Nos encontramos con uno de los panfletos americanos más escandalosos de los últimos años. Kathryn Bigelow puede ser calificada como una directora extremadamente sobrevalorada, oscarizada en un año 2010 que competía contra medianías como Avatar y Inglorious Basterds, cuya única obra decente fue K-19 The Widowmaker, la última película en que pudimos ver a un buen Harrison Ford.

Pero es la esposa de James Cameron, una de las personas con más poder en la industria.

Recibe una mañana un encargo de CIA. Fortalecer la administración Obama en la versión oficial de los hechos sobre la caza de Bin Landen, que hace aguas por todas partes. Para el que no lo recuerde, un comando heroíco viola el espacio aéreo de Pakistán en dos helicópteros, estrella uno al lado de la fortaleza-casa, asesina al archienemigo y días después tiran en cadáver al mar. La poderosa maquinaria militar de Pakistán ni se entera del ataque y no queda prueba alguna de la muerte de Bin Laden. Poco tiempo después, todos los integrantes del comando mueren de una forma y otra.

Con su estilo de fotografía quemada, cámara nerviosa en mano, que no perdura un fotograma ni cinco minutos en la memoria - en el ovido se perdió The Hurt Locker, sucesión repetitiva del día a día de un desactivador de bombas con problemas existenciales que a nadie le importaron - nos relata una investigación inverosímil poblada de mentiras cuyo mayor pecado es endulzar las torturas del ejército norteamericano, hasta la naúsea. El resultado es otra más donde los americanos son muy buenos y torturan - pero poco - y el resto del mundo es monte y culebras.

Queda para la historia que, toda una ganadora de Óscars, en una película mala, filmó la propaganda de la CIA al estilo de John Wayne y Silvester Stallone.

No queda mucho más que decir. Ya está saliendo a la luz la verdad.

Imagínese que como a un superhéroe de la Marvel, le conceden el poder de seducción más absoluto. De repente todas las mujeres del mundo a sus pies, no por guapo, no por fama, no por dinero, sino por ser simplemente un tipo muy interesante. Pero "un poder lleva una gran responsabilidad" por lo que no sólo disfruta de la compañía de bellas mujeres sino que está la obligación de ayudarlas, de hacerlas sentir bien, de realizarlas. Y esto choca frontalmente con la vida familiar del nuevo héroe. Bienvenidos a Californication.

Esta serie ha resultado ser la mayor de las sorpresas que ha dado la televisión en los últimos años junto con la divertidísima Bored to Death (genial Ted Danson). Uno puede cometer el comprensible error de dejarla siempre para después puesto que la protagoniza el afamado soseras agente especial Mulder de X-files, que tanto detesto. Agárrate al sillón porque el tío se marca un personaje que es lo opuesto al agente del FBI en el mejor de los sentidos: Hank Moody. Mi ídolo.

Si bien peca de exagerada y en el inicio de su primera temporada no se explica bien por qué Hank tiene tanto éxito, a medida que avanza el desarrollo del personaje, rebosa esa masculinidad, inteligencia, seguridad, empatía y sensibilidad que tanto atrae a las mujeres. Además habla como los ángeles con un uso de la jerga y el humor negro muy gamberro y locuaz a la vez que muy culto.
Y este ser tan dotado, es incapaz de negarse a hacer feliz a cada una de sus conquistas, lo que aleja de su verdadero deseo: volver con su ex mujer y musa, Karen, su hija adolescente y hacer una vida normal. Hank se mete en los líos más tremendos que uno se pueda imaginar y decepciona una y otra vez a su mujer. Pero como dijo Karen una vez "no se puede estar mucho tiempo enfadada con Hank". Y es verdad.

Esta serie es adulta, ya era hora. Se habla de temas tabú sin pelos en la lengua. El sexo, las drogas y el alcohol están presentes sin crítica alguna. Hay pederastia, sexo inseguro, peleas, palabrotas y toda clase de desviación sexual. Esto es muy refrescante. Estoy harto de la cultura de lo políticamente correcto y de las apariencias. Pero lo importante es que es una serie que habla de las cosas de la vida con valentía. Porque fundamentalmente ésta es una serie en la que se habla mucho y bien.

Los secundarios son excelentes, empezando por la bella Karen, la ex de Hank, Becca su hija adolescente y Charlie Runkle y su mujer Marcy, la pitufa gruñona. Unos más caricaturizados que otros, sobrepasan los límites tanto o más que Hank y si hay un pero que destaque sobre otros, es que a Hank se le perdona todo, lo cual no es nada real. Pero me da igual, yo muerdo el anzuelo.

Atentos cada vez que celebran una comida o cena. Se masca la tragicomedia.

En honor a mi nombre, huelga decir que verla doblada es perder la esencia de su locuaz verborrea, motherfuckerrrrr!

Hank tiene innumerales citas fabulosas como la del título de la crítica. Pongo algunas para que los que no la han visto, no pierdan más el tiempo con otras series y se animen a verla ya. No las traduzco porque se pierde mucho. Es lo malo de la jerga, es intraducible. La de cosas buenas que nos debemos estar perdiendo por no saber los idiomas.

- Now you're giving me that look, right now, look like I fingerbanged your cat.
- I disgust myself but I am not unhappy about that.
- Wine is fine but whisky's quicker.
- Rehab is for Quitters.
- Don't tell me what to feel. All my fuckin' life people have been telling me I do things wrong, I'm always the fucking asshole, and I look around and I see everyone else is infinitely more fucked- up than I am.
- Never really all that interested, but I find myself telling her how beautiful she is anyway. 'cause it's true - all women are, in one way or another. You know, there's always something about every damn one of you. There's a smile, a curve, a secret. You ladies really are the most amazing creatures. My life's work. But then there's the morning after. The hangover, and the realization that I'm not quite as available as I thought I was the night before. And then she's gone. And I'm haunted by yet another road not taken.

Y que me perdone Hank por escribir tan mal!!!

Soy un fan de Spiderman aunque ya peino canas. De pequeño coleccionaba todos los cómics de este desdichado súper héroe, que ocasionalmente obtenía algún triunfo. Quizás por eso me parecía el más humano de todos.

Llevo al cine a mis sobrinos, que también lo adoran, con cierto escepticismo ya que poco a poco me he ido desconectando del universo cinematográfico de la Marvel porque me aburre cada vez más por la baja calidad de sus películas, que cada vez me cuesta más diferenciar unas de otras.

Nos encontramos con algo inaudito. Queremos ver a Spiderman dar saltos y tirar telarañas pero en un 80% del metraje no ve absolutamente nada de la acción, que se desarrolla de noche y está tan pésimamente rodada que uno no puede ni intuir lo que pasa. Achaqué esta falta de luz a la sala de cine pero ya en casa, en una versión en alta definición tampoco se ve un pimiento.

Así que no se puede puntuar bien lo que casi no se ve. No comprendo cómo producción dejó sacar esto al mercado.

Me gustaron Tom Holland y Michael Keaton, aunque prefiero Peter Parker más mayor y Keaton nunca parece el Buitre, archienemigo eterno del hombre araña.

Y para terminar no sé qué pintan aquí el sobreactuado Iron-man o Marisa Tomei, que sigue estando muy atractiva y ojalá fuera ella el hombre araña.

Recorrido medio camino de la primera temporada, se ve que The Newsroom es una serie concebida como adulta, compleja y con una misión loable, aunque pedante en exceso y estropeada por subtramas lamentables que no apuntan a otra dirección que ha engordar el capítulo hacia los 50 minutos del formato.

Comenzando por los pros, que The Newsroom tenga ideología es precisamente lo que me la hace interesante. Es arriesgado y de ahí nace que Will McAvoy (Jeff Daniels), jefe de informativos, sea presentado como un republicano asqueado de la derecha más rancia. Eso le da cierta sintonía con el público conservador, ya que no toda la derecha es un nido de serpientes egoístas. Y la ideología no podría ser otra que la de centro-izquierda norteamericana (que viene a ser como el centro-derecha europeo), porque si fuera pura derecha se convertiría en un planfleto fascista, de sobra conocido por la audiencia y sin ningún interés comercial.

De hecho, un informativo en búsqueda de la "verdad" siempre será tachado de ideológico. Unas veces de un lado de la bancada y otras del otro. Lo loable de The Newsroom es la búsqueda de convertirse en un informativo utópico donde brille la información real y la justicia, luchando contra la multitud de enemigos responsables de la manipulación y la ocultación de información, es decir, de los sucesivos poderes, gobiernos y oposiciones de la mayoría de países del mundo.

El ataque de McAvoy y su equipo contra la manipulación política es excelente. El poder trata a la población como cree que es, analfabeta (y no se equivoca). A menudo se cocinan calumnias sin importar el disparate en que están basadas, como cuando se fabricó el argumento de que si Irak tenía armas de destrucción masiva, era obligación invadir el país (es decir, se puede invadir cualquier país que las posea como EEUU, Francia, Rusia o China), y luego encima, como no las tenían, hacer parecer que sí. O más recientemente, animar a los aliados a apoyar un bombardeo a Siria porque el gobierno "parece" que asesinó a 1.000 personas con armas químicas, despreciando a las 100 mil personas ya asesinadas mediante bombas, balas y fuego infernal.

Bajo esta interesante premisa, uno se queda de apesumbrado por los enormes fallos que nos acompañan en cada capítulo y que a veces hacen la serie insufrible. Comenzando por el exceso de diálogo: Los personajes están obligados a vomitar diálogo. Es poco menos que imposible que dos personas puedan dialogar a gran velocidad, sin decir gilipolleces. Lo peor de todo, es que todos los diálogos pecan de "intelectuales" e "inteligentes", sin descanso, lo que hace parecer a los personajes como un atajo de nerds, pedantes, pagados de sí mismos y, lo peor, todos muy parecidos.

Añadan a este infierno de blablabla, de gran dificultad interpretativa, a actores de tercera como Sam Waterson, patético casi siempre, John Gallagher Jr, el nerd de la clase al que matarías a collejas, la insulsa y cursi Alison Pill y la, y aquí me ensaño, cursi-pedante-ñona-anti-sexy-insoportable Emily Moritmer, estúpida y discursiva hasta el extremo. Su exposición de que ellos son los nuevos Don Quijotes hace vomitar a las cabras.

¡Esperen! Como dicho al principio, para que cada episodio alcance los 50 minutos, ahondan en la vida privada de los periodistas, lo que es lo natural en una serie, porque da cuerpo y sentido a la psicología de cada personaje, pero a Sorkin no se le ocurre otra cosa que meter con calzador, relaciones sentimentales entre ellos mismos, de una forma pueril y totalmente increíble (es habitual que los personajes discutan enfrente de una sala repleta de gente sus, problemas más íntimos. Justo lo contrario que ocurre en las compañías, donde uno no se entera ni de la misa la media). Sr. Sorkin, veáse la espectacular Mad Men entera para entender como funciona el sexo en una oficina.

Si uno puede aguantar que los personajes se crean premios Nobel, ser hábil en quitar el sonido en los tramos de las relaciones sentimentales y cuando habla Sam Waterson, y acepta que acontecimientos informativos de gran impacto, ayuden a arreglar los conflictos personales de los periodistas, se deja ver.

Yo le cortaba el 50% de cada capítulo, dejando sólo la parte informativa y los politiqueos internos de la cadena de televisión. No me interesa nada de la vida sentimental de gente tan poco atractiva en este terreno como los personajes de esta serie.

Con una dirección convencional (se podría decir que casi amateur por parte de Jodie Foster) y un guión flojísimo e irreal, donde los buenos son los pobres y los malos los ricos, destaca la horrenda sobreactuación de George Clooney, que da naúseas. Resulta extraño como este actorzuelo a veces hace interpretaciones sólidas y otras está tan pagado de sí mismo que pierde toda su contención dramática.

Lamentablemente este es el segundo caso.

Si yo fuera usted, me pongo un maratón de Sálvame antes de tragarme esta cosa.