1. Sigue siendo un homenaje al cine de su género.

2. Es incluso un homenaje a las segundas partes.

3. La secuela sigue siendo una peli cojonuda

4. La escena del coche de policía es impresionante.

5. ¡Vamos a por la tercera!

1. Es un claro homenaje al cine de su género.

2. Logró, además, rescatarlo y relanzarlo.

3. Creó un personaje para la historia, Ghostface, al lado de los míticos Freddy Krueguer, Jason o Michael Myers.

4. Es una pasada de película.

5. Dió pie a una saga cojonuda.

Hipótesis A: Sabe lo que está pasando y solo se preocupa por su amigo.

Conclusión: Es un nazi asqueroso (valga la redundancia) egoísta que se preocupa de su amigo dado que únicamente le importa lo que a él le concierte. Apoya el genocidio, bien activamente bien con su pasotismo.

Hipótesis B: No sabe lo que está pasando.

Conclusión 1: Es un nazi asqueroso (valga la redundancia) al que le falta un hervor.

Conclusión 2: Es ciego porque no quiere ver. Es el egoísta que tapa los ojos a cualquier cosa que perturbe su acomodada vida. No le importa lo más mínimo lo que pase a su alrededor.

Conclusión 3: Entonces ¿por qué coño se preocupa por su amigo?

Dos tipos problemáticos y algo limitados pero muy muy duros y bien bien guapos se disputan el amor de la chica en esta interesante historia de mafiosos, muertes, perros y dinero sucio.

El mayor acierto de esta película está en la ubicación de la trama. Michael R. Roskam se dio cuenta de que si todo este trapicheo se hiciese, por ejemplo, en el bar de debajo de mi casa, que te da pincho, café y vasito de zumo por solo 2€ hasta las 12 de la mañana, el suspense y el dramatismo decaería un poco. El bar lo pondremos en Brooklyn, se dijo, el camarero será Tom Hardy y sentado en la mesa estará Tony Soprano. Claro, la mitad de la película ya estaba hecha.

Un par de amigos se atreven a salir de Estados Unidos para visitar la vieja Europa con macabros resultados, fin.

Los americanos y su sutileza, en el telediario de las 22:00 salía Bush alentando a no salir del país, a viajar y disfrutar del hermoso EE.UU y luego, por si no había calado bien, ¡el peliculón de la noche!: Jóstel.