Sin poner en duda los esfuerzos de producción y de guión que tiene esta propuesta, que los hay, la serie no pasaría el corte en 2023. Muchos son los aspectos que hoy se considerarían políticamente incorrectos o, directamente, homófobos, machistas, racistas, clasistas...

Parece un trabajo cinematográfico destinado a contribuir a la catarsis colectiva tras el 11-S (la serie empezó a emitirse tres años después), pero aún así, hay referencias que la sociedad occidental (incluso la estadounidense) ya ha superado hace tiempo.

Siete temporadas pueden ser muchas para un producto que, a mi modo de ver, roza la mediocridad.

Una imagen poética sobre la memoria, sobre aquellos hechos que más han marcado al personaje principal, que en el fondo, es el más borroso queda de todos. Para mí, esta película inicia un viaje (a través de múltiples viajes, a través del tiempo, del espacio, de la memoria, de la realidad a la ficción...) que repasa todas las conquistas, amoríos y pasiones del señor Chow.

Todo ello, en un ambiente intimista, casi opresivo y obsesivo, que lleva a la repetición de ideas y secuencias... vueltas y vueltas en una elipse que nos lleva siempre al punto de partida. Como detalle, cabe señalar que la mayoría de escenas se producen en interior, y los únicos planos exteriores se limitan a la azotea de un hotel y a algunos tramos de calle que, en fin, más bien son callejones sin salida.

Me gustó la película como ejercicio poético. En este caso, creo que lo anecdótico es el argumento.

Decir que nuestra humanidad se sumerge en un torbellino de sinsentidos quizás se queda corto para describir està serie. Weeki Sacher suena a chiste hasta que ves que hay sirenos y sirenas que se toman eso en serio.

No creo que esta especie de ¿"documental" ? (telerrealidad, en todo caso) vaya a llegar mucho más allá, pero abre una nueva vía al frikismo que ya hemos visto con movimientos como el Cosplay o similares.

Pronto aún para decir que la serie refleja una moda pasajera (aunque intente justificar su existencia desde mediados del siglo XX, sin demasiado poder de convicción).

Me quedo con que determinadas decisiones personales relativas a su propia trayectoria vital hayan optado por este tipo de travestismo profesional que se inspira que en un personaje fantástico creado siglos atrás y que nada tiene de real.

Ojalá algún día nos demos cuenta de que seguimos haciendo el ridículo como especie animal.