esta como la de 1976 son dos veteranos de guerra (uno de la de Vietnam y el otro de Irak) afectados traumáticamente por lo vivido en las contiendas, los dos están carcomidos por la culpa y buscan de algún modo expiar sus pecados.

Es un estudio de personalidad de un tipo asediado por el pasado en busca del perdón que nadie le puede dar (nadie le puede salvar de ser un psicópata que no siente empatía por los que sienten dolor), vive una existencia cuasi-monacal o incluso emparentada con un samurái, tipo lacónico, inexpresivo, vive de partidas de póker (con monólogos en off sobre estrategias que son claras metáforas de vida; el póker como alegoría de lo fatuo y superficial de ganar o perder, ejemplo claro el jugador ruso con camisa de la barras y estrellas gritando a cada mano ganada ‘U.S.A., U.S.A.!’), donde no quiere dar la nota ganando más de la cuenta y hacerse notar, pero los fantasmas del pasado se filtran no dejándole tranquilo (sobre todo con la aparición del joven Cirk, hijo de un compañero), ello expuesto ya desde ese modo espartano de envolver todos los muebles de la habitación de hotel o motel donde se aloja con tela blanca, impersonalizando la estancia y convirtiéndola quizás en algo cercano en una celda donde cual remedo de anacoreta pretende expiar sus pecados. Esto Scharader lo expone con un gran sentido epidérmico en el manejo de las secuencias visuales, como es ese modo pesadillesco de ver una dantesca prisión filmado con ojo de pez, hay un gran uso de los fuera de campo (ejemplo notorio es el salvaje clímax final), así como un gran sonido para infundir sensaciones cercano a lo hipnótico en algunos momentos (la onírica escena de la pareja de jugador y patrocinadora paseando una noche por un jardín botánico híper iluminado que desde el cielo parece algo irreal), gracias en gran parte del trabajo del DP Alexander Dynan (“Dog eat Dog”), que dan gran uso de la Dolly, ayudando a crear atmósfera la música de música de Giancarlo Vulcano y Robert Levon Been de Black Rebel Motorcycle Club, de proyección es cuasi lisérgicas cercanas al chill out.

Todo ello con el trasfondo de las muy publicitadas torturas de soldados americanos a presos en la prisión afgana de Abu Ghraib, esto expresado también por el diario que nos habla del programa de vejaciones USA en la Guerra). Esto proyectado con intensidad por un fascinante protagonista como es el guatemalteco Oscar Isaac que desborda carisma y fuerte personalidad como el nómada William Tell (guiño al héroe helvético?), dejando entrever las grietas de su alma herida a cada paso, sensacional. Junto a él una desubicada Tiffany Haddish (no me creo su romance), un blandito Tye Sheridan (con el que Will mantiene una forzada relación) y un desaprovechado Willem Dafoe (arghhh!), y es que no todo es redondo en este film. Como que en su parte central el brío decae estirándose demasiado la trama, súmese un romance un tanto forzado. Aunque en su parte final vuelve un buen impulso que te hace engancharte de nuevo.
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TOM REGAN
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4
22 de junio de 2019
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
103/13(19/06/19) Intrascendente nadería hecha a mayor gloria de Errol Flynn, queriendo emular sus pretéritos clásicos de aventuras, pero notándose su decadencia física producida por las adicciones (drogas y alcohol), y eso que solo tenía 43 años. También tiene presencia y reclamo comercial la gran Maureen O’Hara y el electrizante Anthony Quinn. Insustancial film de piratas que parece hecho con desgana, con un guión y desarrollo muy pobre, donde las situaciones avanzan por imperativo de libreto, donde los diálogos y sucesos resultan un atropello a la razón, con unos personajes acartonados. Dirige el inane George Sherman con un guión de Joseph Hoffman (“El capitán pirata”), bajo una historia de Aeneas MacKenzie (“Los 10 Mandamientos”), donde lo mejor es que su corta duración (80 minutos) hace que el aburrimiento apenas haga acto de presencia, esto adornado por un sentido del humor apolillado, donde las escenas de acción resultan sin atractivo alguno, provocándote añoranza de los clásicos del género piratil, un producto infantil, donde encima proliferan los vicios de la peor pedagogía del cine, como son el machismo y el racismo. Esto enmarcado en una puesta en escena que va de lo naif a lo kitsch.

Brian Hawke (Errol Flynn), un oficial de la Marina que está recibiendo algunos azotes cuando nos reunimos con él para darle autenticidad a la afirmación de que ha sido expulsado de la Armada. Para hacer una banda de piratas pretende infiltrarse. Existe este tipo de hermandad de piratas que se refugian en una isla custodiada por flancos de cañones posicionados estratégicamente cuando no están saqueando la alta mar, y es trabajo de Hawkes desarmar los cañones para que los barcos de la Armada Británica puedan navegar hacia el puerto. A pesar de las marcas en la espalda, el ganso de Hawke se ve cocinado gracias a las sospechas del malvado pirata Capitán Roc Brasiliano (Anthony Quinn), pirata Spitfire Stevens (O'Hara).

Todo resulta tan endeble que analizarlo es darle entidad por encima de lo que se merece, donde todos los manidos clichés se dan cita de modo ingenuo en una cinta rancia. Y es que su rezumante machismo es propio de casposos incurables, pues se supone que una mujer capitán pirata, Spitfire Stevens, puede ser algo de loar como ejemplo de empoderamiento femenino, pero el modo de delinear el personaje resulta ridículo, no te crees que esa mujer imponga respeto alguno, ya desde la primera escena que sin venir a cuento le da un morreo a un prisionero (Bryan Hawke encarnado por Errol Flynn), donde luego vemos que sus inquietudes son propias de quinceañeras superficiales, o sea ponerse vestidos pomposos, colocarse lunares e insinuarse cada dos por tres al mencionado personaje. Pero el colmo de la desfachatez es el personaje de la Princesa Patma (Alice Kelley), ataviada cual idealización de Sabrina (la bruja), aquí se combinan el racismo de que una mujer que debería tener apariencia de Medio oriente es blanca como la leche, pero la vergüenza ajena viene con su carácter idiotesco, una idiota que en medio de un barco ardiendo le da un beso un desconocido y queda prendada y extasiada, y luego no para de pedirle besos al susodicho. Por cierto, el mismo que el de la capitana, que no puede ser otro que Errol Flynn, con un rol en el que todas las mujeres bellas caen rendidas cual rayo a sus pies. Para sentido del humor fresco (ataque de cinismo) queda Molvina MacGregor (Mildred Natwick), la asistenta de la princesa, que cuando oye que van a vender a varias mujeres, y a ella no, protesta por no poder ser adjudicada (eso se llama humor inteligente y sin machismo alguno, puaj).

La puesta en escena es propia de una máquina de hacer churros sin entidad propia alguna, casi todo rodado en interiores con decorados al fondo que cantan la traviata, la filmación se realizó en un escenario en los Universal Studios en Los Ángeles con algunas imágenes de la ubicación en Palos Verdes (California-USA). Con peleas a espadas insulsas, donde por supuesto (por mor del nefasto Código Hays) no hay sangre tras estocadas, con soluciones de continuidad estúpidas (spoiler). Con unos atuendos que parecen sacados de una tienda de disfraces, ejemplo los coloridos de Maureen O’Hara, adornados con esas infinitas botas altas, donde el realismo ni está ni se le espera, todo cuasi-caricaturesco.

Errol Flynn hace de Errol Flynn, sin dilemas morales, sin dudas, invencible, soportando al principio una tunda de latigazos como el que toma té, tiene carisma, peor este al igual que su físico se veían arrugados. Interesantes anécdota sobre esta película es que el director George Sherman intentó prohibir el alcohol en el set, y para saltarse esto, Flynn hundiría naranjas en alcohol y las comería en el set. Flynn ejerció un grado de autoridad en el set, los cambios en su contrato significaron que tenía derecho a un porcentaje de las ganancias de la película y ordenó que los días de filmación terminaran a las 4:00 pm, momento en que se emborracharía. Fue su última película en Hollywood, haría tres más antes de su muerte en 1960, pero en Europa; Maureen O’Hara ofrece otro día más en la oficina, luciendo esplendor de belleza, pero con rol penoso; Anthony Quinn es el único que parece tomarse en serio la película, haciendo un correcto villano, pero lastrado por todo alrededor conspirando para hacer un bodrio.
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TOM REGAN
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5
2 de enero de 2018
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
298/18(26/12/17) Cinta popular por ser una de las precursoras del slasher, pero al que el tiempo la ha envejecido dejándola en rancia, sin fuerza, sin poder de provocar tensión, con situaciones chirriantes que se amontonan en un tsunami de lagunas argumentales. Film canadiense de terror dirigido por Bob Clark y escrita por A. Roy Moore, inspirado por una serie de asesinatos que tuvieron lugar en la sección Westmount de Montreal (Quebec), y la leyenda urbana " The Babysitter and the Man Upstairs", tras la participación del director Clark, se realizaron numerosas modificaciones, los productores Harvey Sherman y Richard Schouten hicieron que Timothy Bond reescribiera el guión para darle un ambiente universitario. Clark, quien había sentido que el guión original era demasiado directo, hizo varias alteraciones en el diálogo, también incorporó elementos humorísticos, especialmente la embriaguez del personaje de Barb, y la señora Mac, que Clark basó en su tía. Fue un tremendo éxito taquillero, con un presupuesto estimado de $ 620,000, fue comprada por Warner Bros, quien distribuyó la película en Norteamérica, estrenándola en las vacaciones de Navidad, proyectándose en los cines de los Estados Unidos hasta fines de 1975, e internacionalmente recaudaría más de USD $ 4 millones. No solo iba contra la corriente en términos del espíritu navideño, también desafiaba muchas convenciones religiosas, con su lenguaje, humor negro, violencia y una postura amoral que hacía alarde de la sexualidad (sobre todo femenina), donde se habla abiertamente de aborto, paradójicamente en unas fechas que se celebra un Nacimiento. Film que posee algunos recursos llamativos y copiados, pero en su conjunto orgánico naufraga más que el Titanic. Estos elementos son por ejemplo su inicio en subjetivo siguiendo al asesino como se introduce en una residencia (esto copiado por la posterior “Halloween” de John Carpenter, aunque está más moderna lo mejora en mucho), el elemento del teléfono como transmisión sonbora invisible del temor (“Scream” bebió de ello) el elemento de la “Final Girl”, o que deja un final abierto sin saber quién es el asesino. Le encuentro más similitudes con el “giallo” que con el slasher, y es que este subgénero de horror italiano, el giallo se diferencia del thriller policiaco tradicional por su tendencia a abusar de clichés psicoanalíticos y por dar mucha más importancia a lo puramente formal que a la coherencia de la trama, que en ocasiones parece una mera excusa para dar consistencia a la parte visual. Otra característica diferencial del género es una tendencia a recrearse en la violencia explícita rayana en lo morboso, que, sin embargo, suele ser tratada de un modo deliberadamente irreal y estilizado. Así, mientras que el thriller centra su atención en la búsqueda e identificación del asesino, el giallo (amarillo) lo hace en el crimen en sí, que es presentado en largas secuencias culminadas en una explosión de violencia fuertemente idealizada y coreografiada, lo que se puede identificar con el estilo de esta película, de hecho hay un guiño al considerado germen del susodicho giallo, el film ópera prima de Dario Argento “El pájaro con las plumas de cristal” (1970), ello se produce cuando el villano utiliza una figura de cristal como arma asesina. Para denotar lo enmohecida y apolillada que está la cinta solo hay que compararla con otra coetánea de terror estrenada ese mismo 1974, me refiero “La matanza de Texas”, y es que la de Bob Clark parece filmada por un grupo monjas ursulinas confrontándola con la de Tobe Hooper.

El epicentro del film es una residencia universitaria de chicas durante las vísperas de navidad, donde a escondidas un desconocido que solo conoceremos fugazmente a través de sus ojos, y que a escondidas se cuela al principio en el ático de la casa, y desde allí hará llamadas obscenas a la misma residencia, sembrando el horror y el desconcierto entre las féminas, esto irá en aumento cuando vayan desapareciendo, mientras él psicópata las irá “coleccionando” en la buhardilla cual adorno navideño.

La puesta en escena es lo mejor de la película (muy por encima de su guión), con estimable dirección artística de Karen Bromley (“Asalto al poder”), filmando en Toronto; casa para recrear la residencia fue descubierta por Clark mientras buscaba lugares, y sus dueños acordaron arrendar la casa para la producción, se completó el rodaje en el campus Universidad de Toronto. Reseñable (por ser bueno) la labor de la cámara manejada por Reginald H. Morris (“Superman” o “Historias de Navidad”), actuando en POV, situándose como los ojos del asesino, nunca veremos quién es, pero su presencia en primera persona será dosificada para no saturar con su presencia ominosa, ello reforzado por el trabajo de iluminación, donde en la única escena en que se podría haber visto envolverlo en la oscuridad, y además este elemento fomenta la sensación de tensión latente en la residencia. Además la edición de Stan Cole (“Asesinato por decreto” o “Historias de Navidad”), sirve como recurso para de vez en cuando recordarnos con salpicadas imágenes de terror (la mujer asfixiada en la mecedora frente a la ventana [sutil guiño a “Psycho”, o la mencionada cámara en subjetivo. El compositor Carl Zittrer (“Hechizo de luna” o “New Jack City”), con misteriosa música, creada con peines y cuchillos a las cuerdas del piano para deformar el sonido de las teclas, distorsionando el sonido al grabarlo en cinta de audio y hacerlo más lento. El audio de las molestas llamadas telefónicas realizado por múltiples actores, entre ellos el actor Nick Mancuso y el director Bob Clark.
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TOM REGAN
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5
9 de mayo de 2013
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
91/06(08/05/13) Thriller de acción con claro aroma ochentero con todas las taras y excesos que esto conlleva, es un film que vi en su estreno y guardaba un buen recuerdo de ella, era un adolescente, vista hoy me queda claro como los gustos evolucionan. Es un film que aprovecha el tirón taquillero que tenían dos estrellas emergentes del cien, una Kim Basinger afamada gracias al preciosista videoclip alargado ‘9 semanas y media’ y Richard Gere aún con el aura romántica de ‘Oficial y Caballero’, a esto le sumamos un relato de venganza violenta en un hermoso escenario como es Nueva Orleans y sus pantanos, el éxito se presupone, pues lo que queda al final es un desfile infinito de lugares comunes manidos hasta el hastío. Un duro policía de Chicago, Eddie Jillette (correcto Richard Gere) se traslada a Nueva Orleans a investigar por su cuenta el asesinato de su compañero, para ello secuestra a una testigo de los hechos, la bella Michel (preciosa Kim Basinger), ella es posesión del villano de la función, un poderoso y salvaje Losado (guiñolesco Losado), esto provocará la ira de este último. El guión es de Jim Carabatsos creador de ‘El sargento de Hierro’, inundado de diálogos machistas que quedan muy bien en la cinta de Eastwood por su carácter pero que aquí quedan rancios, cuando no se hunden en lo cursi, además la historia carece de cualquier atisbo de originalidad, la vendetta de un policía resultada de lo más ajada, nada en ella llama la atención, todo son clichés, estereotipos, situaciones forzadas, un villano de opereta, todo en ella es previsible desde el minuto uno, que va a morir el compañero de la estrella y que va a tener que vengarse del malo malísimo y que por el camino se va a liar con la hermosa rubia es de cajón en la tierra de los cajún. Todo resulta lineal sin sobresaltos, sin giros de trama, sin alma, encima su clímax final es un insulto a la inteligencia de principio a fin, analizar todo ese tramo sería de traca (spoiler), un tiroteo megalómano sin pies ni cabeza. Es un producto que ha envejecido muy mal, es como un compendio antropológico de los males que azotaron el cine de esta década. Por decir algo destacable, la sensualidad de una Kim Basinger en su momento álgido, derrocha ternura y sexualidad, un volcán, los secundarios George Dzunza, William Atherton y Bruce McGill, demuestran que ellos son los actores, Kim y Richard son stars, aunque poco pueden hacer con su guión, la puesta en escena resulta apreciable instaurando una atmósfera bastante decadente, imbuyéndonos del clima de Nueva Orleans, sus callejeos, sus clubs, sus viviendas coloniales, sus pantanos, esto se alcanza gracias al notable diseño de producción de Patrizia Von Brandenstein (‘Amadeus’ o ‘El Clan de los Irlandeses’), se le suma la música del maestro Alan Silvestri (´Forrest Gump’, ‘Naufrago’ o ‘Marvel Los Vengadores’) con una brillante composición, no hay mucho más en esta película que el tiempo ha arrugado en demasía. Le doy un cinco y no menos nota pues por lo menos no me he aburrido, se me ha hecho llevadera, eso sí he tenido que poner el piloto automático para no tener que pensar demasiado. Fuerza y honor!!!
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TOM REGAN
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Restrepo
Documental
Estados Unidos2010
6,3
1.894
Documental
7
9 de marzo de 2011
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
67/10(06/03/11) Crudo y desgarrador documental americano que retrata el día adía de una compañía de soldados de infantería en uno de los lugares más peligrosos de Afganistán, el valle de Korengal, en una base que lleva el nombre de uno de los miembros del pelotón, un carismático Juan Sebastian Restrepo, médico que murió tras un combate. Esta obra está realizada por el periodista estadounidense Sebastian Junger y el reportero gráfico británico Tim Herrington, estos se pasaron quince meses con esta compañía, conviviendo con ellos. Asistimos a la toma de la colina donde posteriormente van a construir la base donde se va a desarrollar la mayor parte del documental, la misión del escuadrón es combatir a los talibanes que también se incrustan entre la población local y a la vez ganarse la confianza de los lugareños, durante la poco más de hora y media que dura la cinta asistimos a varios tiroteos, vemos como pasan el tiempo libre estos muchachos, así como notamos sus miedos y esperanzas, su humor, su soledad y sobre todo su compañerismo, esto intercalado con testimonios que los directores sacaron a los infantes en Vicenza (Italia), estas entrevistas son esclarecedoras de los sentimientos de los infantes, te conmueven sus rostros, son personas puestas en situaciones extremas que parecen solamente luchar por el compañero que tienen al lado, nada de patriotismo, solo aguantar y amistad. En su último tramo se produce la Operación Avalancha Rock, en la que el pelotón realiza una incursión por el valle, durante la operación se producen varias bajas civiles en un poblado, así como la muerte de un sargento, que los soldados sufren de forma angustiosa, viniéndose abajo algunos de ellos. Las imágenes pretenden ser una bajada a los infiernos de una guerra, sin posicionarse sin tomar partido, pero a mí me llega a medias me hurtan la mitad de la realidad, vemos varios tiroteos pero no vemos a quien disparan, no vemos muertos entre los muyahidines, parece que disparen a la nada, la guerra son dos bandos y aquí da la sensación que combatan contra fantasmas esto le resta vigor al documental. El resultado final es un trabajo que emociona por momentos, empatizas con los militares, notas su desorientación al tratar con los lugareños, pero no te involucra, a mi ha decepcionado el hurto de del otro lado de la moneda. Recomendable a los que gusten de buenas fotografías del horror de la Guerra y que no toma partido, aunque con el defecto mencionado. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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